Indagado por homicidio

Detienen a un hombre por el hallazgo de una cabeza en el Leyes

Primero un estudio de ADN permitió identificar el cadáver encontrado el año pasado por pescadores en el Arroyo Leyes. Ahora, la Justicia tiene en la mira al presunto asesino.

De la Redacción de El Litoral

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Un hombre de unos 45 años se encuentra detenido desde ayer, a disposición de la Justicia Penal, investigado por el crimen y desaparición el año pasado, de un vecino de barrio Candioti.

En un procedimiento ordenado este viernes por la mañana por el juez de Instrucción Segunda, Nicolás Falkenberg, fue privado de la libertad un hombre que vive en la zona de la costa y cuyo medio de vida estaría fuertemente ligado al mundo delictivo.

Se cree que es un sicario, un hombre capaz de infundir temor y hasta de matar a cambio de una buena paga.

Si bien por el momento se lo investiga por la desaparición y muerte de Daniel Luque, no se descartan vínculos con otros casos, que hasta ahora se presentan impunes.

El operativo realizado a las 7 de la mañana de ayer por personal de Asuntos Internos se concretó en una precaria casilla en zona de la costa, donde el imputado tenía residencia, informaron fuentes del caso.

La investigación se inició en octubre del año pasado, a raíz del hallazgo de una cabeza que se encontraba sumergida en el arroyo Leyes. Un pescador alertó a la policía de Los Zapallos, del departamento Garay, que junto con investigadores de la URI levantaron los restos y los enviaron a la justicia para que se realicen las pruebas científicas de rigor.

El caso fue rápidamente vinculado con la desaparición de un hombre llamado Daniel Luque, de 42 años, que vivía en una casa de calle Vélez Sarsfield al 3300. Según el relato de vecinos, Luque fue visto por última vez el 28 de septiembre, cuando de manera violenta fue obligado a abordar una camioneta con vidrios polarizados.

Nada se supo de él desde entonces, pero ante el macabro descubrimiento, la Justicia ordenó la extracción de muestras de sangre de sus familiares para luego cotejarlas con el ADN de la cabeza.

Así fue que se logró identificar a la víctima de una muerte violenta y desde entonces se investigan cuáles fueron sus últimos pasos, sus relaciones y a quienes, por motivos no especificados, buscaban eliminarlo.