Navegar en el mar de la inocencia

Navegar en el mar de la inocencia

lady ladilla en “alimañas”.

Del 19 al 22 de septiembre se realizará en nuestra ciudad el Festival Nacional de Clown denominado “Festiclown en Primavera 2013”. A raíz de esta propuesta, presentamos una entrevista a Tuto Tul, encargado de dar inicio al encuentro, con su espectáculo “Naturaleza Rota”.

Textos. Malena Bravo. Fotos. Gentileza Producción.

 

El actor Tuto Tul (José Guirado) será el encargado de dar el puntapié inicial al Primer Festival Nacional de Clowns que se realizará en Santa Fe del 19 al 22 de septiembre.

Con “Naturaleza Rota”, su último trabajo, iniciará este encuentro que promete ser una verdadera fiesta, además de un espacio de encuentro, de intercambio, de aprendizaje, de alfabetización estética de un pueblo y de salud porque “un pueblo que ríe es un pueblo sano”.

- ¿Cuándo comenzaste a hacer clown?

- Me crié entre bambalinas, desde niño actué en obras de teatro. La primera obra fue con mi hermana Agustina y los amigos del barrio. Ensayamos bastante y estrenamos en un asado que hicieron mis viejos en casa. Actué y trabajé en obras con mi padre, Gustavo Guirado; mi madre, Alejandra Zambrini; y Laura Copelo, Chiqui González, Cristian Marchesi, Carlos Schuaderer y Norberto Campos, entre otros. A los 21 años hubo un cambio. Estaba estudiando en la Escuela de Teatro y Títeres de Rosario y para ganarme la vida empecé a vender comida casera en los parques. Al poco tiempo empecé a llevar vestuario e interactuar cada vez más con las personas a las que les vendía, poco a poco incorporé técnicas del clown, el circo y hacía pequeños numeritos que me ayudaban a entrar en confianza.

Actuaba cada vez más y me di cuenta de que quería hacer “eso”, actuar en la calle, con un público espontáneo y cercano. Una sensación de libertad me empujaba a jugar e improvisar con la gente. Esto no se parecía en nada a todo lo que había hecho hasta entonces, una nueva dimensión de la escena que parecía no tener barreras, sobre todo la de la cuarta pared. La calle me impulsó a darle al cuerpo otras dimensiones físicas, incorporé rápidamente el circo y luego el kung-fu. Salía a correr y practicaba acrobacias, seguía con mi formación actoral en la escuela de teatro y cursos privados pero empezaba mi camino paralelo y autodidacta: me entrenaba para algo nuevo. Pasaba las noches pensando cómo sorprender al público en la calle y así fue que empecé a inventar mis propios gags. Fue un giro enorme y se transformó en un estilo de vida durante años y del cual conservo aún como un tesoro los aprendizajes y las experiencias.

- ¿En qué estás trabajando actualmente?

- Ahora estoy viviendo en gira. En lo que va de año actué en festivales de Marruecos, España, Francia, Alemania, Croacia, Corea del Sur y Singapur. Ahora vuelvo por fin a casa y con la alegría, el honor y la enorme responsabilidad de inaugurar el Primer Festival Nacional de Clown en Santa Fe.

Aquí voy a presentar mi último trabajo “Naturaleza Rota”. Es una obra que dirige mi padre y que trata en parte, de la inmensa soledad de un hombre. El protagonista crea seres incompletos, deformes e inacabados como él. Todos buscan una unidad para existir y a su modo lo consiguen, cada uno se acepta como es: el gordo muta de formas y se intercambia brazos y piernas; el sin cabeza, aunque oye y ve, nunca tendrá una boca para besar; la más bella de las muñecas es enana y sin piernas.

Doy vida a todos estos seres con mi cuerpo y mi voz, utilizo vestuarios especiales, prótesis, mecanismos especialmente diseñados, maniquíes y pedazos de maniquíes plasmados y transformados para la obra.

“Naturaleza Rota” sobrevuela la infancia donde empecé a hacer teatro y todas las obras de mi adolescencia. Es para mí la vuelta al teatro de mis orígenes. Tengo la sensación de haber dado una vuelta inmensa y haber regresado al mismo lugar. Con esta obra he tenido muchas veces la sensación de estar en casa.

En lo que queda de este año también voy a estar de gira en distintas provincias de la Argentina con “Circo de bolsillo”, mi espectáculo más antiguo y con el que llevo más de 1500 presentaciones. Es una obra con más recursos estilísticos del circo y el teatro de calle pero donde planteo un tratado muy personal de los objetos, los malabares y el teatro. Este trabajo es el resultado de mi experiencia en el teatro de calle y del aprendizaje recogido en festivales de más de 20 países y cuatro continentes.

