Mañana se cumplen 45 años de la hazaña de Racing...

“Y ya lo ve, y ya lo ve, es el equipo de José”

“Y ya lo ve, y ya lo ve, es el equipo de José”

El eterno recuerdo de hace 45 años

A la izquierda, el arquero escocés vuela en forma espectacular pero no puede detener el zurdazo del Chango Cárdenas en el Centenario de Montevideo. A la derecha, El Chango y el hacedor de aquel gran equipo: Juan José Pizutti. Fotos: Archivo El Litoral

Fue el día del golazo del Chango Cárdenas, la victoria ante el Celtic y el primer título mundial para el fútbol argentino.

Tomás Rodríguez

(Especial para El Litoral)

El extraordinario remate de izquierda desde 30 metros aproximadamente de Juan Carlos Cárdenas que ingresó en el ángulo superior derecho de Fallon, arquero del Celtic de Glasgow, a los 55 minutos, consagró por primera vez, hace 45 años, el 4 de noviembre de 1967, a un club argentino como campeón de la Copa Intercontinental.

La final se disputó en el Estadio Centenario de Montevideo, ante una multitud estimada superior a las 60 mil personas (con más de 25.000 hinchas argentinos y el resto de Uruguay que alentaba a los escoceses), entre los ganadores de la Copa de Clubes Campeones de América y de Europa.

Para llegar a esa instancia, el Racing Club dirigido por Juan José Pizzuti se adjudicó ese año la Copa Libertadores de América, luego de 20 partidos con 14 triunfos, cuatro empates y dos derrotas (44 tantos a favor y 14 goles en contra), tras vencer en la final a Nacional de Montevideo, por 2 a 1 en encuentro desempate celebrado en el estadio Nacional de Santiago, de Chile.

Desde la llegada de Juan José Pizzuti, en medio del caos, en septiembre de 1965, el avance hacia la gloria fue demoledor. El “Equipo de José”, en el que todos atacaban (“quizás porque Pizzuti era soltero”, como expresa Perfumo), el del invicto eterno de 39 partidos, fue campeón de América y el mejor del mundo.

Racing tenía la experiencia de Humberto Maschio; la seguridad del “Mariscal” Roberto Perfumo; el temperamento del “Coco” Basile; la potencia del “Panadero” Díaz; el despliegue de Juan Carlos Rulli; la aptitud goleadora del “Yaya” Rodríguez y el golazo del “Chango” Cárdenas quedó como un tesoro invalorable en la memoria futbolera de los argentinos.

Aquella tarde en el Centenario, Racing formó con Agustín Mario Cejas; Oscar Martín, Roberto Perfumo, Alfio Basile y Nelson Chabay; Humberto Maschio, Juan Carlos Rulli y Juan José Rodríguez; Joao Cardoso, Juan Carlos Cárdenas y Norberto Raffo.

Una Copa extenuante

La Copa Libertadores de 1967 fue la más extensa, donde volvieron a participar los conjuntos brasileños. Racing Club, el campeón argentino integró la Zona 2, junto a River Plate, Independiente Santa Fe de Bogotá e Independiente de Medellín, ambos de Colombia y los bolivianos 31 de Octubre y Bolívar, ambos de La Paz.

Racing Club ganó el grupo con 17 unidades, dos más que River; ganando 8 partidos de 10, con sola una derrota en la altura de La Paz.

En la segunda etapa, jugó frente a River Plate, Colo Colo (Chile) y Universitario (Perú). Debió vencer por 2 a 1 en partido desempate frente a la formación peruana en Santiago de Chile, con tantos del “Torito” Raffo.

En la final, empató con Nacional en ambos cotejos sin goles. En el cotejo desempate disputado en el Nacional de Santiago de Chile, la Academia ganó 2 a 1, con goles de Norberto Raffo y el brasileño Joao Rodrigo Cardoso.

Las cábalas

El entorno del “Equipo de José”, comentaba que, en esa inigualable época, los futbolistas tenían numerosas cábalas, casi todas gestadas por el mediocampista Miguel Ángel Mori.

El juvenil bahiense Alfio Basile, por ejemplo, tenía la obligación de usar un saco a cuadros de franela. Al “Coco” no le hacía mucha gracia vestirlo en los días de intenso calor, pero sus compañeros le impedían sacárselo. Juan José “Yaya” Rodríguez, debía usar el mismo gabán en jornadas de partido; el resto del plantel le prometió que se lo quemarían cuando obtuviesen un título internacional y al regresar de Chile donde se consagró Racing campeón de América, se juntaron en el estadio de Avellaneda y quemaron esa vestimenta en el centro del campo, mientras bailaban una danza alrededor del fuego.

Juan Carlos Rulli recordaba que existía una considerable deuda con el plantel: “Nos debían mucho dinero y no sabíamos qué hacer para cobrarlo y los directivos no nos daban respuestas. Antes de la final decisiva con el Celtic, decidimos no viajar a Montevideo si no nos pagaban una parte. Entonces, apareció un dirigente y casi con desesperación nos entregó un cheque y resolvimos presentarnos. Jugamos, ganamos la Copa Intercontinental y en el avión de vuelta, el mismo dirigente nos confirmó que el cheque que nos había entregado no tenía fondos, nos pidió perdón, pero que era la única forma de convencernos para que fuéramos a Montevideo y escribiéramos esa maravillosa página en la historia del fútbol argentino”, admitió Rulli.

 

La famosa “Tita”

La famosa “Tita”, la hija del canchero, don César Matiussi, nació en la

cancha de Racing. Cuando eran épocas de vacas flacas, ella recibía a los jugadores, especialmente a los formados en el club, como si fuera la madre, los atendía, les cebaba mate y hasta le proporcionaba un plato de comida a los más necesitados.

Cuando Pizzuti volvió a su casa, no como jugador sino como técnico, le dijo: “Buenas tardes, Tito, usted llegó a la casa de Racing Club, el futuro campeón...”.

Este gesto, el plantel no lo olvidó jamás. Fue como invitada especial a los partidos con el Celtic en Glasgow y en la consagración de campeón mundial en Montevideo. El moderno complejo juvenil lleva su nombre (Tita trabajó más de seis décadas en el club), por eso su nombre es inmortal para los racinguistas.

“Y ya lo ve, y ya lo ve, es el equipo de José”

Así nació la historia

Al terminar la primera rueda del campeonato oficial de 1965, Racing estaba en el fondo de la tabla de posiciones, Juan José Pizzuti, ex jugador del club asume la dirección técnica, debuta con un empate ante Chacarita Juniors y una semana después le gana a River Plate, en el Cilindro de Avellaneda, tres a uno; el tercer partido se juega el 26 de septiembre y pierde ante San Lorenzo de Almagro, en el Viejo Gasómetro de Boedo, 2 a 0.

Lo que ocurre a partir de entonces es casi mágico, el equipo se mantiene invicto durante 39 partidos oficiales de primera división, ganando el torneo de 1966 con una sola derrota.

Arma un equipo muy fuerte, a Roberto Perfumo ”El Mariscal”, le decía el relator José María Muñoz— que jugaba de mediocampista lo ubica como defensor central por derecha (fue titular en el Mundial de 1966 en Inglaterra) y a “Coco” Basile que también era volante lo pone de segundo defensor por izquierda y al “Panadero” Díaz -un marcador lateral derecho- fue ubicado en la misma posición pero a la izquierda.

Hizo otras variantes, como cuarto volante, el conductor, el “Bocha” Maschio, entre otros, siendo el triunfo de un fútbol revolucionario, totalmente ofensivo, rompiendo esquemas y fue sensación: Racing Club fue un gran campeón.