Investigación de una historiadora norteamericana

Junta de la Victoria: mujeres en defensa de la democracia

  • Docente y escritora, especialista en Historia Sudamericana y de género, además de experta en el estudio de la derecha en la Argentina, Brasil y Chile, y con varias publicaciones en inglés y en castellano, Sandra McGee Deutsch estuvo en Santa Fe para indagar sobre una agrupación antifascista integrada por mujeres que actuó en el país en los años ‘40.
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Sandra McGee Deutsch en en archivo del diario el Litoral, una de las fuentes utilizadas para su investigación.

Foto: Mauricio Garín

 

Nancy Balza

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Sandra McGee Deutsch, historiadora y docente de la Universidad de Texas, en El Paso (EE.UU.) tuvo a Santa Fe como uno de los ejes de su investigación sobre la Junta de la Victoria, una agrupación que actuó en nuestro país entre 1941 y 1946, y reunió a mujeres de distintos estamentos sociales y económicos pero con los mismos ideales democráticos y antifascistas.

Nuestra ciudad fue una de las primeras filiales del interior de la Junta, que surgió en Buenos Aires y se extendió hacia Rosario y La Plata para seguir creciendo en otros puntos del país. “Era un grupo de mujeres que no sólo mandaba ayuda a los aliados, también hacía otro tipo de actividades: organizaban eventos de beneficio en grandes teatros y en los barrios populares, y recolectaban dinero y alimentos. Además, practicaban la democracia interna tanto en las convenciones nacionales como en las reuniones de cada filial. Fue un espacio para las mujeres, para integrarse a la vida pública del país; ése era uno de los propósitos de la Junta”, explica la docente en fluido castellano.

A lo largo de tres semanas, McGee Deutsch buscó las raíces de su objeto de investigación en nuestra ciudad, y en ese marco urgó en las ediciones históricas de El Litoral. Allí, entre consulta y consulta de la versión microfilmada del diario mantuvo este diálogo, antes de seguir viaje a otros puntos del país y de América Latina.

El origen de la investigación

“En Santa Fe, la Junta de la Victoria, cuya sede física estaba en 9 de Julio 1884, tenía vínculos con otra organización: la Unión Argentina de Mujeres con la que compartía ese propósito de ayudar a las mujeres a ejercer sus derechos políticos, civiles y económicos. La Junta era un grupo de frente popular, tenía una gran mezcla de personas, de todas las ideologías, de clase, de etnia y religión. Pero también hay que decir que tenía vínculos con el Partido Comunista”. Nombres, fechas, datos útiles, contactos que la llevarán a nuevas entrevistas fueron registrados en un cuaderno que atesora entre sus pertenencias: allí figura una extensa lista de mujeres que integraron o se vincularon con la Junta, entre ellas su presidenta, Matilde Porta Echagüe de Molinas, Marta Samatán y Rosa Diner de Babini, entre otras referentes ineludibles de la época.

“Con el golpe militar de junio del ‘43, el gobierno clausuró los grupos antifascistas e incluso a la Junta, que apareció de nuevo en gran parte del país en abril de 1945, con la apertura a la democracia. En Santa Fe, aparentemente no volvió a surgir pero sí nacieron otros grupos con propósitos muy semejantes y muchas de sus mismas integrantes”.

—¿Por qué se decidió a investigar este tema?

—A fines de los ‘90 y principios de este siglo hice otra investigación y para ello entrevisté a muchas mujeres para un libro que escribí. En él abordaba la historia de mujeres judías en la Argentina, entre 1880 y 1955. A todas les hacía una pregunta general: ¿cuál era la actividad más importante que habían tenido? Un número interesante de estas mujeres me decían: “Estuve en la Junta de la Victoria”. En ese momento no sabía qué era la Junta; busqué en la documentación histórica y empecé a encontrar datos. Me pareció sumamente interesante y decidí que después de terminar el proyecto del libro que estaba armando en ese momento, y que se publicó en Estados Unidos con el nombre de Crossing Borders, Claiming a Nation: A History of Argentine Jewish Women, 1880-1955, iba a dedicarme a este tema.

—¿Por qué se interesó por la historia argentina? ¿De dónde viene ese nexo con la historia de nuestro país?

