Señal de ajuste

Humedecidos

Humedecidos

La apertura del Aquadance fue reservada a una exhibición de “Stravaganza”, el exitoso espectáculo semiacuático de Flavio Mendoza. Foto: Gentileza Ideas del Sur

 

Roberto Maurer

La cadena del odio, el desencanto y la envidia ha esperado el ocaso de “ShowMatch” durante años, con la perseverancia del perro que aguarda a que le tiren un hueso. Últimamente se han estado oyendo algunos hurras, ya que el “Bailando 2012” no llega a los treinta puntos de rating y debe consolarse con ser el escolta de “Graduados”; pero quienes se apuran a festejar el desmoronamiento olvidan que hubo otras temporadas, como la pasada en el 9, en que “ShowMatch” se mantuvo entre los 20 y los 30 puntos.

En ese marco de hostilidad, Tinelli continúa probando y acaba de anunciar para el próximo año un “Nadando por un sueño”, aproximándose a los deportes olímpicos. Por ahora, ha iniciado el Aquadance que, con sus diez mil litros de agua, tal vez sea una carta ganadora, y lo fue en cierta medida, ya que en su primera noche alcanzó los 30, aunque en el promedio volvió a perder con “Graduados”. Al día siguiente, la medición de “ShowMatch” ya había descendido respecto del día del debut.

AL AGUA

Como se sabe, la apertura fue reservada a una exhibición de “Stravaganza”, el exitoso espectáculo semiacuático de Flavio Mendoza, con la participación de un atleta de anillas y una embarazada de seis meses. Seguidamente, la competencia comenzó con Florencia Peña y su pareja Nicolás Scillama, que se mojaron con una versión de “My immortal”, de Evanescence. La reacción de todos los jurados fue muy calurosa y la pareja fue premiada con el puntaje máximo. Puede pensarse que una devolución tan entusiasta de los árbitros resultó exagerada en función de lo que se había visto, salvo que el televidente que no haya coincidido con el jurado necesite ser operado de cataratas.

Florencia Peña, además, nunca resultó tan parecida a una rana, y en su plática previa con Tinelli planteó las dificultades de trabajar en el agua, ya que, a pesar de todo, no es una rana. “Es un quilombo”, reconoció antes de ofrecer el número, en el cual su compañero la tiraba al agua como si fuera un juguete inflable. Casi rebotaba.

ALGUNAS QUEJAS

El Acquadance ha crecido y cuenta con una cascada, aguas danzantes y cuatro piletas o, más bien, bañaderas de acrílico en forma de tazones, donde los participantes chapotean a veces con algún infantilismo. Ignoramos si este formato contribuirá a elevar las medidas de audiencia. Puede dudarse, porque es un espec- táculo más bien “artístico”, tal vez sensual, pero no procaz u obsceno como otras variantes del “Bailando” -¿hace falta citar al caño?- que son las realmente apreciadas por las masas y constituyen la marca de Tinelli. Ya se escucharon quejas del club de los babosos y babosas: los diez mil litros de agua impiden una visión clara de los cuerpos desnudos.

Además, en la segunda noche se produjo una decepción cuando en reemplazo de Liz Solari surgió la siempre apetecida aunque chillona Cinthia Fernández: algo le pasó, parecía una persona que se ha encogido.

BAILANDO CON EL JURADO

En un país donde la justicia es habitualmente manipulada por el poder, no habría que escandalizarse si, como observó Antonio Gasalla en relación con los recientes cambios en el jurado, en el “Bailando” las decisiones las toma una sola persona, Tinelli.

Como nunca antes, en el jurado han aumentado las ausencias y los reemplazos, provocando roces. Por ejemplo, el titular Aníbal Pachano se enojó con la suplente Escudero, infamándola, y en ausencia de la subrogante, su defensa fue asumida por Polino.

En una entrevista, Gasalla fue sabio: “Si conviene, sucede, dice Ravi Shankar. En ‘ShowMatch’, sucede si conviene”.