En recuerdo de Benvenuto Cellini
Se celebra hoy el Día del Joyero
De la Redacción de El Litoral
Los joyeros y relojeros de todo el mundo festejan hoy su día. La actividad en los locales comerciales fue la habitual, pero tuvo un sabor diferente.
Josela Katz Miroznik, dueña de una de las joyerías con más trayectoria en la ciudad, como es El Rubí, manifestó que para una firma que se dedica hace 70 años al rubro de las joyas es imposible que la fecha pase inadvertida. “Es nuestro día, y lo celebramos de la mejor manera: atendiendo a nuestros clientes y compartiendo nuestra felicidad con ellos”, dijo.
Sobre el rubro en la actualidad, contó que se lo está tomando como inversión. Refirió que muchas personas se acercan a los locales a comprar joyas de oro o piedras preciosas pero no para usar sino para guardar como bienes de valor.
“El rubro está siendo muy elegido en los tiempos que corren. Adquirir una joya o un reloj suizo puede ser un lujo que alguien se quiera dar, porque realza el alma, pero también es una inversión”, explicó Katz Miroznik, la cuarta generación de una familia dedicada al mundo de las joyas. También hizo una aclaración sobre los precios.
Además, destacó que el rubro no está ajeno a la moda y contó que las joyas se van modernizando para adaptarse a las nuevas tendencias. En la actualidad, a las clásicas cadenas de oro y plata con una cruz o con las iniciales, se les están sumando diseños muy particulares. “Nosotros somos fabricantes de joyas. Entonces, viene la gente y nos pide, por ejemplo, que le hagamos un dije con la raza del perro que tiene. Y también están pidiendo muchas calaveras también, lo que tienen una significación particular”, finalizó.
Conmemoración
Los joyeros y relojeros celebran su día en honor a Benvenuto Cellini, el artífice de la orfebrería florentina. Este artista italiano nació el 3 de noviembre de 1500 y murió el 13 de febrero de 1571. Llevó a cabo las más diversas artes y obras maestras. Fue medallista, escultor, cincelador y joyero. Entre sus trabajos más importantes está un crucifijo que esculpió en 1562 y que Francisco de Médicis le regaló en 1576 a Felipe II. La otra obra destacada es un saladero, labrado por encargo de Francisco I de Francia y que se encuentra en el ex Museo Imperial de Viena.
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