Investigación biogeográfica en la ciudad

Estudiarán las variaciones del clima para crear una “radiografía térmica”

Expertos medirán la temperatura en varios puntos urbanos. Analizarán las fluctuaciones térmicas entre el centro y la periferia. La información podría ser clave para mejorar las políticas ambientales.

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Inédita experiencia. El estudio permitiría ver las fluctuaciones térmicas entre el centro -donde el cemento de las edificaciones y la acción antrópica concentran el calor- y la periferia de la ciudad. Foto: Archivo El Litoral / Amancio Alem

 

Luciano Andreychuk

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Pensemos a la ciudad como una figura de dos anillos concéntricos. El círculo del medio es el macrocentro, con su abrumador paisaje de cemento y edificios, humedad elevada, pavimento y circulación vehicular casi colapsada. Ese centro es una “isla de calor urbano”, concepto definido como el área donde hay un exceso de calor generado por efecto de la acción del hombre. El otro círculo es la periferia, donde su fisonomía y condiciones climáticas son ciertamente distintas (hay menos edificios, más espacios verdes, etc.) y pueden registrarse temperaturas más bajas.

Con efectos favorables y desfavorables, las consecuencias de la isla de calor urbano son múltiples. Pueden ser de tipo meteorológicas, pues el exceso de calor en ocasiones genera fenómenos de convección urbana que favorecen la formación de nubes y precipitaciones (también puede cambiar el ciclo de vida de las plantas); económicas, con la disminución del uso de calefacción en invierno y el incremento de consumo de aire acondicionado y de agua en verano; y sanitarias, pues se acentúan los problemas de salud derivados de la contaminación del aire (respiratorios). El estrés térmico durante olas de calor afectan el confort bioclimático de las personas.

Estos fenómenos naturales no pueden modificarse pero sí medirse y, a partir de ello, tomar acciones que ayuden a mitigar los efectos de esas variaciones climáticas, y contribuir a mejorar el ordenamiento poblacional. Eso es lo que pretende una inédita investigación emprendida por un grupo de investigadores y estudiantes becarios del Laboratorio de Investigaciones Geográficas de la Facultad de Humanidades y Ciencias (Fhuc) de la UNL, en el marco de un Curso de Acción para la Investigación y Desarrollo (Caid) comenzado en 2012.

Cómo se hará

Los expertos medirán periódicamente las variaciones térmicas en diferentes puntos de la ciudad. Los registros climáticos (de temperatura, humedad y velocidad del aire) se cotejarán durante un tiempo prolongado. Y la información procesada que se obtenga podría convertirse en una herramienta clave para ayudar a mejorar la gestión ambiental en la ciudad. Este estudio -que ya ha comenzado- tendrá en cuenta también los procesos de urbanización y el avance de la construcción en altura, en una ciudad rodeada por cursos de agua como el río Salado y el sistema lagunar Setúbal-Leyes.

Esta investigación dará una radiografía térmica de la ciudad: “El ejido urbano se convertirá en una cuadrícula: se tomarán cuatro ejes de sur a norte, y cuatro ejes de este a oeste, tomando como referencia las principales avenidas. Haremos las mediciones junto con becarios estudiantes (15 personas en total) en distintos lugares. Se saldrá en vehículos con un termohigrógrafo (que mide temperatura y humedad) y un anemómetro (que toma la velocidad del viento). Se harán tres mediciones diarias, a primera hora -al amanecer-, a la siesta y al atardecer”, explicó la Dra. Blanca A. Fritschy, investigadora del Conicet y profesora de la Fhuc, a cargo del Caid.

Cada registro de temperatura se volcará en planillas. “Así, a una misma hora tendremos las temperaturas de cada punto del plano urbano. Los datos se digitalizarán y se pasarán a un sistema de información geográfica: a partir de ahí sacaremos las áreas de mayor o menor intensidad calórica. La idea es que en principio el trabajo se haga durante tres años, para que la medición dé conclusiones suficientes. Ya empezaron los entrenamientos y las mediciones”, contó la investigadora.

Para qué servirá

“La información que relevaremos podría ayudar al mejoramiento de la gestión medioambiental. Serviría para que, por ejemplo, el municipio diga: “En este determinado sector de la ciudad donde hay más calor, sería conveniente intensificar las terrazas verdes, los arbolados o lo techos pintados de blanco. O viceversa: En esta zona donde hace más frío, se podrían pintar los techos de azul o de negro, para que retengan más el calor”, clarificó Fritschy en términos prácticos.

“Lo mismo para los retardadores pluviales: hay zonas en la ciudad donde convendría más instalarlos, y otras zonas donde no. Eso lo podrá precisar el registro térmico”, indicó la investigadora. De esa manera, la información que arroje el estudio se podría utilizar como herramienta de planificación y gestión en materia ambiental sobre la base de estrictos fundamentos científicos.

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La Dra. Fritschy, (der.), acompañada por la Dra. Mónica García, invitada especial de la Universidad Nacional de Mar del Plata (izq.), explicaron los alcances de un estudio que no tiene antecedentes en Santa Fe.

Foto: Guillermo Di Salvatore


Clima y suicidio

  • Este estudio sería también el puntapié inicial para otra investigación que parece, a primera vista, cuanto menos inquietante: la relación que existe entre los estados climáticos y los suicidios, o también llamados “trastornos afectivo-estacionales”.

“Venimos trabajando este tema. Hay autores que creen que hay una vinculación directa entre los estados del tiempo y los cuadros depresivos que pueden llevar al suicidio. Un día nublado con llovizna, que está gris, etc., generalmente es propicio para pulsiones suicidas en personas sumidas en estados depresivos. Hay vinculación directa entre las variaciones del tiempo y las tendencias suicidas”, dijo Blanca Fritschy, investigadora del Conicet y profesora de la UNL.

“A esto lo vamos a comprobar. Lo que vamos a hacer es buscar esos días climáticamente negativos, con alta humedad, nubosidad y baja temperatura, para ver si hay coincidencia entre la teoría y eventuales casos de suicidio que puedan ocurrir. No digo que las condiciones meteorológicas sean causa de suicidios, sino que aquéllas pueden influir en el estado de ánimo de las personas”, cerró.