Al hablar ante magistrados penales

Zaffaroni insistió en reclamar un viraje serio en política criminal

El ministro de la Corte Suprema de Justicia cerró un encuentro convocado por la Sedronar destinado a miembros del Poder Judicial de la Nación. Expuso sobre la estratificación social en el consumo de drogas.

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Zaffaroni fue recibido por el titular de Sedronar, Rafael Bielsa donde hablaron sobre la problemática del consumo de drogas.

Foto: Sedronar

 

De la redacción de El Litoral

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El ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Eugenio Zaffaroni, insistió en marcar el error “de enfoque de política criminal que estamos cometiendo” en el tema tráfico y consumo de drogas, al cerrar el primer encuentro nacional de magistrados y funcionarios frente al tráfico ilícito de drogas. El encuentro, con énfasis en la problemática de ingestados, fue organizado por la Secretaría contra la drogadicción y el narcotráfico, Sedronar, que conduce Rafael Bielsa y estuvo destinado a miembros del Poder Judicial de la Nación y del Ministerio Público Fiscal.

Al explayarse sobre “las aberraciones y contradicciones en que estamos incurriendo en el sistema penal” explicó que “convertimos imaginariamente a cualquier usuario en un tóxico-dependiente; y después imaginativamente a cualquier tóxico-dependiente en un delincuente, y no sólo en un delincuente sino en un homicida, ya que estamos. Como resultado de eso, hay que hacer una proyección de la temática, y naturalmente nunca vamos a resolver la conflictividad. ¿A qué responde esta construcción de realidad? ¿A qué responde esta legislación represiva?”, se preguntó.

“Todo esto supera los límites de nuestro país, es un problema mundial. La respuesta de la prohibición es la respuesta del sistema penal, que naturalmente es selectiva y, como toda burocracia, escoge la salida más fácil; lo que es más fácil es ocuparse de aquellos que no traen problemas y de los más vulnerables por supuesto; entonces terminamos llenándonos no de presos sino de papeles, de papeles respecto de consumidores y terminamos desviando la atención de otros aspectos, aspectos que son más graves sin ninguna duda. En ese contexto mundial, nuestro país, por suerte, no está en una situación de política muy peligrosa, aunque tenemos riesgo por supuesto”, apuntó.

El consumo y las clases sociales

Zaffaroni también habló de la estratificación social del tóxico. “Algunos consumen cocaína en el barrio Norte más o menos refinada: otros más pobres usan marihuana; otros se divierten el sábado a la noche con tóxicos sintéticos y los pibes de las villas corren el riesgo de envenenarse con paco. Tengamos en cuenta cuál es el mayor riesgo, desde ya que ningún tóxico es bueno, pero el paco es destructor del tejido neuronal. El paco conduce a la muerte en el corto tiempo. El paco es un veneno autodestructivo. Y todo esto es resultado de la estratificación social, para este veneno la solución penal no es la salida, no funciona. El paco no es un tóxico criminógeno”.

La síntesis del ministro fue “tenemos aquí un viraje serio en materia de política criminal. Basta de llenar papeles, centremos todos nuestros esfuerzos en cerrar y cuidar nuestras fronteras de las grandes rutas de tráfico que se vayan creando en el mundo, internamente atendamos el problema de salud y fundamentalmente a los más vulnerables, y estemos atentos a todo aquello de lo que suceda en el mundo”.

Por último, Zaffaroni fue cauteloso en aclarar “no podemos legalizar absolutamente los tóxicos, no podemos hacer locuras, pero en la medida de lo posible movámonos en ese espacio de la manera más razonable posible”.

Mujeres

La presentación del encuentro de magistrados estuvo a cargo del Jefe de Gabinete de Asesores de Sedronar, Marcelo Gastaldi, quien resaltó que el tema convocante de la jornada era la problemática de ingestados o mulas, “no sin un matiz despectivo y estigmatizante, que patentiza elocuentemente un avasallamiento intolerable de los derechos humanos, al ser utilizadas personas y particularmente mujeres, como meros instrumentos de transporte de sustancias”.

Acotó que “este accionar principalmente dirigido por organizaciones de mayor estructura y logística constituye una de las manifestaciones más extendidas del tráfico transfronterizo, cuyas consecuencias inmediatas son la introducción de numerosas mujeres-víctimas del narcotráfico en el sistema punitivo estatal y la profundización de brechas socioeconómicas y de género”.