Conferencia de prensa de monseñor Arancedo

“Es un hombre de fe, lucidez, diálogo, cercanía y oración”

“Es un hombre de fe, lucidez,  diálogo, cercanía y oración”

Acercamiento y humildad. Arancedo resaltó el gesto frente a la multitud de San Pedro. “Antes de bendecirlos, él pidió que recen por él, porque tiene confianza en Dios y se siente sostenido por Él”. Foto: Amancio Alem

 

Ésas son las virtudes que el arzobispo de Santa Fe destacó de Bergoglio y por las que cree que los cardenales depositaron su confianza “para este período de la Iglesia”. “Se va a ganar los corazones”, auguró.

 

De la Redacción de El Litoral

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“Es un acto de alegría estar presentes en la vida de la Iglesia mundial y que hayan reconocido a un argentino que se formó, trabajó y fue obispo. Han visto en un argentino condiciones para ser Papa. Hay que vivirlo con alegría, pero con responsabilidad también”. Con estas palabras monseñor José María Arancedo respondió qué significa para la Iglesia argentina que Bergoglio haya sido elegido sumo pontífice.

“Creo que es un hombre de fe, lúcido, de diálogo, sencillez, cercanía y oración. Creo que son los valores que los cardenales han visto en él y han pensado que, para este período de la Iglesia, es a quien ellos merecían darle la confianza”, agregó sobre las cualidades del hasta ahora obispo porteño.

En una conferencia de prensa desde el arzobispado, Arancedo pidió vivir este momento con “alegría, mucha gratitud y sin triunfalismos”. “Ayer estuve en Buenos Aires y parecía un partido de fútbol, que le habíamos ganado a alguien. Creo que Bergoglio, con su estilo, va a pedir que lo vivamos con serenidad, oración y espíritu de servicio”.

En el fax que envió al Vaticano, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina le comunicó al flamante Papa: “Desde aquí estamos alegres y rezando por vos”. Justamente ése fue el primer pedido de Francisco ante la multitud en la plaza de San Pedro. ¿Por qué insistió en que la gente rece por él? “Porque él es así: siempre pide que recen por él, porque tiene confianza en Dios y se siente sostenido por Él. Cuando alguien le pedía la bendición, él se la daba, pero también le pedía que rezara por él”.

Con la gente

¿Qué representa que Bergoglio inaugure un nombre de Papa? “Es algo muy significativo y una decisión personal. Podría haber continuado con cualquier otro nombre, pero él es el creador de éste. Habría que preguntarle a él por qué”, contestó el obispo de Santa Fe.

Sobre si Francisco se acerca más a la figura de Juan Pablo II que a la de Benedicto XVI, monseñor dijo que “son estilos distintos y es difícil comparar”. “Ratzinger era una persona más de estudio, un teólogo de una lucidez tal que el mundo se ha enriquecido con el magisterio de Benedicto. Las cosas que de él se leen o cuando hablaba con los políticos, son páginas que han quedado para la historia de la humanidad”.

Arancedo coincidió con el imaginario colectivo de que Francisco será “el Papa con la gente”. Y en esta primera idea de cercanía entre el nuevo Papa y los fieles, el obispo remarcó su actitud en la plaza de San Pedro. “Es un gesto que le haya pedido a la multitud que rece por él. Antes de bendecirlos, él pidió que recen por él, bajó la cabeza y se hizo silencio. Luego habló en italiano, muy sencillo, muy claro y entendible. A partir de ahora, es obispo de Roma, y por eso es Papa, y sus feligreses son los romanos, por eso habló de ‘fratelli’ y ‘sorelle’. Me parece que se va a ganar el corazón de los romanos”.

Iglesia y gobierno

Uno de los aspectos que más polémica genera es cómo repercutirá este nuevo papado en la relación entre el gobierno nacional y la Iglesia. ¿Contribuirá a un acercamiento entre las partes? “A mí me ha tocado continuar la obra de él como presidente de la Conferencia Episcopal Argentina. La relación de la Iglesia con la autoridad política siempre trata de ser buena, sincera, cordial y libre. Es cierto que a veces la Iglesia, en esa libertad con la que quiere ofrecer su palabra, puede decir alguna cosa que no es política -opositora u oficialista-, pero que no es bien recibida por el gobierno. Pero eso forma parte de lo que es un diálogo sincero, porque la obsecuencia no es buena. La oposición por la oposición tampoco. Hace falta diálogo constructivo”, señaló el obispo de Santa Fe.

Consultado acerca de cómo interpreta la presencia de la presidenta Cristina Fernández en la misa de asunción, Arancedo lo calificó de “un lindo gesto” y agregó: “Van presidentes de muchas partes del mundo, qué bueno que también vayan de Argentina”.

Finalmente, expresó su propio deseo de concurrir a la asunción del nuevo Papa el próximo 19 de marzo, aunque todavía no está confirmada su asistencia.


Reemplazo

Monseñor Arancedo explicó cómo es el proceso para reemplazar a Bergoglio en Buenos Aires. “Cuando una sede queda vacante corresponde al vicario general ejercer y convocar al colegio de consultores. Ellos eligen un administrador diocesano hasta que se provea un obispo. Se forma una lista que va a Roma y es estudiada por un consejo de cardenales. En base a la lista presentada por el nuncio, el Papa nombra al nuevo obispo”.

/// EL DATO

“Es un hombre de fe, lucidez,  diálogo, cercanía y oración”

Han visto en un argentino condiciones para ser Papa. Hay que vivirlo con alegría, pero con responsabilidad también”.

Monseñor Arancedo

Obispo de Santa Fe

/// OPINIÓN

Un nombre, una misión

Javier Albisu SJ

En el “nombre” se cifra la “misión”. El que se es y lo que se hace, deben recorrer un camino de identificación. Por eso, al elegir por nombre “Francisco”, el Papa, está marcando, no sólo, la misión que entiende que recibe, sino el estilo de vida que la realiza. Una misión como la entendió San Francisco (“el pobre de AsÍs”) ante la Cruz de San Damián: “Francisco, repara mi Iglesia”. Haciéndolo en un estilo de humildad y pobreza, capaz de devolver a la Iglesia la “belleza de su rostro”, despojándola de todo lo que haya podido añadir a la austeridad del Evangelio.

El Papa Benedicto XVI, días atrás, dejaba su lugar al reconocer que aquello que la Iglesia necesitaba, no podía ser él quien lo llevara adelante. Y esta humildad suya, sigue siendo el distintivo que Dios pide como camino de quienes van detrás de sus pasos (tal como dijo al primer Papa: “Tú sígueme”). En ese camino de humildad, Dios suscita hoy a Francisco. Un discípulo de San Ignacio, que sabe lo que significa (como jesuita) servir obedientemente a la Iglesia y su Romano Pontífice, en las misiones que él encomiende. Un “hombre de Dios”, que a decir de San Ignacio, “no teme afrontar los grandes desafíos, ni teme quedar contenido en lo más pequeño”. Un hombre de oración, que sabe escuchar con un oído la voz de Dios, y con el otro, la del Pueblo de Dios. Un hombre de coraje y paciencia; de firmeza y ternura. De pocas palabras y justas en verdad. De muchos gestos y grandes en humanidad.

Francisco hoy tiene la enorme oportunidad de “innovar”, no sólo en un nombre nuevo y un origen nuevo, sino en un estilo nuevo con el que devolver la belleza del rostro de Dios reflejado en su Iglesia, como signo de su amor en favor de los hombres.