Salidera frustrada

Comisario resistió un asalto y mató a dos delincuentes

Dos motociclistas desconocidos fueron abatidos por los disparos del policía en el barrio porteño de Caballito.

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Uno de los asaltantes cayó muerto en el lugar del hecho y otro a unos tres kilómetros de distancia donde fue abandonado por uno de sus cómplices.

Foto: Télam

 

Télam

Un comisario de la Policía Federal mató a balazos a dos delincuentes que, junto a dos cómplices, lo asaltaron en el barrio porteño de Caballito para robarle dinero que acababa de retirar de un banco, informaron fuentes policiales.

El hecho ocurrió alrededor de las 15.30 de ayer en José Bonifacio al 700, entre San José de Calasanz y Thompson, cuando ladrones armados interceptaron al jefe del Departamento Delitos contra las Personas de la PFA, comisario inspector Claudio Tapia.

Según los voceros, poco antes, Tapia había concurrido con su chofer a una sucursal del Banco Patagonia ubicada en San Juan y Muñiz, para retirar una suma de dinero que no fue precisada.

Cuando salió de la entidad, el comisario le pidió al chofer que lo llevara hasta su casa, por lo que bajó del vehículo y comenzó a caminar media cuadra hacia su domicilio.

En ese momento, el jefe policial, que iba de civil, fue interceptado por dos delincuentes armados que se movilizaban en una moto Honda 250 centímetros cúbicos, en tanto que otros dos les brindaban apoyo desde un Peugeot 206.

Según relataron las fuentes, dos de los ladrones comenzaron a golpear al comisario, especialmente a culatazos en la cabeza con un arma, y le sacaron el dinero que llevaba entre sus ropas, momento en que advirtieron que estaba armado.

Allí, el comisario inspector, ex jefe de la División Homicidios de la PFA, se identificó como policía y les dio la voz de alto a los asaltantes, pero uno de ellos lo atacó de varios balazos, aunque no logró herirlo.

Entonces, la víctima se defendió con su pistola reglamentaria 9 milímetros y se inició un tiroteo en medio de la calle que terminó cuando uno de los ladrones cayó muerto de un balazo en el pecho y otro resultó gravemente herido.

Ante esta situación, el baleado y un cómplice escaparon en la moto y otro ladrón en el auto por la calle Centenera, a una cuadra de allí.

Sin embargo, poco después, la moto fue encontrada abandonada en la esquina de José Bonifacio y Centenera, en la puerta de una escuela primaria, por lo que se cree que finalmente los tres se fugaron a bordo del Peugeot 206.

Mientras tanto, varios móviles policiales de la comisaría 12a. llegaron al lugar así como una ambulancia del Same, donde se asistió a Tapia por los golpes en la cabeza, que no revestían gravedad.

En forma paralela, los policías que trabajaban en el lugar fueron informados de que un vecino había hallado un cadáver a unas 30 cuadras de allí, en Portela y Echeandía, debajo de la autopista 25 de Mayo, en el barrio de Flores.

Otros móviles concurrieron hasta ese lugar y las fuentes confirmaron que el cuerpo pertenecía a un hombre de entre 25 y 30 años que tenía entre sus ropas fajos de dinero y que había sido uno de los ladrones que habían asaltado al comisario.

El cadáver estaba tendido sobre la vereda y de inmediato fue cubierto por una bolsa a la espera de la llegada de los peritos criminalísticos, que lo trasladaron a la morgue judicial.

En tanto, en el lugar donde se produjo el tiroteo, la Policía Federal realizó los primeros trabajos, como la preservación de las vainas servidas que quedaron esparcidas sobre la calle, pero luego el juzgado de instrucción interviniente ordenó que los peritajes los efectué Gendarmería Nacional.

Esta medida se adopta cuando un efectivo de la Policía Federal queda involucrado en un hecho, más allá de que haya actuado en legítima defensa, como habría ocurrido en este caso según los primeros informes.