Curso de Postgrado en Agronegocios de Fundación Libertad

Un saber práctico y con los pies en la tierra

Walter Castro, quien integra el Comité Directivo del Centro de Gestión Agropecuaria de Fundación Libertad de Rosario. Nos resume los ejes de este desafío.

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Alumnos del Curso de Postgrado en Agronegocios en el puerto de Cargill. Foto: Gentileza

 

Campolitoral

Hoy se puede decir que un productor, más que un campo tiene una empresa agropecuaria, sea de unas pocas hectáreas o cientos. Con muchas alternativas para mejorar la rentabilidad que no solo pasan por técnicas de sembrado o buenos agroquímicos.

El hombre de campo sabe mucho de cómo hacer rendir la tierra, pero en el fondo el campo es un emprendimiento como cualquier otro y cada vez más sofisticado, con variables económicas, financieras, impositivas. Las cosas se van complejizando para bien. Tenemos las mejores tecnologías, de esta nueva generación de maquinarias, fertilizantes, técnicas de siembra directa, cosa que es un gran avance, pero no alcanza.

Está bueno también aprender a analizar los mercados. No es lo mismo un campo con una soja de 150 que con una soja de 400 o 500 dólares.

Y esto no es una casualidad, poder estar consciente por qué la soja sube o no sube, además de lo que pase con la lluvia o la contra cosecha de Estados Unidos, es un activo para la persona que gerencia un campo.

Mapa del conocimiento

Tener conocimientos de economía y de finanzas es vital, porque el campo muchas veces reclama insumos por canje, pero ahí adentro hay implícitas tasas de interés, retornos de inversión, hay utilidades que se pueden generar o pérdidas que se pueden asumir.

Hay complementos muy interesantes que tienen que ver con el modo que uno fija los precios de las cosechas y como maneja sus riesgos. No estoy hablando de seguros sino de mercados a futuro. Todas son herramientas que hay que tener a mano para hacer más eficiente su negocio.

En la empresa agropecuaria, sea una pyme familiar o tenga más dimensión hay un entorno de gente que asiste al productor. Gente ligada específicamente al agro, al trabajo de la tierra, y gente relacionada a lo administrativo.

Autopista doble mano

El curso de agronegocios está pensando como una autopista de dos manos. Porque el ingeniero agrónomo necesita herramientas económicas, financieras, contables, de proyectos de inversión. Pero alrededor de la gente que trabaja en el campo hay gente (como un contador) que también necesita conocimiento, y que también debe especializarse. Un contador que sale de la facultad tiene poca idea de como funciona este gran negocio de nuestra región.

Por eso, los viernes se dictan materias como economía, contabilidad, finanzas, proyectos de inversión, dirección estratégica, que son materias de gerenciamiento. Y los sábados estrictamente productivas, que tienen que ver con los mercados de futuro, las redes de distribución de acopio, los costos de logística, la siembra directa. Es decir, los sábados damos clases de agronegocios subrayando agro y los viernes damos clases de agronegocios subrayando negocios.

Perfil diferenciador

  • La selección de profesores se piensa justamente pensando en ese perfil. Sabemos cuál es la demanda concreta del productor, su practicidad. Nuestros profesores de los sábados son profesionales de la Bolsa de Comercio, de Aapresid, de Acrea, es gente que tiene las “botas puestas”. Los profesores de los viernes son hombres de negocios, de consultoras. Esto no es un curso de una universidad. Esto no es teórico, no está pensado en lo académico. Esto es aplicación pura de lo que se aprende. Es saber práctico, no saber abstracto. Y esa es nuestra ventaja competitiva.