Unión no pudo pasar a semifinales pero la luchó

Un final que sólo tiene elogios

Ciclista de Junín ganó el quinto juego de la serie en condición de local y venció a Unión de Santa Fe por 88 a 68. Lo lamentable se dio otra vez en las tribunas: en un clima muy hostil, Diario El Litoral y Radio Sol fueron blanco de agresiones en el estadio Raúl Chuni Merlo.

Diego Vergara

(Especial desde

Junín, Buenos Aires)

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En el marco del quinto y definitorio juego de cuartos de final del Torneo Nacional de Ascenso de básquetbol, Unión de Santa Fe quedó en las puertas de otro hecho histórico para el baloncesto provincial, y no pudo ante Ciclista de Junín, cayendo por 88 a 68.

En un escenario muy enrarecido para el trabajo de la prensa de la ciudad de Santa Fe, minutos antes de las 21, dos de los tres medios estuvieron a punto de no poder ingresar a cubrir el encuentro válido por la categoría de ascenso de la Liga Nacional. Ante la negativa del responsable de prensa, Rodrigo del Negro, los medios de la capital provincial tuvimos que recurrir a otros estamentos como Asociación de Clubes de básquetbol, y representantes de la Defensoría del Pueblo de Buenos Aires.

En medio de esto, con custodia policial en un lugar imposible, inseguro y amedrentado por un público efervescente, se trató de realizar un trabajo periodístico y casi al mismo tiempo de finalizar el encuentro, tuvimos que retirarnos custodiados.

Del partido, Ciclista justificó en el último cuarto aquellos argumentos que lo situaron como el número uno de la zona sur del certamen, y ganó un partido complicado, accediendo a la fase de semifinales, donde se topará con Alvear de Villa Ángela, provincia de Chaco.

El partido

Hubo un partido, a pesar de lo que padecimos. Ciclista y Unión no se sacaron ventajas hasta pasado el primer tiempo. Intercambiando el dominio del juego, Ciclista apuntó al juego interior con Kevin Hernández y el rompimiento de Sebastián Picton.

El tate, con el juego de concepto y bien cerrado atrás, se mantuvo hasta con alguna ventaja en el tanteador con muy buenas apariciones de Gamazzo y los ansiados triples de Memo Rodríguez.

En ese marco, los porcentajes así lo reflejaron, porque fueron muy parejos en materia de efectividad y no se regalaron nada en los primeros 20 minutos de básquet.

El quiebre

A partir del tercer cuarto se produjo el primer quiebre del juego y fue para los de Junín. Pagura reacomodó las ofensivas y con algo de Massarelli, pero sobre todo la aparición del hombre de Bahamas, Jamal Douglas, la balanza se empezó a inclinar para el local.

Unión perdió terreno, no era tan efectivo en las ofensivas y en el plano defensivo dejó algunos huecos que le permitieron acceder con cierta facilidad al canasto al rival.

En el último cuarto, lo mejor de Ciclista. Si bien el tate arrancó con algunos atisbos de reacción y esperanza, el equipo de Junín aceleró su gran momento, y las diferencias fueron en aumento.

Unión no pudo sostener ese buen arranque, fue superado por la situación y Ciclista terminó siendo un justo ganador, en una victoria inobjetable que lo deposita en semifinales.

Orgullo

El equipo unionista, que debió retirarse del estadio rápidamente sin pasar por los vestuarios, finalizó su periplo en la ciudad de Pergamino, donde permaneció en la previa del quinto juego, tras los incidentes que se produjeron durante toda la serie, tanto con amenazas como roturas del micro, en este caso en particular, de los dos equipos.

Sin dudas, el rendimiento de Unión fue más que positivo y se llegó más lejos de lo esperado. Es cierto que este plantel entusiasmó al público local, pero habrá que aclarar que los objetivos se fueron cumpliendo con el correr del certamen.

No sólo Unión recuperó la plaza del Torneo Nacional de Ascenso de la Liga Nacional, sino que fue un equipo que molestó —en el buen sentido de la palabra— más de la cuenta y fue la grata sorpresa que el país basquetbolero pudo llegar a observar.

Mérito del cuerpo técnico, plantel y una dirigencia que apuesta a continuar con este proyecto de brindar una plaza importantísima para la región.

Historias que se repiten y la mala educación

Trabajar en Ciclista de Junín como periodista se transformó en una cuestión no ya tediosa, sino peligrosa para cualquier vida humana.

En primer lugar, y luego de cumplir con los requisitos del caso y ante la insistencia desde el día sábado, el responsable de prensa Rodrigo de Negro nos informó en la puerta misma del estadio que no estábamos acreditados (ya habíamos estado en el juego 1 y 2) y que no se nos permitía trabajar.

Rápidamente acudimos al presidente del club, Ariel Vivas, y gracias a la intervención de un representante de la Defensoría del Pueblo, Maximiliano Dilluvio, colega y periodista, pudimos dar con este señor, en medio de un clima enrarecido.

“Dejalos entrar, pero el de la radio boqueó, no entra”, fue la frase de Vivas, con un vaso de cerveza en la mano. Ante el pedido de explicaciones, no tuvimos respuestas y ante la presencia de un hecho claro de amedrentar nuestra tarea, nos topamos con el jefe de seguridad del club, quien bajo el mismo lema nos aclaró que debíamos estar en el lugar asignado (antes no era, ahora sí), en un pasillo de prensa, donde la gente tiene acceso y pasa detrás nuestro a cada momento.

Con tres policías como custodia, apenas llegamos e instalamos nuestros elementos, nos bañaron lisa y llanamente con una gaseosa, volcada sobre papeles y equipos de transmisión, y para no cerrar este nefasto periplo, el utilero del plantel local (Gustavo Lamas), a viva voz e insultando a nuestro lugar, nos quitó los trapos para secar, en un acto impune que observó la policía presente en el lugar.

Nuestro trabajo, en medio de este clima, se cerró con otro acto violento de parte de este señor, nunca cuidado ni observado, ni por el presidente Vivas (que brindó una conferencia y minimizó lo sucedido en Junín con la rotura del micro y la amenaza a nuestro equipo periodístico), ni por el jefe de seguridad, ni por el propio Chuni Merlo, que junto al responsable de prensa se puede ver en el video de Telecable Junín que se encargaron de frenar a los violentos que intentaron agredir al plantel en el juego 1. Claro que esto tampoco fue dicho ni mencionado en ningún momento, tal cual sí lo reflejó Diario El Litoral.

El señor Lamas, con una toalla en mano, la deslizó (como un látigo) con fines de agredirnos hacia nuestra cabina y en medio de insultos la policía tuvo que retirarnos del lugar, segundos después del cierre del juego. Sin dudas, desde Buenos Aires se necesita una acción directa contra este tipo de personajes que nada tienen que ver con el básquetbol de nuestro país y que manchan de manera indudable a una actividad tan maravillosa como el deporte. Otra pregunta es, ¿se puede jugar en un reducto así?, ¿es realmente seguro para los periodistas?, las respuestas tienen un archivo de argumentos y con el mismo resultado: siguen siendo violentos.

"Estoy orgulloso de este plantel, le agradezco por el esfuerzo y porque nos faltaron siete minutos para seguir con la ilusión. A la gente de Unión, gracias de corazón”.

Juan Siemienczuk

DT de Unión