Universitarios colaboran con el Movimiento Los Sin Techo

Una mano de pintura para ayudar al más necesitado

  • Los jóvenes pintan las casas del plan de erradicación de ranchos que lleva adelante el movimiento. El voluntariado universitario aporta su grano de arena.
A.jpg

Los voluntarios del Colegio Mayor Universitario pintan las casitas de material en los barrios periféricos de Santa Fe. Foto: Gentileza Los Sin Techo

 

De la Redacción de El Litoral

[email protected]

Ayer -8 de octubre- se conmemoró el Día Nacional del Estudiante Solidario, en reconocimiento a la labor generosa que diariamente llevan adelante miles de estudiantes argentinos. Entre esos jóvenes, están los del Colegio Mayor Universitario, que es una residencia donde viven jóvenes que llegan a Santa Fe desde localidades del interior, para estudiar una carrera.

Los estudiantes se organizan por grupos de 20 para ir los sábados a pintar las casas que construye el Movimiento Los Sin Techo, una institución estrechamente vinculada al Colegio Mayor Universitario. Ambas funcionan en el mismo edificio de San Jerónimo 3328.

Los voluntarios que participan de este proyecto están ayudando de manera práctica y real a muchas familias con escasos recursos. Pintan las nuevas casas de material y hacen tareas que no requieran especialización. Estos jóvenes tienen una clara preocupación humanitaria y aportan su granito de arena para construir día a día una sociedad mejor.

“Arrancamos hace dos años con el voluntariado los sábados, porque ese día nadie tiene clases”, contaron Silvio Salerno (estudiante de ingeniería química), Gonzalo Peresón (de ciencias económicas), Cristian Pinget (abogacía) y Carlos Ruiz (física).

El proyecto está enmarcado en el Plan de Erradicación de Ranchos que lleva adelante Los Sin Techo, con el aporte de mano de obra.

Los estudiantes recordaron al fundador del Colegio Mayor, Ernesto Leyendecker, quien junto al padre Atilio Rosso querían que los universitarios de esa residencia adquieran una conciencia social que redunde luego en su vida profesional. “El día de mañana, si Dios quiere, vamos a tener nuestro título y a lo mejor nos podemos involucrar con los más necesitados desde nuestra actividad profesional”, comentaron.

Movilizante

“Es una experiencia muy movilizante, porque estás en contacto con realidades de pobreza y necesidades”, dijeron los universitarios, que llevan adelante la actividad solidaria en los barrios Villa Oculta, Barranquitas y Las Lomas.

Uno de los jóvenes es oriundo de Malabrigo y contó que “allá no hay villas, ni gente durmiendo en las calles ni faltan servicios esenciales. Me resultó chocante que a 30 cuadras del centro santafesino, la realidad cambie por completo”, subrayó.

Entre los 75 residentes del Colegio Mayor, hay un colombiano. “Si a ellos los confronta esta realidad siendo argentinos, a mí que soy extranjero, me resulta aún más movilizante. Por otra parte, me siento privilegiado de poder ver y aportar un granito de arena para ayudar al más necesitado”, indicó Carlos Ruiz.

“Cuando vas a un país, por ahí te quedás con la realidad del centro o con lo que muestra la tele y no conocés la periferia donde vive gente con muchas necesidades, como sucede en muchos países de Latinoamérica, incluido el mío”, añadió.

En los barrios, los jóvenes son bienvenidos. “Hace poco pintamos una casa donde el hombre estaba viviendo, y nos cebó mate, nos puso música y nos ofreció agua a cada rato; todo lo necesario para que a nosotros se nos hiciera más llevadera la pintada. Otra vez, en Barranquitas, se nos sumaron dos o tres nenes que agarraron una brocha y se pusieron a ayudar”, destacaron los jóvenes, para quienes el voluntariado tiene “una parte reconfortante”.