La leyenda viva del folclore

Charla íntima con Horacio Guarany, el hombre que representa mundialmente a los santafesinos. Su proyecto sobre un espacio para que los nuevos talentos puedan darse a conocer, el rescate de los valores provinciales y un cálido recuerdo para su amigo Pepe Vázquez.

TEXTO. SILVIA MUGICA. FOTOS. MANUEL FABATÍA.

La leyenda viva del folclore

Un mano a mano entre uno de los referentes de la música popular y Nosotros.

 

Verano en la ciudad. La 29º edición del Festival del Pescador fue el preámbulo de ese encuentro afable, distendido, que puso fin a la espera que culminó en un reencuentro que demoró casi cinco años.

La cita: a las 19 horas. El escenario: un bar. El lugar: la ciudad de Santa Fe. El motivo: un mano a mano con uno de los mayores referentes santafesinos de la música popular.

Puntual, de vestir impecable y aplomo en su caminar, se lo ve al hombre ingresar al lugar en donde se pactó el encuentro. Seduce primero con su mirada para, luego, darle lugar al arte de sus palabras que cautivan y encantan.

En el sitio, algunos desprevenidos lo ven entrar con cierta incredulidad que luego -a deducir por los gestos de sus rostros-, se traducen en una respetuosa y contenida admiración. Sólo unos pocos, testigos de ese encuentro entre Horacio Guarany y Nosotros.

Aunque de visitante, con motivo de celebrarse una nueva edición del Festival del Pescador en Sauce Viejo, Guarany jugó de local. Es que, fiel a ese amor que lo mantiene unido a su tierra y sus afectos, nunca corta el vínculo que lo hace permanecer, con sus letras, con su música y con el legado de su mensaje, unido a su provincia natal.

Pocas cosas se pueden decir del cantor que no se sepan. Qué agregar sobre su obra que no se haya dicho, que no se haya interpretado de su mensaje musical. Sin embargo, aún así, siguen apareciendo palabras, sensaciones, emociones que se alinean con su mensaje musical, con su legado y que intentan describir al artista, al hombre agradecido de la vida.

- ¿Quién es Horacio Guarany?

- Soy un hombre que tuvo la maravillosa suerte de que el destino señalara para poder hacer lo que sentía. La mayoría de los hombres se enferman, se mueren, se enojan porque no siempre se puede hacer lo que se desea, lo que se quiere, lo que dicta la vocación. Yo nací en un hogar muy humilde, la vida me ayudó, la gente y las cosas, porque al verlas aprendía. Pero no tuve el apoyo económico, cultural y, sin embargo, he logrado hacer lo que sentía: cantar, escribir, ser útil con la canción. No se trata solamente de recibir el aplauso y el dinero, que son bienvenidos pero no son el fin de la vida misma; el fin es servir con la canción, servir a la gente y servirse uno mismo. Esa es la alegría más grande que tengo y que a pesar de llevar 64 años de escenarios, de caminos, que aún pueda seguir cantando, tener la energía para caminar y cantar con 87 años y seguir creciendo cada día.

EL LEGADO

Incansable, con propósitos que lo ocupan diariamente y lo hacen pensar en su legado a dejar, Horacio se emociona al mencionar el proyecto que lo ocupa desde hace unos años y que habla del hombre que, sin egoísmos, piensa en generar las oportunidades que él no tuvo cuando se inició artísticamente.

- ¿Cuál quiere que sea su mayor legado?

(Se le quiebra la voz al comenzar a contar su gran ideal, que ya está tomando forma. El proyecto se basa en la creación de un gran complejo socio-cultural y así lo explica) - La idea es crear un espacio en donde los nuevos valores puedan ir a probar su capacidad, un espacio donde descubrir valores, donde se enseñe -con profesores y gente capacitada- y donde se los prepare y ayude para que puedan surgir. Yo no quiero nada para mí. Ni aplausos, ni lo económico. Quiero terminar mi carrera dentro de 30 años, dejando como legado no solamente canciones, poemas, palabras, sino un lugar que sirva para que los nuevos muchachos no tengan que pasar las miles de peripecias que yo tuve que pasar para poder hacerme conocer. Este es mi gran sueño.

Este complejo, basado en el desarrollo de varias disciplinas que abarca la música, la plástica, la danza, la escenografía, la actuación y la literatura, cuenta con la concreción de un teatro con capacidad para 1.000 personas, con 1.500 m2 cubiertos sobre una superficie de 3.000 m2 y un escenario de 25 m. Un espacio en donde está pensado, además, que se realicen talleres y seminarios que permitan becar a los asistentes para grabar discos, editar libros, llevarlos de viaje a distintas ciudades y permitir un intercambio cultural.

