Luego del caso Snowden

EE.UU. intenta recomponer relaciones con Rusia

  • Se lleva adelante un encuentro bilateral de Ministros de Relaciones Exteriores y Defensa, cargado de asuntos conflictivos. Barack Obama enfrenta los problemas de la reforma migratoria, el presunto espionaje de estadounidenses y la actual crisis diplomática con Rusia.
EE.UU. intenta recomponer relaciones con Rusia

Otras épocas: Barack Obama en uno de sus encuentros con su homólogo ruso, Vladímir Putin. Foto: Agencia EFE

 

Redacción de El Litoral

Agencias EFE/DPA

Estados Unidos confía en que un encuentro bilateral de titulares de Exteriores y Defensa, cargado de asuntos conflictivos, podrá allanar las diferencias que provocaron la anulación de la cumbre entre el presidente Barack Obama y su homólogo ruso, Vladímir Putin.

Luego de que Obama anunciara esta semana la cancelación de la cumbre bilateral con Putin que tenía prevista para septiembre en San Petersburgo (Rusia), el Gobierno de EE.UU. presentó la reunión de hoy como una oportunidad de avanzar en los problemas que han precipitado el desencuentro entre los presidentes.

“La relación no está en el punto en el que podamos hacer grandes progresos en una cumbre presidencial. Así que los ministros pasarán la mayor parte del tiempo centrados en progresar en esos mismos asuntos” que les dividen, informó la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki.

La cita reune a los titulares de Exteriores y Defensa de EE.UU., John Kerry y Chuck Hagel, y sus homólogos rusos, Serguei Lavrov y Sergei Shoigu.

Temas espinosos

Estados Unidos mantiene una “apertura” a volver a programar la cumbre entre Obama y Putin “en un momento adecuado, en el que haya posibilidad de hacer avances” en la agenda bilateral, según Psaki.

“Pero no espero que eso vaya a ser una parte importante del enfoque en el diálogo bilateral. Creo que estará más centrado en hacer avances en los asuntos” conflictivos, agregó.

Esos temas son, fundamentalmente, la solución al conflicto en Siria, el sistema de defensa de misiles, el control de armas o los derechos humanos; si bien los ministros también tratarán otros asuntos en los que hay “más afinidad”, como Irán, Corea del Norte o Afganistán, explicó Psaki.

Sin embargo, el último escollo en la relación entre EE.UU. y uno de los problemas principales a tratar es el asilo temporal concedido por Moscú al exanalista de la CIA Edward Snowden, según aseguró el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.

“No consideramos que él sea el centro de la relación con Rusia, pero tampoco es algo que vayamos a dejar de lado, de ninguna forma. Sigue siendo nuestra posición que hay una justificación legal amplia para devolver a Snowden a Estados Unidos”, afirmó Carney.

Cooperación bilateral

El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, aseguró hoy que “la colisión de los intereses de EE.UU. y Rusia no debe socavar la cooperación bilateral” entre ambos países, en referencia a la escalada de tensiones diplomáticas por el caso del extécnico de la CIA, Edward Snowden.

Kerry hizo estas declaraciones minutos antes de dar comienzo la reunión de alto nivel con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, y los máximos representantes de Defensa, el ruso Sergei Shoigu, y el estadounidense, Chuck Hagel.

La concesión del asilo temporal a Snowden por parte de Rusia ha generado tensiones entre ambos países que han llevado al presidente estadounidense, Barack Obama, a cancelar su reunión bilateral con su homólogo ruso, Vladimir Putin, en septiembre.


Análisis

Por Marko Mierke - DPA

La política exterior de Obama

La cancelación del encuentro con su homólogo ruso, Vladimir Putin, atrajo simpatías al presidente estadounidense, Barack Obama, dentro de su país. Sin embargo, al mismo tiempo aumentan las críticas a su balance en política exterior y muchos lo ven, cuatro años y medio después de su llegada a la presidencia, ante una debacle diplomática.

Dentro de Estados Unidos, Obama ha sido alabado por su brusca anulación del viaje a Moscú: un senador demócrata llegó a decir que ya era hora de poner en su sitio al ‘camorrista de patio de colegio‘ Putin.

Pero para las ambiciones de política exterior de Obama, el fiasco diplomático es uno más en una larga cadena de contratiempos; y es que cuatro años y medio después de su llegada a la presidencia, apenas ha logrado ninguno de sus objetivos marcados: desde un mundo libre de armas nucleares hasta la reconciliación con el mundo musulmán, pasando por la paz en Cercano Oriente. Los analistas en Washington hablan cada vez más claro de una ‘política exterior fracasada‘.

“Obama no quería nada menos que cambiar el curso de la Historia hacia un mundo más justo, pacífico y estable”, señaló en un reciente balance sobre su política exterior el renombrado instituto Brookings de Washington. Según el informe, apenas logró resultados, sino que en lugar de eso sus oponentes tuvieron cada vez con más frecuencia la impresión de contar con un presidente más débil, cuando no incompetente en ese campo. El intento de tender la mano a Estados considerados hostiles como Rusia, Irán o China le hizo alejarse de buenos y viejos aliados en Europa o de Israel. Un alto precio para una cosecha hasta ahora estéril.

Ya durante la campaña electoral para lograr un segundo mandato, los asesores de Obama tuvieron problemas para publicitar los éxitos política exterior de su candidato. La muerte del líder de Al Qaeda Osama bin Laden y el fin de la guerra de Irak bastaban, pero el problema era que los dos procesos habían comenzado bajo su predecesor George W. Bush.

Y Obama apenas pudo contrarrestar las acusaciones de los republicanos de que el comandante en jefe del Ejército más poderoso del mundo era demasiado débil y titubeante. Actualmente los comentaristas se preguntan si no habría que haber tomado más en serio a su contrincante electoral Mitt Romney cuando dijo que Rusia era el ‘mayor enemigo geopolítico‘ de Estados Unidos y exigió una actitud más dura contra Irán.

Ya en los primeros meses del segundo mandato de Obama, considerado en Estados Unidos la fase más importante de una presidencia, porque no existe la presión de someterse a una nueva campaña electoral pero al mismo tiempo el poder empieza a reducirse rápidamente, la política exterior comenzó a ir incluso peor.

Cuando pretendía pedir cuentas a su homólogo chino Xi Jingping por los ciberataques a Estados Unidos durante una cumbre bilateral en California, Obama acabó expuesto él mismo por los programas de espionaje masivos por parte de sus servicios secretos, el NSA. Y es que un colaborador externo de bajo rango de la institución fue capaz de sacudir la credibilidad de una superpotencia en todo el mundo.

Otro ejemplo: Desde el golpe militar en Egipto contra el presidente elegido democráticamente Mohamed Mursi, la Casa Blanca no terminó de encontrar una posición definida sobre lo ocurrido en un importante país aliado, afirman los críticos. Incluso el Departamento de Estado ha mostrado poco interés y desde hace más de un año está desocupado el puesto de dirección del departamento de Egipto.

En lugar de eso, el secretario de Estado John Kerry viajó durante meses en Cercano Oriente para intentar reactivar las negociaciones de paz. Y cuando por fin se logró que israelíes y palestinos se sentaran unos frente a otros en Washington, Obama quedó en un segundo plano. Y es que en 2010 ya se quemó los dedos al fracasar rápidamente la tan celebrada reactivación de las conversaciones de paz.