—Ya he escrito otras obras sobre la Argentina. Estoy viniendo acá desde los 70. Es mi especialidad y mi pasión. En los años ‘70, ‘80 y principios de los ‘90 estaba trabajando sobre los nacionalistas argentinos y grupos de extrema derecha en Brasil y Chile.

A largo plazo

La investigación de campo de McGee Deutsch seguirá en Córdoba, en países limítrofes y en los Estados Unidos. “Es un proyecto grande porque quiero hacer comparaciones y trazar las conexiones entre la Junta de la Victoria y otros grupos semejantes en Chile y Uruguay. Cuando vuelva a mi país, hay varios archivos para consultar: necesito ir a Princeton donde está la correspondencia de María Rosa Oliver, una de las fundadoras de la Junta. También hay otros archivos que tienen que ver con la historia del feminismo en las Américas y de las mujeres pacifistas, y quiero ver si hay algo sobre la Argentina”. Es probable que encuentre esos datos, porque “la presidenta de la Junta en el país, Ana Rosa Schlieper de Martínez Guerrero, era la representante argentina en la Unión Panamericana, dato inusual para esa época. Además, era la presidente de la Comisión Interamericana de Mujeres, y conocía a muchas feministas y activistas de todos los países de América, incluso a Eleanor Roosevelt”. En cuanto a Oliver, “era muy amiga de Victoria Ocampo y las dos colaboraron en la revista Sur. Victoria Ocampo no estuvo en la Junta pero sí en Acción Argentina, que era otro grupo antifascista. Silvina Ocampo sí estuvo en la Junta”.

En este punto, aclaró que “no sólo había intelectuales en la Junta: había mujeres de clase media, trabajadoras, muchas maestras, mujeres en el campo, colonas, mujeres de los países conquistados por el Eje que querían salvar a sus familiares, y muchas mujeres judías también”.

—¿Cuándo va a concluir este trabajo?

—Va a llevar muchos años. Un libro de historia no se escribe muy rápidamente, en especial cuando, paralelamente, una tiene muchas horas de docencia. Al volver a mi país, en enero, voy a tener que dedicarme al aula. Así que no sé cuánto tiempo me va a llevar.

—Habla el castellano con una fluidez notable.

—Empecé a estudiar castellano en el secundario y seguí en la universidad. Además, viví nueve meses en Costa Rica, he venido por lo menos doce veces a la Argentina; y en oportunidades, por tiempos extendidos. Y me gusta mucho el idioma. Escogí el campo de estudio porque me gusta estar en América Latina.


AGRADECIMIENTOS

No es la primera vez que visita el país pero sí la primera que permanece, por tres semanas, en la ciudad de Santa Fe. Además de llevarse el buen sabor del pescado de río, Sandra McGee Deutsch concluye en que es “una ciudad hermosa: me encanta la costanera, el casco histórico, ciertos barrios, el bulevar y el barrio sur”. Destaca, sobre todo, la generosidad de los organismos que colaboraron con su investigación, entre ellos el Archivo General de la Provincia, la Universidad Nacional del Litoral y el Archivo Marta Samatán del Foro Universitario. Fue un mutuo intercambio: en su estadía ofreció una conferencia en la Facultad de Ciencias Jurídicas, una charla con un grupo de investigación en Historia y otra con alumnos de Humanidades. Además, agradeció a El Litoral “por haberme abierto las puertas y dejarme trabajar con el archivo del diario”.

Perfil

Sandra McGee Deutsch es docente de Historia en la Universidad de Texas, en El Paso (EE.UU.). Allí dicta las cátedras de Historia Sudamericana; Historia Norteamericana; Historia del Caribe y Centroamérica, e Historia de Mujeres, Género y Sexualidad en América Latina.

Especialista en historia de las derechas y en la historia de género, es autora, entre otras obras, de “Contrarrevolución en la Argentina, 1900-1932”, “La Liga Patriótica Argentina” (2003), y en 2005 publicó “La extrema derecha en la Argentina, el Brasil y Chile, 1890-1939”.

Es autora de “Crossing Borders, Claiming a Nation: A History of Argentine Jewish Women, 1880-1955” (Cruzando fronteras, reclamando una nación: una historia de mujeres judías en la Argentina desde 1880 hasta 1955), que publicó en 2010 en Estados Unidos y resultó punto de partida de su actual investigación sobre la Junta de la Victoria.