editorial

Los peligros de tolerar la corrupción

  • El ranking 2013 de Transparencia Internacional ubica a la Argentina entre los países con mayor percepción de corrupción en América Latina.

La corrupción no es gratuita. Aunque la coyuntura plantee cuestiones más acuciantes como la inflación, el acuartelamiento de las policías provinciales, la inseguridad o el temor por posibles saqueos.

Lamentablemente, el cúmulo de denuncias y sospechas sobre funcionarios públicos corruptos parece haber adormecido la conciencia pública. La capacidad de asombro, poco a poco, comienza a ceder. Y en algunas provincias con una larga historia de corrupción estructural, el “roban pero hacen” sigue operando de manera perversa.

Lo cierto es que el último informe de Transparencia Internacional ubica a la Argentina entre los países más corruptos de Latinoamérica.

Según esta escala que va desde el 0 (sumamente corrupto) al 100 (muy transparente), Uruguay y Chile son los países de América Latina percibidos como más transparentes y con menores niveles de corrupción.

Según la edición 2013 del tradicional Índice de Percepción de la Corrupción (CPI) de Transparencia Internacional, a Uruguay y Chile le siguen Puerto Rico, Costa Rica, Cuba, Brasil y El Salvador.

En el otro extremo de la lista -los países con mayor percepción de corruptela- aparecen la Argentina, Bolivia , México, República Dominicana y Venezuela.

A nivel internacional, Somalia, Corea del Norte y Afganistán, con tan sólo ocho puntos, son los países percibidos como más corruptos del mundo. Dinamarca y Nueva Zelanda son los más transparentes.

Mientras este informe se conocía a escala internacional, en la Argentina la situación del vicepresidente, Amado Boudou, continuaba complicándose debido a las sospechas de corrupción que sobre él recaen desde hace tiempo.

Nicolás Ciccone, uno de los ex dueños de la imprenta que fue estatizada por Cristina Kirchner, confirmó ante la Justicia que mantuvo dos reuniones con Boudou en las que negoció la venta de la imprenta. Sin embargo, el vicepresidente asegura que nada tuvo que ver con este proceso.

Mientras la presidenta de la Nación debió permanecer en reposo, alejada de sus funciones institucionales, el sospechado vicepresidente estuvo al mando del país. No es una cuestión menor que el segundo en la línea de sucesión presidencial se vea complicado de esta manera ante la Justicia.

La corrupción no sólo representa pérdidas económicas. También puede generar pérdidas de vidas, tal como sucediera en accidentes ferroviarios producidos en nuestro país durante los últimos años. En febrero de 2012, 52 personas perdieron sus vidas cuando el sistema de frenos de una formación del Ferrocarril Sarmiento falló al llegar a la estación de Once.

Las investigaciones posteriores dejaron al descubierto un entramado de corrupción e ineficiencia en los controles. Tanto fue así que, a partir de aquella tragedia, el gobierno dejó sin efecto el contrato de concesión realizado con empresarios amigos y se hizo cargo de la administración del servicio, anunciando una suerte de revolución que hasta el momento no se produjo.

Según datos del centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) que fueron rescatados por el sitio www.chequeado.com, las inversiones para conservar la red de ferrocarriles metropolitanos entre 2003 y 2010 apenas fueron de 50 millones de dólares anuales, mientras que los subsidios otorgados en 2011 a los concesionarios privados superaron en veinte veces esa cifra.

No es un tema menor que el segundo en la línea de sucesión presidencial se vea complicado de esta manera ante la Justicia.