Un guerrero del tenis

La vida de Rafael Nadal, el tenista más joven en conquistar los cuatro torneos de Grand Slam, se desliza a ritmo vertiginoso en “Rafa, mi historia”. Es una biografía escrita por el periodista inglés John Carlin que pone en la escena el temperamento guerrero y disciplinado del deportista español.

TEXTO. JULIETA GROSSO (TÉLAM). FOTO. EL LITORAL.

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Editado en la Argentina por el sello Urano, “Rafa, mi historia” fue escrito con el consentimiento de Nadal, quien accedió a franquear aspectos de su vida cotidiana y deportiva para contribuir al certero perfil que arranca con uno de su mayores hitos: la victoria en la final de Wimbledon de 2008 contra el suizo Roger Federer.

“Siempre me gustó la figura de Nadal y en el caso del libro me propuse hacer algo biográfico pero que, como lectura y narrativa, tuviera un cierto suspenso”, explica Carlin a Télam.

“Me preocupé por encontrar algún método narrativo que me permitiera mantener la tensión del lector y así di con la idea de utilizar la final de Wimbledon de 2008 como columna vertebral narrativa”, explicó.

“Esta idea resultó buena por otro motivo, ya que en las primeras entrevistas que mantuve con Rafa, en lugar de pedirle que me repase su vida cronológicamente le propuse ver videos de esa final, muchos tramos en cámara lenta para poder tener idea de sus emociones exactas y lo que estaba pensando en esa épica final”, relata el periodista, autor también del libro “El factor humano”, obra sobre el líder sudafricano Nelson Mandela, que en 2009 inspiró el film “Invictus”.

“Rafa, mi historia” exhibe la trastienda íntima de quien fue el mejor tenista en dos períodos durante 2008-2009 y 2010-2011: de la rutina en los courts a las postales informales de su infancia en la isla de Mallorca. El libro aborda cuestiones como la influencia de su tío y entrenador Toni Nadal, las lesiones en las rodillas que lo mantienen largos períodos alejado de la competencia y el rol decisivo de su familia en la construcción de su personalidad.

TENACIDAD Y DISCIPLINA

El trabajo de Carlin hace foco en la tenacidad y disciplina del tenista español, dos atributos que apuntalaron un talento que, si bien resulta incuestionable, no reviste las características “extraordinarias” de otros deportistas de su estirpe.

“Nadal es una especie de superdotado físico y, al mismo tiempo, tiene un talento muy especial para los deportes, ya que también juega muy bien al golf”, elogió. “Esa tremenda resistencia física, pero sobre todo esa tenacidad y esa fuerza mental, son factores absolutamente decisivos en un deporte individual como el tenis, donde lo psicológico es fundamental”, explica el biógrafo.

“El propio Rafa reconoce que Roger Federer tiene un talento innato y que da la impresión de haber nacido para jugar tenis. En cambio, Rafa también podría haber sido futbolista. De hecho, en el libro cuenta cómo a los 11 o 12 años tuvo que preguntarse si se inclinaría finalmente por el tenis o el fútbol”, acota.

En esa línea, ”Rafa, mi historia” excede los límites del género biográfico para transformarse en un relato paralelo acerca de cómo la perseverancia realiza su aporte al desarrollo de un talento específico: “Es la historia de un chico con condiciones que tuvo que hacer un gran esfuerzo para llegar”, enuncia Carlin.

MANUAL PARA PADRES

“Hay una lectura paralela que tiene que ver con la idea de educar a un niño. Funciona como un manual para padres que retrata la historia de una familia íntegra y sólida que le ha inculcado a su hijo una virtud por encima de otras: la humildad -apunta-. A diferencia de otros deportistas jóvenes, ricos y famosos, Rafa siempre ha tenido los pies sobre la tierra”.

“Desde sus comienzos, la familia solía recordarle que él iba a seguir funcionando de la misma manera en su casa siendo campeón o empleado en la empresa familiar de muebles. Sabe la diferencia entre lo que ha logrado como deportista y lo que representa como persona. Y no ha permitido que la fama y el dinero contaminen su personalidad”, ilustra.

¿Cómo repercute este componente de sobriedad en su juego? “La humildad lo ha ayudado en su tenis porque nunca entra a una cancha sintiéndose superior al otro -explica Carlin-. Tiene intacto su espíritu de lucha y cuando se entrena siempre procura ser mejor. Nunca se detiene y siente que está todo logrado. Por el contrario, tiene un impulso de superación verdadero”.

A partir del relato de la vibrante final que disputó en Wimbledon en 2008 - “el mejor partido de tenis jamás visto”, lo definió alguna vez el reconocido tenista John Mc. Enroe-, la obra pone en escena la existencia de un rival acaso más temible que quien está del otro lado de la red: el autor habla del entramado de pensamientos que se despliegan en las instancias dramáticas de un partido y que -de a ratos- amenazan con entorpecer los resultados.

“Ahí es donde entra en juego esa fuerza mental y esa capacidad concentración que tiene Rafa tan especial. En la mítica final de Wimbledon de 2008, por ejemplo, él demostró que siempre procura vivir el instante y no suele dejar que una pelota errada interfiera sobre el juego posterior. Rafa tampoco es de los que entran en la cancha presumiendo que el partido ya está ganado, ni siquiera cuando el rival parece muy inferior”, remarcó.

LAS LESIONES

¿Las lesiones que lo mantienen alejado de la competencia desde hace un tiempo tienen que ver con las exigencias del calendario o responden a un déficit particular del físico de Nadal?

“Salvo Federer, todos los demás sufren lesiones y todos los demás están fuera del deporte una temporada. Es un deporte tremendamente exigente que requiere la adaptación corporal a diferentes tipos de superficies. Si a eso le sumamos que la actitud de Nadal es tan física, con un derroche de energía tan fuerte, es lógico que inevitable que sufra lesiones y pase tantos períodos fuera de la competencia”, indica.

“Igual, no le ha venido mal este parate... habiendo visto cómo vive Rafael Nadal, yo no podría aguantar ni un día en su piel, ya que vive en un ambiente de tensión y agobio permanente, tanto por lo que se exige él como por el asedio”, concluye Carlin.