Exposición en Osde

El tiempo y sus temporalidades

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Esta obra fue realizada por los artistas María Laura Paccitti, Maximiliano Maignien y Mariel Zilli, que enlazaron sus líneas para crearla. Quedará como patrimonio de Osde, sede donde podra visitarse hasta el 2 de julio. Foto: Gentileza producción

 

Geraldhyne Fernández

Me convocaron a escribir sobre esta muestra antiguos alumnos de la Escuela de Arte, hoy amigos, que se reunieron para repensar qué es el tiempo para cada uno de ellos, y cómo lo expresan en su obra y exhibirla para ustedes.

El texto elegido por los artistas para desarrollar esta muestra, escrito por Fabián Lebenglik para Noé, expresa: “Aquí nos encontraremos con tiempos sucesivos, tiempos simultáneos, tiempos contraídos y condensados, tiempos laxos, tiempos fuera o dentro del tiempo; tiempos muy delgados que tienden a cero y anulan la dimensión temporal de los acontecimientos; tiempos superpuestos y contradictorios, que se suceden simultáneamente; saltos temporales por la imposición de tiempos ajenos; tiempos que se queman, se fuerzan o aceleran”. Fue el disparador de las obras que difieren en cuanto a técnicas y tratamientos del tema pero los aúna la inquietud sobre ello.

Ahora bien, si me preguntan ¿qué es el tiempo? La verdad, lo ignoro, como desconozco qué es la eternidad, aunque la anhelo. Anhelo saber, anhelo apropiarme de él, pero ¿qué es? No lo sé.

Desde el confín de los días al espacio sideral el tiempo pasa; nadie transita algo dos veces en la misma circunstancia, porque él no es el mismo, siéndolo, ni el río o camino lo es, como decía Erasmo de Rotterdam. El tiempo que pasa, que es fluir, que es fugitivo, está en la mente del hombre. Es Memoria hecha en buena parte de Olvido.

Tiempo, imagen de eternidad, la suma de los ayeres, de todos los seres conscientes, más el presente que se va y el porvenir no creado; todo existente es parte en él. No sé de tiempos, ni de espacios, sé de este presente fluyendo que deviene casi inexistente por ser pasado y porvenir a la vez. Eternidad, anhelo anhelante del ser, de momentos del alma en el espacio, ansiosa de ese porvenir que sólo intenta volver al principio, a lo eterno, en la continua agonía de ser, naciendo y muriendo.

Dádiva de la eternidad

Tiempo que es lo que es, devenir constante. Para Platón, el tiempo es la imagen en movimiento de la eternidad inmóvil. El mundo comienza a ser en el tiempo y desde allí todo es sucesión, porque el ímpetu vital no puede ser subdividido. Existen nuestras sensaciones y emociones donde las memorias de los seres en el tiempo con el tiempo que busca la eternidad, donde es; allí donde el tiempo no existe. Sólo el ser. Sólo el amor.

Para William Blake (poeta, pintor, grabador y místico inglés del siglo XVIII) el tiempo es la dádiva de la eternidad en pequeñas porciones de presente, en experiencias sucesivas de memoria y sensaciones actuales, en porvenir anhelado y temido.

Ese cambio de cada día que nos invade, es sólo una estructura mental, que intenta buscar el alma, esa que discurre en el amor, y sólo está en él sucesivamente buscando lo eterno, queriendo volver al principio.

Nosotros en el tiempo somos algo cambiante y algo permanente. Somos misterio, sucesión, memoria, imaginación, sentimiento, es la forma en la que el hombre fracciona su vida, la absorbe, la vivencia, determina lo que entiende por él; no existen en sí tiempos laxos, delgados, condensados, o contraídos. Existen seres humanos que apasionadamente se adueñan con sus vidas de esa idea que en la temporalidad presente manifiesta su espíritu, lo que para ellos es el tiempo o cómo lo vivencian, sobre papeles, con tintas, o lápices, o barro, todo es válido para hacer y expresar a través del arte lo que se siente.

Mauli entiende el tiempo como un constante devenir, y la expresión elegida es una conjunción de materias que plasman su idea de una manera conceptual, en síntesis, utilizando esquemas y materias que lo enuncien: círculos concéntricos, espirales, superposiciones, árbol-vida, arcilla-fuego, papel-impresión, centro-periferia, materia-alma. Todo nos remite al ser que busca su centro, su origen, su atemporalidad, su humanidad presente y su sentido. Siempre en búsqueda a través de una técnica mixta, mezcla de materiales que se dejan moldear al sentido de su grafía de expresión.

Machi se adentra en el ser humano y la opresión que ejerce sobre él la sensación de efímero, de velocidad cargada de presiones que genera vacío. Seres apresados, amordazados, la línea infinita y superpuesta, delicada marca del ser en un papel, queriendo sacar los fantasmas, los dolores, propios o ajenos que apresan al hombre. Poses forzadas, planos inexistentes, focos descentrados, uso de otros materiales para encerrarlos más en un espacio circundante que enmarque al ser casi ahogándolo. Línea sensible de un ser sensible, que se busca y encuentra reflejado en sus propios dibujos de una exquisita minuciosidad.

Mariel se manifiesta a través de los contrastes latentes del blanco y negro de los grabados en relieve, y del color y la textura de los papeles recortados, ensamblados y trabajados encima . Es así que desarrolla su forma de ver y plasmar el tiempo. Expresión fuerte de bocas gritando , o en ondulantes líneas que apresan o enredan aquello que fue o que vendrá. El tiempo que fluye sin fin en los caminos del Hombre, en sus trayectos de vida, en sus vivencias, el cual quiere ser atrapado, apropiarse de él y su experiencia vivida y sólo se encuentra en la memoria, que lo ha de mantener o en imagen plasmada en arte.

Curaduría

La curaduría creativa se define a partir del discurso que concibe el curador con base en objetos creados por otros. A través de esos objetos y de un espacio, llámese museo, galería o sala de exposición, los curadores representan, simbolizan o expresan una idea. Saben que ése es el lenguaje con el que se tienen que dirigir al público, aunque ese lenguaje no les pertenece, ha sido inventado por otro, llámese obrero, artista, arquitecto, artífice o artesano. El curador se apropia del objeto y del espacio y con ellos crea otras cosas relacionadas con el arte. El curador debe dilucidar el significado de los objetos y ayudar a que los públicos entiendan la relación entre la cultura material y los individuos a quienes hacen referencia los objetos. Él es quien decide qué se debe incluir y qué se debe excluir de la narración de un museo. Por ello, debe manejar su trabajo con honestidad. Puede determinar cuáles son los grados de aceptación de una obra y qué debe ver el público, según su criterio; cómo exhibir las obras, escribir los textos, interactuar con los artistas, etcétera.