Animales que cuentan su vida ante las cámaras

(C) Cenpat - Conicet Buenos Aires - Conicet Santa Fe - El Litoral

Científicos del Centro Nacional Patagónico (Cenpat), ubicado en Puerto Madryn (Chubut) y dependiente del Conicet, estudian el comportamiento de especies marinas gracias a diminutos instrumentos tecnológicos. En video, siguieron un ave hasta el fondo del mar.

Por primera vez, los investigadores captaron en video la zambullida de un ave buceadora e hicieron pública la filmación lograda a través de una cámara montada en el lomo de un cormorán imperial, una especie patagónica. Las imágenes (www.youtube.com/watch?v=jZ4QAWKgBu4) registran una serie de buceos a 50 m de profundidad. En 40 segundos, el animal alcanza el fondo marino, donde permanece poco más de un minuto en busca de peces, para luego retornar a la superficie en otros 40 segundos. El video se obtuvo en Punta León (Chubut), donde anidan miles de parejas de esa especie. El Dr. Flavio Quintana es el investigador del Conicet que dirige el grupo de científicos responsable de estas imágenes, abocados a una línea de trabajo que usa alta tecnología aplicada al estudio del comportamiento animal. Colocan instrumentos pequeños en predadores marinos para poder estudiarlos cuando están fuera de su alcance. Los científicos investigan en aves marinas buceadoras, en elefantes y lobos marinos. “Los aparatos se dejan colocados durante meses, mientras el individuo está en el agua, y luego se los busca cuando vuelve a la costa. En casos como el del cormorán, son pocas horas, durante un viaje de alimentación”, explica el especialista. La recuperación de los instrumentos es casi del 100%, aunque a veces se pierden porque se caen durante el vuelo, o no se localiza al animal debido a que muere en el agua o retorna a una playa inaccesible.

Ver más allá

Los científicos también utilizan GPS en miniatura, que localiza la posición del animal de manera continua. Hay registradores electrónicos de comportamiento que miden diferentes variables como condiciones de luz y temperatura del agua, profundidad a la que se encuentra el animal, cada uno de los movimientos que realiza con cualquier parte de su cuerpo, y el tipo y cantidad de alimento que consume, a partir de la medida de apertura del pico o la boca. El registro de la aceleración del cuerpo permite estimar, además, cuánta energía implica el desarrollo de cada una de las acciones. Estos sensores registran hasta 32 datos p/seg y se conocen como “diario íntimo”. “Si un pingüino gira la cabeza a 70 m de profundidad, por ejemplo, nosotros sabemos en qué dirección y a cuántos grados lo hizo. La información es tan precisa que la volcamos a un software y construimos una realidad virtual”, relata Quintana. Para el investigador, como todas estas especies se reproducen en tierra -que es cuando se las estudia de manera directa- pero se van al mar a comer, se los pierde de vista y es imposible seguirlos. “Un elefante marino pasa ocho meses en el agua y puede bucear hasta 1.200 m de profundidad, en zonas donde no hay luz”, señala, y continúa: “Con estos instrumentos podemos entender qué están haciendo, de qué manera y por qué motivo. El estudio del esfuerzo que estos animales hacen para sobrevivir en el mar nos ofrece una alerta temprana ante cualquier cambio en el ambiente generado por la Naturaleza o por el ser humano”, concluye.

* Por Mercedes Benialgo (Prensa - Dirección de Comunicación Conicet- Bs. As.) . Adaptó: Lic Enrique A. Rabe (ÁCS Conicet Santa Fe).

Animales que cuentan su vida ante las cámaras

Los científicos investigan en aves marinas buceadoras, en elefantes y en lobos marinos, en la zona de Puerto Madryn.

Foto: Archivo El Litoral