Sacó el orgullo en medio del temporal
... Aunque les cueste trabajo
Sacó el orgullo en medio del temporal
... Aunque les cueste trabajo
Colón perdía 3-1 de local y el estadio era un hervidero de nervios y quejas. Pero el equipo empujó, reaccionó y empató 3-3 en tiempo adicionado.
Darío Pignata
Derrochando su coraje. Así empató milagrosamente Colón el partido con Estudiantes que se iba de las manos. Aunque en realidad, al que se le fue algo de las manos fue a Agustín Silva, arquero pincharrata en Santa Fe: se comió los tres goles y otra vez —ya había pasado contra Tigre y San Lorenzo— lo dejó a su equipo vacío. Una mandada de Curuchet y la pegada de Bernardello le dieron forma al 3-3 que silenció los reproches y devolvió la calma.
Si la gente lo que pide es “poner”, el equipo puso todo en ese final. Y lo puso el técnico que dejó un Colón armado con dos punteros (Luque por izquierda y Curuchet por derecha) y dos números “9” (el goleador Gigliotti y “Tito” Ramírez). Si hubiera estado su amigo Batistuta de manager, lo hacía bajar del palco y también lo ponía.
Claro está que Colón no va a pelear cosas importantes solamente poniendo, metiendo o corriendo. Para ganar, Colón debe jugar mucho mejor y Sensini lo sabe. Porque en el único lugar que al equipo “le sobra” es arriba: Curuchet siempre inventa algo y Gigliotti casi siempre la mete.
Pero así como Colón pega para tumbar en el área de enfrente, en la “18” propia le llenan la cara de dedos. En cuatro fechas, tiene 10 goles en contra y otra vez se encamina para hacer podio entre las defensas más lastimadas de la Argentina.
Bajo el axioma de armar un equipo de atrás para adelante, el primer paso es el del arquero. En este punto, al menos desde mi idea, pienso que Colón no puede cambiar de arquero como uno rota el calzoncillos o el boxer de un día para el otro. Pero también es cierto que al pibe Bailo debe ayudarlo: en un solo tiempo le tiraron para atrás más pelotas que a Pozo en todo un campeonato. Y el mismo arquerito, por su parte, debe corregir los errores en las salidas de arriba (ayer, en parte, lo salvó Lunati anulando el gol en el primer tiempo).
El otro punto a corregir son las distracciones. Porque Urribarri se quedó enganchado habilitando a todos en el primero, Raldes lo dejó “pivotear” a Zapata sin molestarlo en el segundo y Alcoba cometió un agarrón innecesario en el penal del tercero. Así, con poco, Mauricio Romero fue el mejor.
Ese bloque del fondo sintió, sin dudas, la ausencia de Bastía, porque el “Polaco” es casi un defensor más y Colón dio ventajas en la zona de medios durante varios pasajes.
El “Pato” Silva
No se sabe cuál es el apodo de Agustín Silva, pero tranquilamente puede robarle el del corredor de autos. Es que el “12” de Estudiantes se mandó una “macana” en cada gol. Acá, en el de Gigliotti, se tira antes cuando Romero la baja con el primer cabezazo. Foto: Amancio Alem
Moreno juega en distintas posiciones dentro de un mismo partido, el indulto a Prediger no causó el efecto buscado —bajo el “Perro” y resistido por la platea— y Mugni parece haberse olvidado de jugar.
Menos mal que, aún jugando mal, al equipo lo salvan los dos de arriba, por lejos lo mejor de Colón en el línea por línea. En el peor momento de la tarde, Curuchet puso el corazón y jugó como cualquiera de los hinchas en medio de la adversidad. Por eso, no fue casualidad que fuera el mismo punterito veloz el que abriera el camino al milagro con el 2-3 del descuento, animándose a patear desde afuera. Al lado, su socio, Emmanuel Gigliotti, tiene todos los papeles en regla en cuanto a los números: ya lleva 15 goles con la sangre y luto.
El centro-gol al medio del área de Bernardello apagó el incendio justo a tiempo, cuando no quedaba nada y cuando antes Jara había despilfarrado el 4-2 en las manos de Bailo.
Sensini y los jugadores saben que este inicio 2013 se complicó más de la cuenta. El equipo quedó afuera de la Copa Argentina con un equipo de la tercera categoría afista y no logra ganar en el torneo doméstico, donde sólo cosechó dos empates de local.
El entrenador y sus dirigidos deben ayudarse mutuamente. Uno, tomando las decisiones correctas en la elección de los titulares; los otros, respondiendo al máximo.
Los minutos finales, cuando Colón perdía 3-1 de local y bajaban reproches de una gran parte de los fieles en el Templo del Sur, dejaron a salvo el corazón, el orgullo y el coraje con esa atropellada final: dos goles en diez minutos para poner el 3-3 en tiempo adicionado.
Alcanzó para apagar el incendio y salvar el honor. Ojalá sirva de punto de partida para mejorar. Sacando la filosa dupla de ataque Curuchet/Gigliotti, las otras dos líneas de Colón están en veremos y los otros nueve jugadores también. Como si futbolísticamente —algunos físicamente lentos también— siguieran de pretemporada.
/// SÍNTESIS
COLÓN 3
ESTUDIANTES 3
Colón: Andrés Bailo; Gerardo Alcoba, Mauricio Romero, Ronald Raldes, Bruno Urribarri; Iván Moreno y Fabianesi, Sebastián Prediger, Hernán Bernardello, Lucas Mugni; Facundo Curuchet y Emmanuel Gigliotti. Director técnico: Roberto Sensini.
Estudiantes: Agustín Silva; Jonathan Schunke, Germán Ré, Leandro Desábato; Leonardo Jara, Román Martínez, Marcos Gelabert, Raúl Iberbia; Carlos Auzqui, Duván Zapata y Maximiliano Núñez. Director técnico: Diego Cagna.
Goles: 1er tiempo, 3 min Núñez (E); 11 min Martínez (E); 23 min Gigliotti (C). Segundo tiempo: 16 min Zapata (E), de penal; 38 min Curuchet (C) y 46 min Bernardello (C).
Cambios: en el primer tiempo, 34 min Jonathan Silva por Iberbia (E); 35 min Mauricio Pellegrino por Raldes (C). Segundo tiempo: 8 min Carlos Luque por Prediger (C); 21 min Rubén Ramírez por Mugni (C); 25 min Guido Carrillo por Zapata (E) y 39 min Leandro Benítez por Núñez (E).
Árbitro: Pablo Lunati.
Cancha: Colón.
Cesó el alerta en Colón
El “bombero” Bernardello
El ex volante de Newell’s y Almería de España lo gritó con alma y vida de frente a la platea este en el Cementerio de los Elefantes y luego fue a buscarlo el uruguayo Alcoba, que lo quiere levantar del césped. Fue el primer grito de Hernán Bernardello con la camiseta de Colón. “Quería que fuera al medio donde estaban todos para que alguien la desviara. No pensé que iba a entrar limpita”, dijo el salvador sabalero cuando se venía la tormenta sabatina. Foto: Amancio Alem