Esta mañana, en Yapeyú

Panadero baleado en un asalto

  • El trabajador recibió tres disparos en sus piernas. Al cierre de esta edición era intervenido por los médicos del hospital Cullen. Su estado es delicado.
A_P1080730.jpg

Emilio Cardozo (50) trabajó toda su vida como empleado de panaderías. Hace 1 año pudo abrir su propio negocio al que llamó "Un nuevo comienzo".

 

Danilo Chiapello

[email protected]

Es de sumo cuidado el estado de salud de un panadero que hoy recibió varios impactos de bala de manos de un delincuente que lo asaltó en su negocio de barrio Yapeyú.

La secuencia se inició minutos después de las 8 cuando un sujeto armado ingresó a la panadería Un nuevo comienzo, la que se ubica en la esquina de 12 de Octubre y Río Negro.

El accionar del malviviente no fue improvisado, puesto que esperó a que el comerciante (Emilio Raúl Cardozo, de 50 años) se encontrara solo en el local.

La ocasión se presentó cuando la hija del nombrado se retiró hasta la casa de su cuñada, a quien fue a buscar para comenzar con la jornada laboral.

Fue entonces cuando el rufián entró en acción.

Panadero baleado en un asalto

Agentes del Cuerpo Guardia de Infantería (destacamento norte) tuvieron un rol crucial en la historia. Con su intervención le salvaron la vida al trabajador.

Fotos: Danilo Chiapello

“¡La plata no te la doy!”

Emilio Cardozo es un hombre de contextura física importante. Un trabajador nato que toda la vida se ganó la moneda como empleado de panaderías.

Le dicen “el Gringo” y todo el mundo sabe que no es un hombre fácil de doblegar.

“¡Podés matarme, pero la plata no te la doy!”, fue la frase con la que el Gringo recibió al delincuente apenas éste puso un pie en su negocio.

Acto seguido fue el comerciante quien salió al encuentro del malviviente y, sin darle tiempo para pensar, se trabó en lucha.

Víctima y victimario salieron hasta el exterior del negocio tomados entre sí, en franca pelea cuerpo a cuerpo. La escena fue observada por algunos vecinos que no entendían bien qué pasaba.

En plena disputa los hombres cayeron al suelo y en dicha circunstancia el bandido aprovechó para echar mano de su arma de fuego.

Varios disparos fueron los que hicieron blanco en la humanidad del panadero, que quedó tendido sobre unos pastizales junto a calle Río Negro.

Concretada la criminal acción, su autor se alejó con paso presuroso en dirección hacia el norte. Ni bien llegó a la otra esquina escapó a bordo de una motocicleta, junto a otro sujeto que lo estaba esperando.

2_P1080726.jpg

Oportuna intervención

Que el panadero Cardozo hoy esté con vida se debe a un solo motivo: la intervención de los agentes del Cuerpo Guardia de Infantería, cuyo destacamento se ubica justo frente al negocio donde se desarrolló el asalto.

Ocurre que los estampidos de los balazos no pasaron inadvertidos para los uniformados que, justo en ese momento, estaban pasando su parte diario de novedades.

Apenas se asomaron a la puerta, observaron el dramático cuadro que había frente al negocio, por lo que de inmediato entraron en acción.

Sin más, el comerciante herido fue cargado en una camioneta de dicha repartición con la que salieron rumbo al hospital Mira y López.

El trayecto hasta el nosocomio fue tremendo debido a que Cardozo perdía abundante sangre. El apuro de los policías tenía una justa causa ya que uno de los balazos había interesado la arteria femoral del panadero, por lo que su vida pendía de un hilo.

Una vez en el lugar se hizo el trasbordo a una ambulancia del Servicio Penitenciario que trasladó a Cardozo hasta el hospital José M. Cullen, donde arribó en condición crítica.

Según se supo, el comerciante presentaba tres impactos de bala en sus piernas, a la altura de los muslos, con compromiso en la citada arteria.

Una vez que lograron estabilizar al paciente, los médicos ordenaron una intervención quirúrgica. Al cierre de esta edición el estado del panadero era de cuidado, y su pronóstico de carácter reservado.

Indignación

Lo ocurrido con el Gringo levantó una oleada de indignación entre vecinos, allegados y familiares de la víctima.

Es que Cardozo es un vecino “histórico” de la barriada, donde goza de gran respeto y cariño.

“Es un hombre que toda la vida trabajó muy duro”, recordó hoy una de nuestras entrevistadas. “Durante muchos años se desempeñó como empleado de panaderías”.

Recién hace 1 año logró concretar, junto a su familia, el sueño de su negocio propio.