El acto de investidura


Simbolismo, tradición y oratoria en tiempos de twitter

Simbolismo, tradición y oratoria en tiempos de twitter

Trabajadores limpian el frente de la plaza del Capitolio para los actos de asunción de mañana Foto: EFE

María Peña - EFE

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EFE

La ceremonia de la 57 investidura presidencial en el Capitolio el próximo lunes, estará repleta de simbolismo, pompa, y tradición, pero también pondrá a prueba el poder de la oratoria en tiempos de Twitter.

La Constitución de EE. UU. no exige que el mandatario preste juramento en una ceremonia pública, sólo que lo haga al mediodía el 20 de enero, por lo que Obama tendrá el domingo una ceremonia oficial privada en el Salón Azul de la Casa Blanca.

Al día siguiente, la ceremonia pública, que incluirá una repetición del juramento, se realizará en la fachada Este del Capitolio ante unas 800.000 personas.

La ceremonia pública -televisada desde 1949- ha formado parte de una tradición que, con gran pompa y gasto, Estados Unidos festeja desde abril de 1789, cuando George Washington juró el cargo para su primer mandato en Federal Hall en Nueva York, la primera capital estadounidense.

El gran festejo del traspaso pacífico del poder refleja que “somos una nación de extrovertidos, de gran pompa; nos encantan los desfiles, nos encantan las celebridades. Es una tradición”, explicó el viernes ante la prensa extranjera Michael Cornfield, analista político de la Universidad de George Washington.

Según Cornfield, al público estadounidense le gusta el “bullicio“ y ese gusto popular se traslada “a los eventos políticos”.

Aunque a menor escala que en 2009, cuando casi dos millones de personas se congregaron en el “Mall” de Washington para celebrar al primer presidente negro en la historia de EE. UU., la segunda investidura de Obama marcará otro hito en la historia cívica del país.

Así, la de 2013 estará cargada de simbolismo: coincide, por segunda vez, con el festivo del fallecido activista afroamericano y líder del movimiento de los derechos civiles, Martin Luther King Jr, y con el 150 aniversario de la Proclamación de la Emancipación, firmada por Abraham Lincoln.

Obama siempre ha tenido como modelos a Luther King y Lincoln, y no sorprende que el lunes jurará lealtad al país y a la Constitución colocando su mano sobre dos biblias, la del líder afroamericano y, por segunda vez desde la investidura de 2009, la que usó Lincoln en 1861.

Que esta ceremonia mantenga esa dimensión religiosa despierta el interés de la prensa internacional acreditada para cubrirla, en un país que se rige por un Gobierno secular y defiende a ultranza el derecho a la libertad de culto.

Siguiendo la tradición, Obama ofrecerá después un discurso que, en tono y contenido, previsiblemente se hará eco del de 2009 pero también sentará las líneas maestras de su segundo mandato.

Pronunciará su alocución cinco días después de presentar un ambicioso plan para el control de las armas y 22 días antes de su informe sobre el “Estado de la Unión” ante el Congreso.

Son pocos los discursos de investidura que han dejado huella en la psique colectiva de EE. UU., como el segundo de Lincoln en 1865, en las postrimerías de la Guerra Civil, el de Franklin D. Roosevelt en 1933, en plena “Gran Depresión”, o el de John F. Kennedy en 1961, con un llamado al activismo ciudadano.

Hasta ahora, ningún mandatario ha superado ni la extensión del discurso de 8.445 palabras que pronunció el 4 de marzo de 1841 William Henry Harrison, quien murió un mes después de la neumonía que contrajo ese día, ni la brevedad de las 135 palabras que dio George Washington en su segunda investidura en 1793.

La primera transmisión por la web de una investidura fue en 1996 pero ningún presidente ha hecho pleno uso de ésta. Si la de 2009 tuvo la mayor audiencia jamás registrada en internet, esta vez Obama podría echar mano de Twitter, que fue una herramienta valiosa para su reelección.

Tomando en cuenta el peso electoral de los hispanos en 2012, que contribuyó a su reelección, Obama también podría hacer un guiño a ese bloque electoral, salpicando su discurso con vocablos en español, sugirió Cornfield.

La ceremonia en sí contará con la participación de la jueza del Tribunal Supremo, Sonia Sotomayor, que tomará el juramento del vicepresidente Joe Biden, con la del poeta Richard Blanco, que escribió un poema especialmente para la ocasión, y con la del reverendo Luis León, a cargo de la bendición del acto.