De domingo a domingo

Un divorcio patente entre lo que se dice y lo que se hace

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¿Por qué le conviene a Boudou apurarse? Quizás porque el vice cree que si pasa el tiempo, la influencia del Ejecutivo sobre los jueces irá declinando cada vez más, y porque supone que lo que él conoce del caso le permitirá presionar a la presidente para que lo ayude Foto: DyN

 

Hugo E. Grimaldi

(DyN) -

Si es verdad que el Mundial de Fútbol será la panacea que tape por unos días los males que padece la sociedad y quizás las tribulaciones que le propina al kirchnerismo nada menos que el vicepresidente de la Nación, las torpezas protagonizadas por Amado Boudou durante la semana han sido el paraguas que vino a disimular lo que debería ser la mayor preocupación: el divorcio que hace cada vez más patente la presidente entre las palabras y sus acciones.

Uno de los discursos de la semana mostró a Cristina Fernández hablando de “diálogo” frente a Mauricio Macri, pero convalidando a su vez el armado de una secretaría para “coordinar” (“concertar medios, esfuerzos, etcétera, para una acción común”, dice la RAE) el pensamiento, una movida de cuño populista que resulta ser una variante maquillada del discurso único, resolución que llenó las redes sociales de diatribas y páginas y páginas de declaraciones anti K.

“Le damos de comer a los gorilas”, graficó un peronista de años, hoy con funciones ejecutivas, quien no se baja del barco todavía, susurra, porque espera mayores favores para su municipio a medida que se acerquen las elecciones.

El pensamiento nacional como monólogo

“Cuando no dialogamos, porque no dialogamos; cuando nos ponemos de acuerdo, porque nos ponemos de acuerdo; cuando yo dialogo, es un pacto; cuando otros dialogan, qué civilizados que son y qué dialoguistas. Así que, ni pacto ni nada, simplemente sentido común y acá estamos inaugurando una obra que era necesaria para todos”. Más allá de que el “sentido común” al que aludió Cristina tardó muchos años en llegar y de que si hay especulación en el acercamiento y en la foto con Macri es porque los mismos operadores kirchneristas lo promocionan a diario para devaluar a Daniel Scioli o para repudiar a Sergio Massa, el “diálogo”, como el amor discepoliano, “se ahogó en la sopa” de la realidad en menos de 24 horas.

Al día siguiente, el Boletín Oficial explicaba que la ministra Teresa Parodi tendrá en su organigrama una Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional que, a cargo del titular de Carta Abierta, Ricardo Forster, tendrá la “responsabilidad primaria” de “diseñar, coordinar e instrumentar una usina de pensamiento nacional”, “preparar los materiales para la creación de documentos que puedan ser adaptados a distintos soportes” y “comunicar y difundir” las investigaciones. ¿Diálogo o monólogo?

Este mismo divorcio entre lo que se dice y lo que se hace se observó en otras exquisiteces kirchneristas de dudosa pluralidad, como dejar a la Cámara de Diputados sin quórum varias veces para no tratar siquiera los proyectos de la oposición que, por otra parte, el kirchnerismo puede desactivar fácilmente con sus votos (antecedente a su vez de la bochornosa vendetta opositora frente a Jorge Capitanich) o propiciar una declaración conjunta de los partidos dirigida a la Justicia de los Estados Unidos que cantaba loas al kirchnerismo.

¿Y el rating de la pobreza?

Tampoco resultó muy coherente plantear como un logro, en otro discurso, la medición del rating de radios y televisoras y no esmerarse por hacer lo mismo con la pobreza y luego repudiar a los que la relevan o decir que es el monto de la publicidad la que condiciona las líneas editoriales de los medios, haciendo como que ignora que el gobierno la reparte entre sus amigos o distribuir fondos a diestra y siniestra, mientras la situación fiscal luce más que ajada y la economía está en un parate abrumador, con sectores que esperan, como el automotor, mucho más que la imposición de rebajas de precios.

El caso de la destrucción del mercado de autos le sigue a los grandes desaguisados de la década que distorsionaron, por ejemplo, el mercado energético o que convirtieron a la Argentina de exportador de petróleo y gas a importador de tal magnitud que consiguió romper el equilibrio de la balanza comercial y sacrificar reservas o que destruyeron los mercados agropecuarios de la leche, el trigo y la carne.