- ¿Qué es ser payaso para vos?

- El payaso es una suerte de ser tragicómico. Antihéroe desprevenido que empuja su alma, crédulo y optimista, a navegar el mar de la inocencia. El payaso te atrapa de la misma forma que un niño cuando juega; uno lo ama, empatiza, lo quiere cuidar. Un actor para entrar en el universo del payaso no construye un personaje arquetípico como en la comedia del arte, no se puede partir tampoco de un texto preestablecido, ni de un vestuario o de una historia. Para ser payaso el actor tiene que descubrir primero algunas cosas: acceder a las zonas más vulnerables de su ser, vencer el miedo al ridículo y abrir la actuación hacia el campo amplio que había en la infancia y se fue vetando. Vencer las resistencias, porque miles de veces le han dicho a uno “pareces un payaso”. Enfrentarse a todo eso es una tarea placentera y dolorosa. Hay que atacar el ego, reconocer los límites y dejarse llevar. Hay que ser “uno mismo”, transparente y radical, sin vueltas para que aparezca la fuerza avasallante y esencial del “yo”.

Si en las improvisaciones no te dejás llevar por tu propia humanidad, quedás tapado por las leyes de la razón: empezás a hacer chistes, querés “ser gracioso” y vas poniendo capas al vacío de donde va a nacer realmente el payaso. Si no das lugar al payaso, el actor lo devora: hacés reír con técnicas discursivas, chistes, poniéndote por encima de la situación o ridiculizando a otros. El actor debe estar al servicio del payaso y no a la inversa.

La risa es una bisagra fundamental del trabajo clownesco. El payaso va apareciendo de a poco cuando el actor trabaja con sus particularidades físicas, su campo de resonancias personales y hace reír, primero, con el devenir de sus flaquezas y fracasos. Creo que el actor-payaso desarrolla una técnica muy depurada, que no termina de pulir nunca y en algún momento tenés que tener un buen maestro.

El payaso actúa “con” el público y le otorga a éste una superioridad. En escena, el actor tiene que ser muy inteligente y operar de forma silenciosa para el payaso, que debe ser muy tonto, vulnerable, valiente y desprevenido. El payaso se pone un sombrero que le tapa los ojos y se empieza a chocar con todo, se mezcla con la gente, se les cae encima, patea las butacas, lanza objetos de los espectadores atacando los límites y las convenciones sociales, se pone en ridículo, en peligro, etc. Pero el actor es quien está controlando todo esto para seleccionar las acciones, elegir con que chocar, no poner en peligro real a nadie, etc.

El payaso te hace reír porque te identificás con tu propio fracaso o porque te hace sentir superior a él. Querés ayudarlo, él a veces te deja, pero siempre será para peor.

- ¿Por qué elegiste el clown y no otra cosa?

- Tocar a la gente es algo que desde arriba del escenario no podés ni imaginar. La cercanía física es un arma muy poderosa, como también lo puede ser la palabra. Una cosa increíble del clown o payaso es la participación del público. Hay momentos en los que la gente es tan partícipe que te sobrepasa y uno tiene que estar muy fino para canalizar toda esa energía. Se desatan fuerzas que te estallan muy cerca, uno debe tener los radares muy ajustados para captar todo eso y saber o descubrir en el momento qué hacer. Es increíble a los límites que se puede llegar y las sorpresas son impensables. Las obras cambian y las estructuras se rompen en cada función. Uno ensaya y trabaja sabiendo que no todo va a salir como se ha preparado, el sentido de la acción puede cambiar y la escena puede tomar otro rumbo. Es un arma de doble filo que hay que manejar con cierta maestría, ya que no se trata tampoco de destruir la obra o de dejarse llevar por todo lo que acontezca. Se trata de una minuciosa selección en milésimas de segundos. En una función, si estás despierto, ves innumerables impulsos para canalizar y no todo sirve a la obra.

La universalidad del lenguaje gestual, el humor y la comicidad también son un motor que me ha impulsado. Podés actuar en cualquier parte, podés llegar al corazón de la gente en cualquier lugar remoto; con esto no me refiero sólo a viajar a continentes lejanos, sino también dentro de nuestras propias ciudades como Rosario o Santa Fe, donde hay lugares vetados para el teatro o algunos tipos de arte. Con este tipo de obras entrás directo y además, en algunos casos, ayudás a canalizar cuestiones que otras ciencias no pueden.

