AL MARGEN DE LA CRÓNICA

El imperio de la galleta

Binod Chaudhary abrió la primera discoteca de Nepal y sus galletas inauguraron el sector de alimentos envasados en la vecina India, lo que junto a otros negocios le ha convertido en el primer multimillonario de uno de los países más pobres del globo.

Ese es el título que le otorga la revista Forbes, que le sitúa en el puesto 1.342 de la lista de los más ricos, algo que le sirve, sobre todo, de aliciente para aumentar su fortuna, según dijo a Efe en su despacho, con vistas a la cordillera del Himalaya, el techo del mundo.

El imperio de Chaudhary lo comenzó su abuelo, con un pequeño negocio de importación de textiles de la India, pero en la actualidad cuenta con 80 compañías de servicios financieros, hoteles, inmobiliarias, comida envasada, cemento y electrónica.

Esos negocios le reportan un patrimonio de mil de millones de dólares, según calculó la pasada semana Forbes, aunque este nepalí de origen indio, de 57 años y pelo canoso, se hizo empresario casi por accidente cuando se preparaba para proseguir los estudios.

A los 18 años se disponía a estudiar contabilidad cuando su padre sufrió un ataque de corazón que le obligó a retirarse del trabajo diario, lo que “cambió de un día para otro” la vida del joven Chaudhary, que tuvo que tomar las riendas del negocio familiar.

Y para bien; la empresa tenía entonces 400 empleados y en la actualidad cuenta con 7.500. “Podía haberme quedado satisfecho con lo que hacíamos, pero tengo una mente abierta, sin prejuicios”, explica el nuevo multimillonario.

El apunte viene al caso porque, para consternación de sus padres, Chaudhary abrió en Katmandú 1975 la primera discoteca de Nepal.

Tras hacer bailar a los nepalíes bajo luces de neón en un país profundamente conservador, el empresario fundó negocio tras negocio y hoy sus fideos precocinados Wai Wai suponen el 20 % del mercado indio de esas comidas, sólo por detrás de los Maggi de Nestlé.

“Dentro de poco seremos la marca número uno en la India”, augura Chaudhary, orgulloso de que Wai Wai sea tan conocida en la región como la Coca Cola, y que labró su fortuna al fundar en los 90 la compañía de inversiones Cinnovation con sede en Singapur.

Esa operación financiera le permitió escapar a la ley nepalí que prohíbe a sus ciudadanos invertir en el extranjero, pero no ha impedido que Chaudhary haya sido acusado de evasión de capitales en su país, una denuncia que ha rechazado el empresario.

La inclusión en la lista Forbes no han apaciguado la ambición de Chaudhary, que planea abrir más fábricas de fideos en la India y fábricas de cemento en Camboya y Mozambique, además de llevar los productos de Wai Wai a Kenia, China y Arabia Saudí.

Tampoco ha satisfecho otras iniciativas con las que pretende sacar de la miseria a su país, uno de los más pobres del globo.

Entre las alianzas de Chaudhary figura la que le une Mohamed Yunus, el bangladesí conocido como “el banquero de los pobres”, premiado en 2006 con el Nobel de la Paz y al que ha donado un millón de dólares para un programa de apoyo a jóvenes empresarios. “Si pudiese ayudar a 500 o 700 empresarios nepalíes, lo consideraría un éxito mayor que todos los demás”, concluye.