24 horas en la red para una ficción en tiempo real

El periodista español Bernardo Gutiérrez presentó en Buenos Aires su nuevo libro “#24H”, escrito en tiempo real y con la colaboración de sus seguidores en internet, donde el eje de su discurso pasa por la red y su influencia en la sociedad actual.

TEXTO. NICOLÁS PICCOLI. FOTO. TÉLAM

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Desde el territorio como nuevo campo de acción en red hasta las oportunidades que brinda el software libre o la eliminación de los intermediarios, nada escapa a la atención del periodista español Bernardo Gutiérrez, que dispara frases repletas de referencias y citas, y pasa de un tema a otro como si su oralidad tuviera hipervínculos.

El autor de “#24H” se explayó sobre cómo la tecnología nos modifica.

- ¿Cómo fue el proceso de “#24H”, un texto fragmentado y participativo?

- Hace unos cuatro años me pregunté cómo sería un libro en formato blog y ficticio, con comentarios que creen la narrativa. Lo aparqué hasta que en la primavera árabe me empecé a encender ¿Qué está pasando aquí? Algo diferente se está cocinando en la red, no a través de sindicatos y movimientos clásicos. Llegó el 15M en España, los indignados, la resistencia del copyright con la Ley Sinde y se llenaron las calles de las ciudades. Explotó. Y me propuse recrear 24 horas en internet como una novela. Escogí el 16 de mayo, el día después del 15M y un día antes de que la puerta de Madrid se llenara en la acampada sol. La idea era recrear el día muerto, lo que pasó en el medio, pero desde la ficción. Mientras escribía, iba publicando pedacitos en mi blog y los comentarios reales los incorporaba al libro. Iba tuiteando cosas. Era un proceso de escritura en tiempo real y contándolo con gente en red. Un libro participativo que está licenciado con copyleft, la idea es que cualquier persona lo pueda reescribir; de hecho creamos una sala de remezcla del libro, invito a todos los “DJs de libros” que quieran remezclarlo a que hagan lo que quieran con él. También cuestiona qué es creación y recreación, mezcla y exclusividad, narración colectiva y narración individual. Si algún lector se mete en el libro, va a un link, escapa y nunca vuelve ¿Será ese un final posible? ¿Está bien? No hay que leerlo linealmente; es un libro vivo, siempre se puede actualizar.

- En su descripción de Twitter (@bernardosampa) se define como postperiodista. ¿De qué se trata eso?

- Es una provocación. El periodismo ha mutado. Tengo 37 años, y hace varios que trabajo de periodista, he visto cómo cambió el flujo de la noticia. Twitter, con sus publicaciones cronológicas y distribuidas, ha dinamitado un poco ese monopolio de los medios. Sigo publicando en periódicos como 20Minutos, El País y en revistas; pero estoy interesado en el flujo fragmentado de las noticias, del contenido multimedia, de las nuevas narrativas. El mensaje mutó de lo que era plano en texto o imagen para televisión o audio para radio, y se ha mezclado en un nuevo formato híbrido.

- En su blog, “Código Abierto”, hace referencia a la “sociedad 3.0”. ¿Qué es?

- De aquella llamada web 2.0 de Tim O‘Reilly de 2006 a hoy, hay una mutación más grande. Una de las características es internet en todas partes: bares, celulares, aplicaciones geolocalizadas. Es un poco la sociedad híbrida. Ya no es internet y ciudad física sino todo mezclado: cómo nos vamos a relacionar nosotros con internet móvil. Por otro lado la web semántica: cómo van a cambiar los patrones de búsqueda. Entonces el “2.0” nos queda chico. Vamos a otro lugar, más loco, más diferente. La horizontalidad se va a trasladar no sólo a los sistemas de búsqueda en la web, sino a cómo nos comportamos en la ciudad. Con una aplicación, vamos a poder saber qué hacer y no sólo alrededor del consumo, sino alrededor de las relaciones humanas.

- ¿Será posible por el avance tecnológico y su masificación?

- Exacto. En España, en plena crisis, hay un 80 por ciento de penetración de smartphones. Esto explica la fuerza de los “indignados”. El uso de la tecnología móvil es la gran revolución.

- ¿Cómo es posible procesar y digerir la alta producción de contenidos por internet?

- Estamos en la época del “Big Data” y de filtrar. Están funcionando muy bien las aplicaciones vinculadas a hacer curaciones de contenido como Flipboard o Prismatic. Quizás sea difícil saber qué es importante. Ahí entra el factor “inteligencia colectiva”, con agregadores como Menéame, Digg. Internet ha roto esta linealidad clásica del Renacimiento. Leer un periódico desde la primera página hasta el final es muy raro, por eso el papel ha quedado en entredicho con estos flujos no lineales de internet.

- ¿Puede coartarse la libertad de los usuarios sobre los contenidos en internet?

- Hay un riesgo grave en que las operadoras y grandes marcas controlen el contenido, aunque sea indirectamente, controlando el acceso. La neutralidad de la red es importantísima. Que nadie pueda, bajo ningún concepto, hacer un “apagón” bajo ninguna amenaza, o que un gobierno saque una ley y diga “ahora no podés hacer esto”. O que un monopolio o un lobby de 4 ó 5 operadoras puedan controlar todos los accesos. Eso restringe la libertad. También los monopolios de búsqueda y las redes sociales. Yo estoy muy metido en la cultura del software libre, el código libre, que garantizan la privacidad. Facebook y las grandes redes no la garantizan y no sólo eso: hacen negocio con tus imágenes y con lo que posteas. Hay un movimiento muy interesante “open source”. La licencia copyleft no sólo se está usando para libros y materiales culturales. En España hay estudios arquitectónicos que hacen sus obras con Creative Commons, ponen los planos en Internet y cualquier persona del mundo puede tomarlos para su uso. Abrir el código y compartirlo puede ser bueno hasta para el autor a nivel comercial. La cultura libre no es sinónimo de gratuidad, sino de apertura de conocimiento.

- ¿Cuál es el modelo de negocio posible?

- Hay muchas cosas microfuncionando. El crowdfunding permite costearte y ganar plata para tu proyecto con el aporte de otros usuarios; por otro lado, los músicos ganan más con conciertos que con la creación y venta de música, como mucho un 10% con la venta y la grabadora se queda con el resto, como las editoriales, salvo para los best seller. Otras opciones son la aplicación online que permite acceder a un enorme catálogo de música Spotify, con la que los artistas reciben un poco de dinero. En el caso de los libros, el autor puede publicarlo y venderlo en Amazon. No es una fórmula cerrada, no sólo depende del intermediario.