- ¿Qué elementos y técnicas ponés en juego en tu trabajo?

- El clown es la continuación de mi trabajo como actor, estudiarlo me ayudó muchísimo, ya que empecé a trabajar como payaso siendo actor de teatro. La aportación de las improvisaciones con la gente en la calle fue crucial para mi formación y la base para trabajar de payaso. Luego, en España, estudié Máscara Neutra; Clown; Bufón y Melodrama con Hernán Gené y Gabriel Chamé; y Mimo con José Piris. En París estudié Máscara Neutra y Comedia del Arte con Mario González y Carlos Boso. Todas estas experiencias me permitieron organizar el conocimiento, enfrentarme a los límites, descubrir y aprender mucho sobre el oficio de payaso. Hernán Fernández es mi maestro de kung-fu en Rosario desde 2003, desde que empecé ha sido una de las claves de mi trabajo. El entrenamiento exhaustivo y profundo de las técnicas del arte marcial tradicional chino me dio, además de la posibilidad de realizar muchas acrobacias, una plasticidad nueva y una disposición distinta del cuerpo que traspasé directo a mi práctica autodidáctica y preformativa del clown. A su vez, el trabajo a fondo de la parte espiritual del arte marcial me proporcionó una nueva dimensión actoral.

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“falsa escuadra” de la compañia movimiento armario.

Clown, una mirada

Por Adrián Giampani (actor, docente y director de teatro)

El del clown es un territorio definido en medio del amplio universo del humor. El clown está hecho de miradas y permisos. Miradas hacia adentro de uno buscando la complicidad propia para bucear, descubrir y liberar el propio ridículo. Miradas hacia el público para contar con la complicidad festiva de los otros. Permisos que no se piden; que los otorga esa complicidad construida o que uno debe darse a sí mismo para transgredir. Transgredir reglas, leyes y dogmas propios y ajenos y transformarlo todo en juego (*). Todo; lo trivial, lo trágico, lo imposible.

Instrucciones breves para llegar al clown:

Entrar/mirar/dejarse ver hasta lo más adentro posible (hasta la invalidez, hasta donde uno no pueda más)/arrojarse a la escena, sabiendo que el fracaso puede ser el verdadero comienzo del juego/ y sonreír.

Todos estarán agradecidos con alguien que se anima a fracasar con tan buena disposición.

Es como pegar la vuelta, como estar más allá de la intención de hacer reír; como si te importaran otras cosas (mirar, mirarte y dejarte ver en escena) y no la risa como resultado... y la risa aparece, a pesar tuyo.

Cuando esta experiencia personal te atraviesa y se transforma en juego colectivo, sin dudas, estás entrando al territorio del clown.

(*) Nota: jugar sería algo así como tomar permanentemente decisiones caprichosas sobre lo que sucede en la escena, como hacer uso del “porque si” aunque atentos a la reacción del público para no quedarnos solos.

Fiesta de narices rojas

Durante cuatro jornadas, Santa Fe se vestirá de fiesta para albergar a diferentes artistas-clowns que florecerán la ciudad con narices coloradas para recibir la primavera, sorprendiendo al público con sus espectáculos, tanto en salas como en distintos espacios abiertos.

La casa central será el Centro Cultural Provincial que por las noches encenderá sus candilejas para transformarse en un verdadero cabaret de payasos: el clownbaret del festival.

El evento es organizado por el Centro Cultural Provincial, dependiente del Ministerio de Innovación y Cultura, y se extenderá a otros espacios como El Molino, La Redonda, La Esquina Encendida y el Museo Provincial de Bellas Artes “Rosa Galisteo de Rodríguez”, con el apoyo del Sindicato de Luz y Fuerza de Santa Fe. La dirección de la organización es de Cristina Copes y la programación está a cargo de Malena Bravo.

Un festival es una fiesta, un espacio de encuentro, de intercambio, de aprendizaje, de alfabetización estética de un pueblo, de salud: “Un pueblo que ríe es un pueblo sano”.

Los organizadores entienden el clown como un lenguaje, como un género teatral a revalorizar y difundir, como una técnica y una herramienta fundamental en la formación del artista, como parte del patrimonio cultural. Por ello, este festival se concibe como semillero de experiencias, análisis, creación de miradas y aportes de nuevos lenguajes escénicos.

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“naturaleza rota”, la obra que presentará tuto tul.