Un puente tendido

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A mediados de año pusimos en marcha una sección que pretendió servir de puente entre las necesidades de unos y el tiempo, la voluntad y la posibilidad de ayudar de otros. Para cerrar 2013 decidimos relevar algunas de esas acciones y otras de las tantas que se desarrollan en la ciudad, con el objetivo de mantener este nexo durante 2014.

TEXTO. REVISTA NOSOTROS. fotos. archivo el litoral.

No es mérito propio encabezar esta nota con la frase del escritor uruguayo; se la tomó prestada del blog de Manzanas Solidarias, la asociación civil que se creó a partir de la crisis de 2001 en barrio Guadalupe, y que impulsó y posibilitó -con la ayuda de numerosos santafesinos- un sueño largamente acariciado: el viaje a Alta Gracia (Córdoba) para chicos y chicas de Playa Norte. Esa fue una de las acciones solidarias que relatamos en nuestras páginas desde que, a mediados de año, pusimos en marcha una sección dedicada a tender un puente entre las necesidades de unos y las posibilidades de ayudar de otros, y que la frase del principio tan bien grafica.

Porque, si bien hay gente que trabaja de manera silenciosa durante todo el año en procura de aliviar las necesidades de otras personas, la difusión -por el medio que sea, también las redes sociales- facilita la respuesta y permite distribuir el esfuerzo.

LOS CHICOS PRIMERO

El 15 de septiembre un festival reunió a destacados artistas locales en La Abadía, dispuestos a colaborar en la realización del viaje a Córdoba de chicos y chicas de Playa Norte. Las entradas, los bonos solidarios y la venta del CD de los participantes del taller de música proporcionaron buena parte de los fondos. Y los chicos viajaron.

La música une y reúne: así lo entendieron los organizadores de la Mega Campaña Solidaria que, en el marco de un concierto de rock sinfónico realizado el 18 de diciembre frente a la estación Belgrano lograron transformar la la buena voluntad en pañales, elementos de aseo personal y juguetes para el Servicio de Pediatría y la Casita de las Madres del hospital Iturraspe. “Es impagable ver la sonrisa de los chicos”, dice Ariel Gianelli, director de programación de la radio y uno de los organizadores de la actividad, convencido de que un evento como el que se convocó motiva a la gente a colaborar y seguro de que la experiencia se repetirá, por tercera vez, el año que viene.

En Las Heras 8040, donde funciona la copa de leche Pequeños Gigantes la esperanza pesa más que la ayuda. La atención de los chicos del barrio se sobrelleva con esfuerzo y la inflación va diluyendo la ayuda económica en el supermercado. Aún así, se sigue adelante. Un piletín llevó un oportuno alivio y algunos juguetes amenizaron la fiesta previa a la Navidad, pero otras actitudes no convencen a quienes están al frente de la institución, como la de aquellos que deciden sacarse de encima aquello que ya no les sirve. Es así como llegan prendas gastadas o rotas que ni siquiera se llegan a distribuir: “a los chicos no hay que ofenderlos ni humillarlos”, dice Ramona Argañaraz.

En pleno barrio Yapeyú, la asociación “Los niños de Gretel” alimenta y contiene a decenas de chicos. Lo hace con la ayuda permanente de entidades de bien público (Club de Leones, Rotary Club) y particulares que colaboran desde siempre. Sin embargo, poca gente nueva se acerca a ofrecer su mano a una institución que empezó atendiendo a pocos y ahora le da respuesta a las necesidades básicas de 150. Mientras tanto, ventiladores para sobrellevar las tórridas jornadas en las que la actividad no se detiene y un televisor que permita reponer el aparato que se descompuso siguen figurando entre las necesidades del local.

LIBROS Y ZAPATILLAS

Sin dudas, los protagonistas de una biblioteca son los libros. Y en la Biblioteca Popular Santafesina para ciegos que funciona en la planta alta del centro comercial de El Pozo hay más de 2.500 volúmenes destinados a personas con y sin discapacidad visual, y sigue llegando material que proviene de donaciones. Pero también hacen falta estantes para mantenerlos ordenados y muebles destinados a organizar la soñada sala informática, para que haya acceso a otros formatos de lectura. Pero, como en tantos otros espacios, las pequeñas y grandes cosas se logran con mucho esfuerzo y sacrificio, y aunque Rosa Pallero, a cargo de esta iniciativa, agradece la difusión que logró el proyecto, sabe que falta mucho todavía para terminar de darle forma: “ha sido larga la lucha pero no pierdo las esperanzas”.

Los inviernos son cada vez más cortos pero en pleno julio todavía hace frío, y mucho. Desde la sede local de Red Solidaria, se decidió reunir abrigo y calzado para alumnos que concurren a la escuela Ballarini. Y se hizo a través de comercios que en forma generosa aceptaron ser intermediarios de esta campaña. El resultado fue “óptimo”, afirman desde la entidad, y las donaciones encontraron destinatarios entre chicos y chicas de entre 6 y 15 años.

Son apenas algunas acciones las que se cuentan aquí; que tal vez motiven a más voluntarios a colaborar y a nuevas personas a sumar su apoyo. Todo sirve: el tiempo, el trabajo, la ayuda material. En definitiva, tal como afirmaba el padre Axel Arguinchona, párroco de la Merced y vicepresidente de Cáritas Arquidiocesana, en junio, cuando iniciamos este espacio, “nadie es tan rico que no necesite del otro, y nadie es tan pobre que no pueda ofrecer algo de sí. Todos estamos llamados a la solidaridad”.

“Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable”.

Eduardo Galeano

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