Es el libreto tatengue, aunque matemáticamente pueda no alcanzarle...

El “matar o morir” que Unión usa como sello

A diferencia de muchos técnicos que son “saca-puntos” apelando a la mezquindad, Sava eligió el camino inverso para intentar algo que hoy parece un milagro.

El “matar o morir” que Unión usa como sello

Para muestra, este botón/ Esta es la definición del pibe Brítez en una jugada en la que arrancó en su propia área, prácticamente, tocó y fue a buscar la definición y llegó a posición de gol. El remate del juvenil será tapado por Javier García. Foto: Matías Nápoli

 

 

 

Enrique Cruz (h)

Si los cálculos no me fallan, Unión quedó 13 puntos por debajo de Independiente y a 5 de Quilmes. La comparación con San Martín de San Juan y Rafaela es más sencilla, porque los tres (Unión incluido) dividen por la misma cantidad de partidos: hay 3 puntos de diferencia con los sanjuaninos (que juegan mañana con Arsenal en Sarandí) y 11 con Rafaela (que también juega mañana, ante All Boys en Floresta). Restan 13 partidos, o sea 39 puntos en disputa. La distancia es considerable con Independiente y también con Rafaela pero se hace más accesible con San Martín y Quilmes. La cuestión es que el reglamento también se convierte en un enemigo de Unión, porque son tres los descensos directos y ya no dos. Si hubiese sido como el año pasado, este pequeño envión que tomó el equipo después de tantos resultados adversos, sería para entusiasmarse, al menos, con la posibilidad de jugar Promoción. Pero como ya no existe más esta doble final con los equipos de la B Nacional, la única alternativa es superar a tres en el promedio. Y por eso la situación sigue siendo muy, pero muy complicada para Unión.

El viernes a la noche, charlando con Carlos Trullet y preguntándole los porqués de este momento rojiblanco (Carlos podrá estar dirigiendo en cualquier parte o descansando pero nunca deja de interiorizarse por el Unión que lo tuvo como protagonista en tantos momentos), decía una cosa muy cierta: “El gran problema para los clubes que ascienden es el primer año. Pasada la primera temporada, estimo que la segunda se hace más accesible y no tan compleja”, señaló el Cabezón. Y tiene razón. Unión está donde está porque en 25 partidos que lleva jugados de este segundo año en la máxima categoría, apenas sumó 15 puntos. Y cómo será de pésima la campaña sin victorias del Inicial, que en sólo 6 partidos del Final se sumaron ya más puntos que en ese primer torneo, con 13 partidos aún por jugarse.

No es para apabullarse tanto con los números. Lo bueno es que si se hacen los cálculos pertinentes, es porque todavía queda un hilo de vida, un margen de esperanza al que Unión se aferra con uñas y dientes a pesar de la complejidad del problema. Y para eso, Sava decidió elegir un camino que condice con aquella frase esbozada antes del inicio de la temporada: “Si nos tenemos que ir al descenso, lo haremos con dignidad”.

Ya se habló y mucho de los famosos ocho cambios antes de Boca. Ya se habló de las salidas de jugadores básicos y con titularidad adquiridas en otros momentos, como Avendaño, Míguez, Donnet, Jara (ahora lesionado), Maidana, etcétera. Ahora es tiempo de hablar de esta idea que el técnico pregona y el plantel interpreta, aun con limitaciones y urgencias. Es tiempo de rescatarla, valorizarla y hasta destacarla como algo que no siempre se consigue.

Una vez, Julio César Falcioni, al llegar a Santa Fe para dirigir a Colón, dijo que “si es necesario poner el colectivo delante del arco para defender un resultado, lo haré”. Y alguna vez, Unión salió a buscar un técnico “saca-puntos” como Caruso Lombardi, con la convicción de que la “única” forma de sumar es metiendo gente atrás, defendiendo el cero en el arco propio y apostando a un error del rival para rasguñar un “golcito” que pueda asegurar la victoria.

Sava no lo entendió así. Sale a jugar con un esquema abierto, con cuatro jugadores con neta disposición ofensiva, dos volantes de recuperación que van detrás de ellos para no dejar espacios y una línea de cuatro que aprieta y achica casi hasta la mitad de la cancha. Eso es mandar al frente a un equipo sin miramientos. Porque aún ganando —como Unión lo hacía ante Tigre—, el equipo jamás se metió atrás, atacó siempre y hasta puso en posición de gol a un marcador de punta (Brítez, en aquella jugada que terminó tapando Javier García). Pero lo mejor de todo no es solamente la idea que el técnico esboza ante sus dirigidos, sino la amplia aceptación que tuvo en ellos.

Unión no es el Barcelona ni es el mejor equipo del torneo ni nada que se le pueda parecer porque sólo pudo ganar dos partidos sobre 25 y hace casi un año que no gana como local. Sigue siendo el mismo plantel limitado al cual un técnico llegó con un libreto y una idea que supieron tomar y al que se le incorporaron cuestiones que tienen que ver con la motivación (coincidentemente con la contratación de Matías Dalla Fontana como psicólogo) que provocaron un giro trascendente para esta pésima campaña.

Es posible que a Unión no le alcance y que el futuro no tenga remedio en cuanto a la chance de seguir en Primera. Se evaluará en su momento y se adjudicarán responsabilidades. Está bueno que en esta última parte del camino se haya elegido una idea que no es habitual en esta clase de equipos comprometidos. Es valorable. Y seguramente dejará muchas enseñanzas.

 

Al trabajo.

El plantel de Unión volverá mañana al trabajo con vistas a los próximos compromisos. El lunes 25 de marzo, los tatengues jugarán en Chaco con Gimnasia de Concepción del Uruguay por Copa Argentina. Este encuentro se jugará en el lapso que hay Eliminatorias Sudamericanas (Argentina juega este viernes y el martes 26 ante Venezuela y Bolivia, respectivamente). Por el torneo Final, el equipo de Sava visitará a Atlético de Rafaela el domingo 31 del corriente en la Perla del Oeste.

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