Para ello crearon una fundación destinada a recibir el apoyo económico necesario e indispensable para llevar adelante este centro cultural, cuyo objetivo primordial es realzar los valores de la identidad nacional. Por ello, el llamamiento de Horacio a las grandes empresas para que apoyen su obra; obra que quiere hacer para y por su provincia, para que sea así, algo más que una canción suya, algo que lo trascienda a él como hombre y como artista. Por ello agrega: “La vida no es solamente acumular bienes sino repartir bienes... Es más lindo repartir que acumular. Repartir bienes para que sus hijos, su familia, sus vecinos se sientan orgullosos de ese hombre de Santa Fe que ha colaborado con una institución que no es para mí sino que es para bien de todos. Ojalá me escuchen”.

- ¿Tenemos una mente federal, culturalmente hablando?

- Yo he tratado de documentar la realidad argentina en el amor, en el paisaje, en la lucha, en la solidaridad, en la defensa del hombre explotado. Por eso ahora quiero dejar plasmado eso en un lugar que esté consolidado, para que no quede como un recuerdo, sino como un hecho real. Desgraciadamente nuestro país está conformado en una forma egoísta, donde todo lo que se muestra es de Buenos Aires. Pero lo que es el hombre de provincia, del campo, el trabajador con los animales, con las máquinas, con el cuerpo, el obrero de campo, el intelectual, el escritor de las provincias no está mostrado, salvo en algunos festivales, o en pantallazos de las provincias en algún programa de televisión. Lo que quiero dejar en la mente del país es que la Argentina no es solamente Buenos Aires, que las provincias tienen muchos valores, muchas riquezas que no valoramos. Somos el país más rico del mundo en eso y no nos damos cuenta. Parecemos muy pobres. Nadie habla de Julio Migno, de Luis Franco, de Tejada Gómez, de Manuel J.Castilla, de Jaime Dávalos, tantos escritores, cantores, artistas... Ni siquiera se habla de Pedro Candioti, un gran ejemplo mundial del deporte. Hay miles de valores en la provincia que están perdidos y que hay que poner en vigencia, mostrarlos para que se conozcan.

RECUERDO PARA UN “HERMANO”

El café de por medio, transita la ruta de lo personal e invita al recuerdo.

- Inevitable es recordar al entrañable Pepe Vázquez. Qué gran amigo que se le fue.

(El hombre, por sobre el artista, como posando su mirada en el horizonte y recordando con un dejo de tristeza a su amigo, habló del recordado Pepe Vázquez). - Qué gran hombre, conmigo un hermano. Pero qué gran hombre. De una nobleza... Porque a veces son buenas las personas y nada más, pero Pepe Vázquez no solamente era un hombre bueno sino que era un gran hombre. Se puede ser bueno y no hacer nada..., es bueno nomás. Pero Pepe Vázquez, además de su bondad humana, era un hacedor de vida, hacía lo imposible para que su pequeño Sauce Viejo crezca, se mejore, cada vez esté mejor. Es una pena su pérdida. Son los momentos en que para mí, Jesucristo, Dios, se ha tomado una copa de más. Para mí no se lo ha tenido que llevar.

- ¿Cómo comenzó su amistad con Pepe?

- Nuestra amistad comenzó a través del Festival del Pescador. Me emocionaba verlo, cada vez que llegaba al festival, él iba a la ruta a esperarme y corría adelante del coche. (Su mirada parece perderse hasta encontrarse con ese momento vívido, que lo emociona, lo conmueve y lo llena de buenos recuerdos).

- ¿Cuándo fue su última visita a su Alto Verde natal?

- Anduve en Alto Verde en oportunidad en que se celebró un acto formal porque el barrio era incorporado al Plan Luz y Agua Segura. Me fui de Alto Verde en 1942 y está igual. Sí hay algunas casas nuevas de material, pero sigue estando igual.

Y con nostalgia, como si su corazón le saliera por la boca y graficara en melodiosas palabras su sentir, se despidió desde un afinado recuerdo diciendo: “Si pasas por Alto Verde, andá a visitarme a mi, yo hace mucho que me he ido, pero aún sigo viviendo allí”.

Sobre el final de la entrevista, cuando aún seguían disparándose los flashes que ilustraron el momento, los silentes espectadores se acercaron al artista, para saludar y retratar ese instante que los hizo privilegiados testigos de aquel ameno y memorable encuentro entre el Gran Horacio Guarany y Nosotros.

“No tuve el apoyo económico, cultural y, sin embargo, he logrado hacer lo que sentía: cantar, escribir, ser útil con la canción”.

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Con 87 años, Guarany lleva 64 arriba de los escenarios y agradece seguir creciendo cada día.

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Rodeado del afecto de la gente en su Alto Verde querido.

“Lo que quiero dejar en la mente del país es que la Argentina no es solamente Buenos Aires, que las provincias tienen muchas riquezas que no valoramos”.