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“Ajuste de cuentas”

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 Portada de la primera Martín Fierro.

 

Por Carlos Bernatek

Cuando se menciona a “la” polémica destacada en la literatura argentina, se está hablando, de un modo ineludible de “Boedo-Florida”, una suerte de madre de todas las batallas anteriores y posteriores. Mucho se ha escrito sobre el tema y mucho lugar común se ha suscitado respecto del enfrentamiento entre la vanguardia ultraísta de Florida, a través de la revista Martín Fierro, y el realismo social de Boedo, volcado en Extrema izquierda, Los pensadores y Claridad. Ocurre que ni los lugares comunes, ni la historia cristalizada contribuyen a un análisis puntual de la raíz profunda del conflicto. En Ajuste de cuentas, editado por Santiago Arcos, a lo largo de algo más de 400 páginas, Gabriela García Cedro emprende una muy detallista lectura comparada apoyándose en el ida y vuelta de desafío y retruécano que se suscitaba entre estos dos grupos de escritores, atrincherados en barrios disímiles de la ciudad, que entonces investían posiciones políticas divergentes, más allá de cualquier estética formal en los papeles. En rigor, la beligerancia ocurre desde 1924 hasta 1927, no casualmente los años previos al golpe de Uriburu, proceso que puede verse evolucionar en los textos hacia ese destino trágico de la historia argentina.

El abordaje propuesto por García Cedro es puntual y detallista, tanto en el análisis de las publicaciones, como en el de los actores del conflicto, zona ésta que ofrece sus grisados de neutralidades, encolumnamientos dudosos o inexplicables, y hasta “traiciones”. A la sombra de Lugones , de Gálvez, de Payró, de Güiraldes, de Macedonio, están asomando los autores que en cierto modo demarcarán la literatura argentina del siglo XX: Borges y Arlt. Momento peculiar y significativo que establece vínculos personales entre escritores que terminarán en las antípodas, cuando una posterior lectura política de la historia los aleje definitivamente. En esos años de fuego puede seguirse temáticamente la polémica ante temas puntuales que exceden lo literario. Resulta destacable la interpretación sobre las novedades tecnológicas y particularmente la aparición del cine como fenómeno masivo, campo donde los polemistas trasladan su campo de batalla.

Boedo y Florida son modelo de un enfrentamiento municipal porteño, donde ambos contendientes desconocen el llamado “país profundo”, el entramado complejo de tradiciones arcaicas, aborígenes, migraciones y desembarcos aluvionales que han conformado la Argentina. Pero la materia en discusión es algo trascendente: ambos bandos pretenden construir un discurso nacional, discurso al que le faltan actores y le sobran estereotipos de matriz europea. Quizá sea el advenimiento posterior de la “gran guerra” el que comience a modificar sus uniformidades, renovando a un tiempo, progresivamente, la mirada interior.

Con una prosa dinámica, bien anotada en referencias, la autora disecciona los textos sin caer en lo farragoso ni en recurrencias transitadas sobre el tema. Luego de la lectura, quizá como recidiva, surge inevitablemente la comparación del lugar social de la literatura de entonces con el presente, tal vez como explicación de un desplazamiento que ha neutralizado toda polémica, siquiera del debate que no suele aflorar más allá del estricto marco académico. Pero de alguna manera, Ajuste de cuentas reinstala temas argentinos no resueltos, como una concepción de país, de lengua y nacionalidad, más allá delas trivialidades de la pluma prestigiosa, la subsistencia económica de los autores y el vínculo funcional o no, del escritor y el poder político.

Gabriela García Cedro ha realizado un trabajo de suma importancia para cualquier abordaje futuro de un período histórico, pronto centenario, que reactualiza vívidamente una antinomia muchas veces mal interpretada.

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2 / Suelto satírico publicado en Claridad, anunciando la desaparición de la revista Martín Fierro.