El viaje final
El Endeavour ya es pieza de museo
Después de casi 20 años de vuelos orbitales, el transbordador llegó a Los Angeles para ser incorporado al museo de ciencias de la ciudad. Su nombre está asociado a la historia grande de la era espacial.
Sobre un Boeing 747, el Endeavour sobrevuela el estadio Coliseo de Los Angeles, durante el paseo aéreo previo a su jubilación.
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Fernando Mexía
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El transbordador Endeavour realizó ayer su último vuelo y aterrizó en Los Ángeles para convertirse en una pieza de museo después de casi 20 años de viajes orbitales que marcaron una era en la exploración espacial estadounidense.
La nave tomó tierra en la zona de cargo del aeropuerto internacional de Los Ángeles a lomos de un Boeing 747 tras realizar un tour de exhibición de más de cinco horas por lugares icónicos de California como el puente Golden Gate de San Francisco, Malibú, Santa Mónica y las colinas de Hollywood.
Autoridades de la Nasa, políticos locales y responsables del museo de ciencias de Los Angeles, destino final del aparato más joven de la flota de cinco transbordadores espaciales, recibieron a la aeronave frente a un hangar de United Airlines con una banda de música, alfombra roja y banderolas festivas.
Unos honores propios de una celebridad a la que también dio la bienvenida la actriz de la serie de televisión “Star Trek”, Nichelle Nichols, que colabora con la Nasa en programas de reclutamiento.
“Es triste saber que ya no volará más”, dijo a EFE Michael J. Curie, especialista de Public Affairs de la Nasa, que confía en que el vehículo espacial sirva ahora de “inspiración” para una “nueva generación de exploradores”.
El Endeavour se convertirá a partir del 30 de octubre en la joya de la corona del California Science Center donde según explicó William T. Harris, responsable de Desarrollo y Marketing de la institución, se está construyendo un centro aeroespacial para dar acomodo a la preciada nave.
El transbordador de 88 toneladas despegó por primera vez en 1992 y hasta que cesó sus operaciones en 2011 realizó en 25 misiones 4.671 órbitas alrededor del planeta en 299 días, en total 197.761.261 kilómetros, una distancia superior a la que separa la Tierra del Sol.
“Fueron las primeras naves espaciales reutilizables. Se lanzaban como un cohete y aterrizaban como una planeadora, después las limpiábamos y las poníamos en el aire de nuevo. Nada como eso se había hecho antes y pasará tiempo hasta que vuelva a repetirse”, dijo Curie que calificó el Endeavour de “máquina milagrosa”.
El astronauta Garret Reisman, que durante 13 años en la Nasa voló en los transbordadores Atlantis, Discovery y Endeavour, indicó a EFE que esos vehículos siguen siendo a día de hoy “los aparatos voladores más increíbles jamás creados por el ser humano”, una tecnología que, sin embargo, era demasiado cara de mantener.
Los transbordadores estadounidenses, de los cuales dos se perdieron en accidentes que costaron la vida a 14 astronautas, Challenger (1986) y el Columbia (2003), fueron vehículos esenciales para la construcción de la Estación Espacial Internacional (EEI), un proyecto de más de 100.000 millones de dólares en el cual participan dieciséis países.
El Endeavour atracó una vez en una estación espacial rusa Mir y 12 veces en la EEI.
Actualmente, la Nasa ha regresado a un sistema de viajes similar al del programa Apollo cuyos módulos tripulados tienen como máximo dos usos y cuenta con un mantenimiento más económico, aunque los objetivos siguen siendo ambiciosos.