Barranquitas

Asaltaron la casa de un jubilado

Ocurrió esta madrugada, cerca de las 5, en avenida López y Planes al 5000. Tres delincuentes lo maniataron, lo amenazaron de muerte y finalmente le robaron dinero en efectivo, joyas de oro y un revólver.

1.jpg

Durante el asalto, Juan comenzó a sofocarse y los delincuentes le dieron el medicamento que utiliza por problemas cardíacos. Foto: Gentileza Verónica Encinas

 

Joaquín Fidalgo

[email protected]

Juan Merlassino tiene 75 años y es jubilado. Vive en una linda casa de dos pisos ubicada sobre avenida López y Planes, a la altura del 5000, en barrio Barranquitas. Sin familiares en las cercanías, este hombre tiene como su principal apoyo a Herminda, una mujer que desde hace 20 años le brinda sus servicios de empleada doméstica.

Merlassino fue víctima esta madrugada de un grave episodio de inseguridad. Dormía en su cuarto de la planta alta, cerca de las 5 de hoy, cuando despertó sobresaltado. Una linterna apuntaba a su cara. No opuso resistencia y seguramente no se podría haber defendido. Tres tipos grandes y que actuaron a cara descubierta se le abalanzaron y lo redujeron en su propia cama. Ataron sus pies y manos con corbatas que hallaron en uno de los armarios.

A pesar de ello y de que lo amenazaron de muerte, Merlassino aseguró que los ladrones “se portaron muy bien”.

Habían entrado por el frente del inmueble, que se ubica a unos cincuenta metros de los locales de Mi Raviolito (donde el dueño fue baleado en la cara el miércoles) y Pétalos (pilchería que sufrió dos saqueos durante el conflicto policial). Barretearon la puerta principal y también las aberturas interiores, abriéndose paso hasta la habitación del jubilado.

Los asaltantes aseguraban tener un dato. “Decinos dónde están los dólares o sos boleta. Sabemos que vendiste un campo hace poco”, le decían. El dueño de casa les juró repetidamente que no había ni un solo dólar en la vivienda y los malvivientes finalmente se dieron cuenta de que no había mentiras en sus palabras.

Merlassino sufre de problemas cardíacos y en un momento comenzó a sentirse sofocado por lo que solicitó a los atacantes que le alcancen un medicamento. Los delincuentes accedieron.

Con algunos pesos, varios artículos de oro y un revólver como botín, los bandidos se dieron a la fuga por la misma puerta por la que entraron y dejaron acomodadas sobre una mesa otras armas de fuego que el propietario tenía en un exhibidor.

Cuando ya no sintió más movimientos en su casa, Merlassino forcejeó unos minutos y logró liberarse de las ataduras. Primero llamó a Herminda y luego a la Policía. “Cuando yo llegué, ya estaban los patrulleros en la puerta”, relató la mujer este mediodía. “Después llegaron los peritos de la Policía Científica -agregó-, que buscaron huellas y otras cosas. Los ladrones se equivocaron de persona, porque Juan nunca tuvo campo alguno. Dieron vuelta la casa y rompieron todas las cerraduras”.