editorial

Policía Judicial: un cambio de fondo

  • El recién creado organismo de investigaciones es fundamental para el nuevo sistema penal, y viene a reformular los procedimientos para esclarecer delitos complejos.

La decisión de la Legislatura santafesina de crear la llamada Policía Judicial, un organismo de investigación de crímenes diferenciado de la tradicional fuerza de seguridad, constituye un avance fundamental en orden a la implementación de la nueva Justicia Penal en la provincia, y también una completa reformulación de la manera de entender esta función.

Precisamente, la Policía fue concebida originalmente y así lo indica incluso la raíz etimológica del término- con una función eminentemente preventiva y de vigilancia; básicamente, con el cometido de preservar el orden. A esto se añade también la función represiva; término que, más allá de sus connotaciones negativas por efecto de la historia reciente del país, refiere a la persecución y apresamiento de los acusados.

A falta de otra estructura, la policía monopolizó también la tarea de investigación. A tal efecto, es justo consignar la incorporación de instancias de capacitación, y de manera muy paulatina y aun precaria, las innovaciones científicas y tecnológicas aplicables a ese campo. Aun así, las estadísticas, junto con el incremento de actos delictivos, muestran un muy bajo índice de esclarecimiento.

En el imaginario colectivo, las funciones de prevención e investigación, diferenciables desde el punto de vista conceptual, pero confundidas en la práctica más allá de las especificidades del cargo o el rango de los agentes policiales- forman parte de un mismo entramado, en el que confluyen las quejas por la falta de seguridad, la percepción de la inutilidad de la denuncia frente a los escasos resultados verificables, y la convicción de que finalmente el sistema judicial no será capaz de aplicar con eficacia los castigos previstos para el ilícito en cuestión.

Más allá de la capacidad, honestidad y entereza de quienes integran o circunstancialmente conducen el cuerpo virtudes destacables en algunos casos y lamentablemente ausentes en muchos otros-, la institución policial atravesó en nuestra provincia diversas instancias fácilmente identificables: la integración al aparato represivo del Estado durante la dictadura militar, una etapa de marcada autonomía y privilegios poco acordes con el sistema democrático, y una sujeción al poder político que debió administrar estas tensiones permanecientes, y lidiar con las corruptelas propias de dirigentes que hicieron la vista gorda o se aprovecharon de mecanismos de financiamiento irregulares, amparados en los uniformes.

Ni siquiera la añoranza popular del hoy impracticable recurso del tranquilizador “vigilante de la esquina” oculta el hecho de que tampoco allí estaba el elemento requerido para esta etapa institucional.

Con el nuevo organismo de investigaciones, agentes civiles llevarán adelante las tareas de indagación, sustentadas en la búsqueda, recolección y procesamiento de pruebas. No intervendrán en cuestiones de seguridad, y mantendrán una relación de colaboración -no de sujeción- con la fuerza dependiente del poder político. En definitiva, se trata de un desafío complejo, que importará no sólo un compromiso efectivo, sino una cuidadosa ingeniería. Pero que, lejos de ser una superposición burocrática, tiene potencial para producir un cambio sustancial en la persecución de los delitos complejos en la provincia.

Agentes civiles, a las órdenes de la Fiscalía, llevarán adelante las tareas de indagación, sustentadas en la búsqueda, recolección y procesamiento de pruebas.