Dos novelas de Beatriz Actis

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Beatriz Actis. Foto: Lucía Dozo.

Por Silvia Sotelo

“Los poetas nocturnos” (novela, Homo Sapiens Ediciones, Rosario, 2012) y “Los años fugitivos” (novela, Alción Editora, Córdoba, 2012).

Beatriz Actis, autora santafesina radicada actualmente en Rosario, de amplia y reconocida trayectoria en el campo de las letras y de la investigación literaria, dio a conocer recientemente dos novelas. Se trata de Los poetas nocturnos (ganadora del Premio del Fondo Nacional de las Artes) y de Los años fugitivos (finalista de los premios Emecé y Letra Sur).

Los tiempos de escritura, suelen aclarar los autores, no son correlativos con los tiempos de publicación; en este caso, las importantes distinciones obtenidas por ambas obras, escritas en períodos diversos, determinaron que se publicaran con apenas un mes de diferencia, algo muy poco usual en el mundo editorial actual. Ambas ediciones, muy cuidadas, presentan diseños para destacar: en Alción, a través de la tapa en que luce un óleo de Luis Blanchard, y en Homo Sapiens, a partir de una fotografía original del santafesino Miguel Grattier.

Los años fugitivos se centra en cuatro personajes -que en el pasado compartieron parte de su historia en un campo de petróleo de la Patagonia- que narran lo sucedido veinte años después de ocurridos aquellos episodios que finalmente los separaron. Cada uno de ellos, en el presente, en distintos lugares y viviendo experiencias y circunstancias variadas, recuerda aquel pasado en el sur, sus secretos y sus claroscuros. A medida que la acción avanza, vuelve a urdirse una red de vínculos entre ellos y se suceden nuevas historias que los tienen como protagonistas.

En cuanto a Los poetas nocturnos, se puede afirmar que es, de algún modo, una novela pendular, que va y viene de la ciudad en la que habita la protagonista al pueblo costero en donde ha vivido su padre, y a veces más lejos: La Habana, Nueva York, París. Se trata (como Los años fugitivos) de una novela viajera. El comienzo presenta una búsqueda más bien sesgada; a medida que la novela avanza, la dimensión que descubre el lector es otra, es la verdadera, la que disfrazan las conversaciones y recuerdos de la primera parte: la intención de la protagonista de descubrir lo oculto en la historia familiar y en su propia identidad. Esto sucede mientras emprende un viaje del sur al norte, bordeando el Paraná y, paralelamente, otro personaje femenino, que funciona como su contrapartida, bordea el océano desde el norte hacia el sur. Pero en el viaje de este segundo personaje, la búsqueda que se emprende no es ya individual sino que está orientada hacia lo social, lo comunitario. Y ambas búsquedas se funden a través de las peripecias que la autora narra con sólida eficacia narrativa.

Señala María Teresa Andrue-tto en la contratapa: “Una mujer que baja por la costa del Pacífico y otra que navega río arriba delinean, en una suerte de embriaguez, una geografía y un tiempo por los que circulan (sueño, utopía o pesadilla) acontecimientos sociales de las últimas décadas en Latinoamérica. La búsqueda de un territorio que ya está en el mito y el viaje tras las huellas de un padre, de un pueblo y de una historia son el hilo que conduce certeramente al lector”.

Si bien cada una de las novelas se lee de modo independiente, puede pensarse en un ciclo que las reúne, y que podría incluir también a la novela anterior de la autora, Cruces cierran los campos, publicada en España, pero no porque traten temas comunes o reaparezcan los mismos personajes, como sucede en las sagas, sino porque en todas adquiere protagonismo la memoria. También porque, junto a tramas exigentes y elaboradas, en estas muy logradas novelas fluye un registro poético, algo muy difícil de plasmar en el trabajo narrativo, a través del minucioso y exquisito trabajo del lenguaje, que caracteriza en general a la obra de Beatriz Actis.

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