Preocupante

Taxista golpeado en un asalto

  • La víctima tiene 42 años. Terminó con lesiones en sus manos y en la cabeza cuando resistió un robo.
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“El rufián me gatilló dos veces pero el arma se le trabó”, relató hoy Eduardo Mansilla. Foto: Danilo Chiapello

 

Danilo Chiapello

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El sábado a la noche, Eduardo Mansilla fue el chofer de su propia pesadilla.

Una pareja de delincuentes lo asaltó en una violenta faena que incluyó amenazas, golpes y hasta una virtual ejecución a tiros, que se frustró sólo por el mal funcionamiento de un arma de fuego.

Pese a que Eduardo es uno de esos viejos “tacheros” que aman el oficio del volante, nada sospechó cuando el sábado, cerca de las 20, tomó como pasajeros a una “parejita” en la zona de la terminal de ómnibus Manuel Belgrano.

Eduardo tiene 42 años y actualmente se desempeña en la empresa Radiotaxi Santa Fe, al mando de un VW Gol.

Lo que sigue es su relato del hecho.

“El sábado a la noche tomé en la puerta de la terminal a dos pasajeros que me pidieron un viaje hasta el country Los Molinos. Estas personas, un hombre y una mujer jóvenes, estaban muy bien vestidos. Nada de su aspecto podía llamar la atención o despertar sospechas.

“Lo único raro fue que me pidieron que vaya por la avenida de Circunvalación Nueva. Pero poco antes de llegar comenzaron los problemas. El tipo sacó un arma y me encañonó. Me pedía la recaudación. Por suerte yo tengo la costumbre de no llevar toda la recaudación encima. Al final me sacó sólo 60 pesos. Cuando yo veo eso le digo ‘mirá que no voy a parar’, y entonces comienzo a acelerar más. Entonces el tipo me gatilló. Me gatilló dos veces, pero el disparo no le salió. No sé si tenía el arma trabada o qué. No fue un simulacro de ejecución.

“Como el arma no funcionaba entonces me pegó. Primero en la cabeza y después en la manos. Me pegaba en las manos para que yo soltara el volante. Después ya no me acuerdo más nada”.

Según se supo ya casi en estado de inconciencia Mansilla llegó hasta el country Los Molinos donde su vehículo atravesó una profunda cuneta y finalmente se detuvo.

Esta circunstancia fue aprovechada por los delincuentes que descendieron del vehículo y se dieron a la fuga.

La situación no pasó desapercibida para el guardia de seguridad de dicho country que se acercó hasta el taxi y auxilió a Mansilla.

Minutos después arribó al lugar un patrullero cuyos agentes al ver la gravedad del cuadro, cargaron al chofer y lo llevaron hasta el hospital Mira y López.

La reflexión final de Eduardo sobre lo ocurrido exime de mayores comentarios.

“Otra cosa no tengo. Hay que bajar la cabeza y darle para adelante. Yo anoche salí a trabajar porque necesito el dinero. Pese a que el médico me dio para que descanse pero no puedo. Por los golpes en las manos no puedo poner los cambios pero igual me las arreglo”, sentenció.