Canto a la fundación de Santa Fe

Elena R. Góngora.

Tierra de montes, bravía, / España dio a luz a un sueño./ El sueño nació en Vizcaya, / encarnado en un mozuelo / llamado Juan de Garay, / que tenía / mucha audacia, poco miedo.

Ese mozuelo quería / conocer los mundos nuevos, / enriquecerse con oro / y ser un aventurero, / que estuviera en mil hazañas / para contarlas, / ya viejo.

Así que vino al Perú, que /con sus valles y cerros, / cuenta las grandezas incas / con ruinas y con silencios.

Y el sueño siguió creciendo.

Lo perfumaron después / los jazmines asunceños./ Y lo meció el Paraná, / entre las ondas y el viento./ Paseó el sueño en bergantín, / entre sauces, / entre ceibos.

Y se asentó en la barranca, / junto al río./ Allí, entre el cieno, / con sólo adobe y madera, / con corazón de mancebo, / con nombre de Santa Fe, / con audacia, / con misterios.

Juan de Garay trajo al sueño./ Le dio forma de ciudad / junto a un rollo justiciero, / en un quince de noviembre./ Y el sueño siguió creciendo.

Casi muere entre las furias / del indio y los elementos, / desatados en la fuerza / de la inundación y el trueno.

El sueño casi se muere./ Sólo casi.../ El sueño siguió existiendo.

Vino desde Cayastá, / en carreta, a paso lento, / a la estancia de Lencinas./ Fue otra vez lucha y angustia / y corazón de mancebo./ Otra vez sauce llorón./ Otra vez rojo de ceibo./ El sueño no se murió./ El sueño siguió creciendo.

Santa Fe se llama el sueño, / que nació en tierra de montes, / que cruzó mares y cerros, / que palpitó en Asunción, / con corazón de mancebo, / que navegó en bergantín, / que tembló en el entrevero / del valiente mocoví / con el español guerrero.

El sueño vino de lejos./ Se llama Santa Fe el sueño.

España, Perú, Asunción, / Juan de Garay, los mancebos, / el nombre de Santa Fe, / paciencia, lucha y esfuerzo.

El sueño no se murió.// El sueño siguió creciendo.

Aún se llama Santa Fe, / aún tiene sauces y ceibos./ Aún alienta el coraje, / aún hay peligro y misterios.

Ahora tiene Santa Fe / cultura, ciencia y progreso, / población cosmopolita, / y un tesoro de oro viejo / en el color de los trigos, / ya maduros, / que en los campos / mueve el viento.

Nada hubiera sucedido / sin el sueño de un mozuelo / que desde España viajó / a conocer mundos nuevos, / que se hizo un hombre valiente, / fundó ciudades y pueblos.// Porque era un visionario / que tenía / mucha audacia, / poco miedo.

Canto a la fundación de Santa Fe

“Retrato de Juan de Garay”, de Juan Cingolani.