Ahora, se les está pidiendo a las terminales y a los concesionarios que bajen los precios, como si las autopiezas importadas no hubiesen aumentado sus precios en pesos y se les promete que habrá financiamiento para compradores, pero nada se menciona de sacrificar ingresos por el lado de la baja de los impuestos. Como se ha visto, a un gobierno pro-gasto nunca le alcanzan los recursos. En tanto, las fábricas, estoqueadas hasta las orejas, no quieren saber nada con hacer nuevos arreglos con un gobierno que se va.

Y también está lo político, ya que cuando desde el kirchnerismo más ultra se dice que con las acusaciones al vice lo que se busca es limar a la presidente, se soslaya decir que quien más la ha limado es el propio Boudou, ya que Cristina Fernández se jugó en soledad para ungirlo donde está.

Hay un par de elementos más que tienen bastante nervioso al gobierno, que surgen de elementales razonamientos. Si el ex ministro de Economía cumplió una orden de Néstor Kirchner para quedarse con Ciccone Calcográfica y oponérsela a Boldt, acusada de financiar al duhaldismo, es una situación grave, pero que supone algún interés político. Pero, si luego de la muerte de Kirchner quiso armar el negocio para él solo, es un escenario de mejicaneada. Tal como se lo protege desde el gobierno, todo indica que se está en presencia del escenario número 1, ejecutado con una desprolijidad asombrosa.

Buscando quedarse de alguna manera

Y luego hay que sumar algunas conjeturas más que tienen que ver con las idas y venidas entre Boudou y sus abogados, en relación a qué hacer en lo inmediato: mientras el vicepresidente pidió acelerar su indagatoria, los representantes jurídicos buscaron llevar a la larga el proceso, luego que desde el gobierno pareció dársele aire para que se defienda. ¿Por qué le convendría a Boudou apurarse y al gobierno estirar los plazos? Quizás porque el vice cree que si pasa el tiempo, la influencia del Ejecutivo sobre los jueces irá declinando cada vez más y porque supone que lo que él conoce del caso sólo le permitirá presionar internamente a la presidente para que lo ayude hasta diciembre del año que viene.

Pese al cimbronazo que un hecho de estas características produce en cualquier gobierno de cualquier latitud (se recordaba en estos días el caso de la renuncia del vicepresidente estadounidense Spiro Agnew denunciado por corrupción, quien bien podría haber sucedido a Richard Nixon tras el Watergate, el emblemático caso que justamente destapó la prensa), el kirchnerismo procede tal como si descontara que va a quedarse por muchos años. Entre esos signos, está el hecho de que esté sumando militantes en todas las áreas del Estado, quienes, en su estabilidad, probablemente sirvan para condicionar a las siguientes administraciones y para mantener viva la cultura populista desde las bases, algo que la presidente se ocupa de continuo de estimular cuando arenga a la juventud desde los balcones internos de la Casa Rosada.

Sin embargo, tal pasión juvenil parece que ha abandonado a los dirigentes de La Cámpora, a quienes ya no se los nota tan preocupados por el trabajo de campo, sino que se los observa burocratizados, yendo por las estructuras, tras haber transitado el camino del trasvasamiento: “Hemos trascendido el tema juvenil. Ese lugar le queda a otros compañeros, nuestra agenda tiene que ver con asumir la defensa de lo que se ha construido en estos once años e ir por la profundización de estas conquistas”, señaló Andrés Larroque como para que otros dirigentes del PJ tomen nota de la batalla que están dispuestos a dar.

En medio de tantas tensiones y presión sobre los medios, el Día del Periodista no fue un día de festejo. El periodismo cruje y el gobierno nacional, denostándolo por sus investigaciones y sus opiniones, mucho ha hecho para empañarlo. Los periodistas no militantes son permanente blanco de la crítica oficial, porque el poder no tolera que se lo escrute, que la prensa constate si sus dichos y los hechos van por el mismo andarivel o si hay funcionarios que ya no son custodios del patrimonio de todos, misión que el pueblo les ha otorgado. De allí, que el periodismo cruje porque el gobierno cruje.