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Glaucoma: el ladrón silencioso de la visión

La enfermedad afecta a un millón de argentinos, según las estimaciones de los médicos. Después de los 40 años, los oftalmólogos recomiendan mediciones periódicas de la presión intraocular para detectar los casos de glaucoma a tiempo.

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De la Redacción de El Litoral

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“El glaucoma no avisa: no tiene síntomas. El enfermo se da cuenta cuando es demasiado tarde, cuando ya quedó prácticamente ciego”. Las palabras pertenecen al Dr. Fernando Garnero, jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital José María Cullen, para quien “el glaucoma es una enfermedad muy frecuente”.

Esta patología afecta a más de 1 millón de argentinos y a unas 66,8 millones de personas de todo el mundo. Por esta razón, el Consejo Argentino de Oftalmología (CAO) se suma a la Semana Mundial del Glaucoma que organiza la Asociación Mundial del Glaucoma: siete días dedicados a prevenir al “ladrón silencioso” de la visión.

En detalle, el glaucoma es una enfermedad del ojo que deteriora gradualmente la vista sin presentar síntomas y está habitualmente relacionada al aumento de la presión intraocular (ver “¿Qué es el glaucoma”). Garnero también es ex presidente de la Asociación de Oftalmólogos de Santa Fe y, desde allí, sostiene que afortunadamente en la ciudad hay una muy buena educación sanitaria tanto a nivel público como privado y la gente concurre asiduamente a las consultas oftalmológicas. “El glaucoma es una enfermedad conocida, por eso el santafesino acude al consultorio para tomarse la presión intraocular”, contó.

Dentro del ojo, entre el cristalino y la córnea, hay un líquido transparente que se produce y se elimina continuamente. Si disminuye el drenaje de este líquido por sus canales naturales, se produce acumulación del líquido y aumento de la presión dentro del ojo. Esta mayor presión disminuye el flujo de sangre y comprime al nervio óptico ocasionando daño en los ojos.

De allí que, a diferencia de otras enfermedades, en ésta los análisis periódicos son fundamentales y no hay que esperar a sentirse mal para ir al médico. “Cuando el paciente concurre al médico porque nota indicios de glaucoma suele haber perdido buena parte del nervio óptico: queda totalmente blanco, atrófico, ya no funciona”, advirtió Garnero.

Puede prevenirse

Actualmente, no existe cura para el glaucoma. Sin embargo, una vez que se lo detecta, su progresión puede ser detenida. Cuanto antes se lo diagnostique, mayor será la posibilidad de prevenir una seria pérdida de la visión.

Si bien se trata de una enfermedad asintomática, está relacionada con ciertos indicios: cambio frecuente de anteojos (ninguno es satisfactorio); dificultad de adaptar la vista en lugares oscuros; pérdida de la visión lateral; arco iris en forma de anillo alrededor de las luces; dificultad para enfocar la vista en objetos muy próximos. Si bien estos síntomas no siempre son señales de glaucoma hacen necesaria una visita al oftalmólogo para su análisis.

La prevención elemental es una consulta al oftalmólogo y un análisis periódico de la presión intraocular. “Debería ser un análisis de rutina en personas mayores de 40 años, más aún si tienen antecedentes familiares de la enfermedad”, agregó Garnero.

Las cifras de las entidades internacionales refuerzan sus palabras: ante la falta de conciencia de la necesidad de exámenes periódicos a partir de los 40 años, la Asociación Mundial de Glaucoma estima que en países desarrollados el 50% de las personas que tiene la enfermedad no lo sabe; y en países en desarrollo esta cifra puede alcanzar hasta el 90%.

50

por ciento

de las personas mayores de 40 años que padecen algún grado de glaucoma no lo saben y corren el riesgo de perder parte de la visión, advierte la Asociación Mundial de Glaucoma.