“La danza es compleja para esta época”

TEXTOS. FLORENCIA ARRI. FOTO. LUIS CETRARO.

NUEVAS GENERACIONES. “Hay bailarines con condiciones, maestros que saben más, otros que saben menos. Hoy en día, lo difícil para esta generación es tomar carreras que llevan demasiado tiempo. Por una cuestión cultural y por lo que ha avanzado la tecnología, hoy los chicos de las nuevas generaciones piensan que todo se consigue con un botón y rápidamente. Así como bajan programas creen que una carrera puede realizarse del mismo modo. Hay que conversar mucho con ellos, sobre todo con quienes tienen inquietud de lograr carreras artísticas, porque hay que explicarles que esto necesita un tiempo de elaboración, de compromiso, muchas veces un sacrificio, paciencia, perseverancia. Todo lleva un tiempo de elaboración. Así como un chico se forma en la panza de su mamá en nueve meses un artista también necesita un tiempo para poder desarrollarse. Esta carrera también necesita tiempo, no se aprende a bailar rápido. Es un trabajo muy arduo, constante, que no se puede abandonar porque el cuerpo inmediatamente se resiente. Hay que hacerlo, si se puede, cotidianamente. La del bailarín es una carrera desde el primer momento. Lo que está sucediendo en esta parábola de querer todo fácil, es que optan por disciplinas de la danza que aparentemente le dan una salida de baile más fácil. Pueden ser ritmos latinos u otros que aparentemente se bailan más fácil. Esas disciplinas también necesitan una técnica, pero parece que en tres movimientos bailan. La danza clásica, la disciplina que nosotros hacemos, es compleja para esta época”.

MENOS ALUMNOS. “Si bien siempre hay gente sensible, la danza clásica está mermando. El alumnado merma por las exigencias que estoy contando. Eso se ve en general en todo el país, tanto en la Capital como en el interior. Lo agrava que la mayoría de los argumentos del ballet clásico tienen que ver con cuentos de otras infancias. Hoy el chico tiene otras historias, otras fantasías, pasan por otro lugar. Es muy difícil que elabore el rol de un príncipe, un rey en un castillo, argumentos del ballet clásico que en general pasan por esos lugares. Hay que trabajar mucho, referirse a esos cuentos que eran la fantasía natural de nuestra generación pero no son la del chico de hoy. Hoy son Barbie y Los Simpson, y en general dibujos y juegos bastante agresivos. El ballet no tiene nada que ver con eso, es la antítesis de esa agresividad. Se nutre de chicos que tienen una sensibilidad especial que siempre hay, y que recurren a esto como un oasis para alejarse del contenido agresivo que tienen en los juegos o en la televisión”.

EL CUERPO COMO HERRAMIENTA. “Los bailarines utilizamos nuestro cuerpo como herramienta de trabajo. No es lo mismo que un músico, que puede hacer a un lado su instrumento y llevar su vida adelante. Nosotros vivimos en nuestro instrumento, el cuerpo. Ese cuerpo tiene dolores, tiene resfríos, y hay que empezar a convivir con todo eso y poder transitarlo lo más positivamente posible para poder seguir una disciplina exigente, como cualquiera en la que se emplea el físico”.

SUERTE Y OPORTUNIDAD. “En las carreras siempre necesitás un poco de suerte para estar en el lugar indicado en el momento justo. Hay millones de personas muy talentosas que se pierden porque no tienen las oportunidades. En determinado momento, por más que tengas potencial, si no tenés los recursos o no te ve alguien importante, se pierde. Cuando estás enfocado y te dan la posibilidad, después depende de vos. La oportunidad pasa, tal vez, una vez en la vida. Tenés que estar con la valija en el andén para tomar el tren. En mi caso, fue la oportunidad que me dio Enrique Lommi en sus años de director del Colón, de estudiar allí. Entré con un contrato; al año siguiente hubo un concurso para bailarines estables que gané por unanimidad. Tenía esfuerzo, me presenté para primer bailarín y también gané. Así comenzó mi carrera. Si bien siempre hay alguien que te da la oportunidad para meterte en el lugar, después depende del esfuerzo que cada uno haga”.

VOCACIÓN. “Querer hacer, querer superarte es lo que te empuja. Si tenés vocación, la disciplina se da naturalmente. La persona que tiene vocación generalmente es disciplinada porque necesita de un entrenamiento constante. Si no te dedicás no progresás. Hay un punto en la carrera en que la disciplina se da como algo natural. Al principio tenés que fomentarla: a los chiquitos hay que enseñarles orden, a estar bien peinados, presentados, con ropa limpia; cosas que después, en la carrera, se vuelven hábitos. Es muy difícil que un bailarín clásico legue tarde a algún lado; en general la mayoría son puntuales porque saben que la función tiene hora de comienzo, y tienen que buscar la inspiración antes. No es como el poeta o el pintor; vos tenés que tener la inspiración a una hora determinada, y si no sos disciplinado no llega. Hay un mecanismo, un recurso que se puede utilizar; requiere llegar al teatro con un par de horas de anticipación. Hay una preparación mental y física, desde el maquillaje y la ropa también te vas metiendo en el rol, para que cuando llegue el momento de la función estés con tus mejores posibilidades para brindale al público. Éso es la disciplina, se hace naturalmente, sabés qué tenés que hacer. Al otro día, después de la función estás muerto, cansado, pero sabés que tenés que volver a clase como cualquier persona que se dedica a esta carrera. Sabés que tenés que volver a esforzarte a la mañana, que te van a doler los músculos... pero lo tenés que hacer, son las cosas que van formando la carrera”.

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RAÚL CANDAL

El bailarín clásico dejó su huella en el Teatro Colón: comenzó como alumno de su Instituto de Arte y fue primer bailarín de su Ballet, del que llegó a ser director. Hoy destacado maestro, pasó por Santa Fe para oficiar de jurado del VII Certamen Interamericano de Danza Crear Dance 2012 y capacitar a las pequeñas bailarinas del Seminario Provincial de Ballet.

BAILARÍN

“Como bailarín, disfrutaba de todo. No sólo del escenario, también de la preparación de cada personaje, de cada obra. También disfrutaba mucho de la clase. Nunca transité por algo que no me gustara, disfruté cada parte del trabajo diario. Tuve la suerte de tener muy buenos maestros, diferentes maestros que pasaron por el Colón. Cuando llegaba un nuevo maestro tenía la expectativa de sacarle el mayor provecho posible; de ver qué me podía enseñar de nuevo que yo no supiera. La observación también es importante. Tuve la suerte de ver a los mejores bailarines del mundo que en esa época venían al Colón, me quedaba a sus ensayos y aprendí mucho de verlos. Todas las partes son disfrutables, depende de cada artista. En mi caso, disfruté desde la clase hasta la realización final que es llegar al escenario”.

MAESTRO

“Ser maestro es un gran placer; un gusto, porque la trascendencia que tiene poner un chico en el escenario es total, maravilloso. Poder ayudar a alguien a transitar su carrera para que logre sus objetivos es maravilloso. Lo que hace el maestro es acompañar y ayudar a esa persona a desarrollarse”.

así soy yo