Los gitanos, un enigma histórico

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¿De dónde provienen? La última teoría vincula al pueblo gitano con el popular dios hindú Krishna. En la foto: gitanos en España, hacia 1863.

Foto: Archivo El Litoral

Alberto Masegosa

(EFE)

Que los gitanos proceden de la India es algo generalmente aceptado pero el estatus que ocupaban cuando emigraron y el motivo de que lo hicieran es un enigma que permanece por resolver en su país de origen desde la noche de los tiempos.

La falta de certezas ha provocado una proliferación de teorías; la última es de corte teocrático y vincula al pueblo gitano con el popular dios hindú Krishna, cuya encarnación humana tiene como principal característica el amor a la música, el baile y la fiesta.

Eso es lo que plantea el filántropo Umang Utheesing, que pertenece a una de las más antiguas familias de Gujarat y dice que ha localizado la cuna de las “tribus gitanas” en ese Estado del oeste indio, donde la mitología sitúa las andanzas del hombre-dios.

“Eran nómadas y ganaderos, como Krishna, y seguían la misma tradición que la divinidad, que después de llevar a pastar al ganado se dedicaba a cantar, bailar y divertirse”, afirma el especialista, que ha seguido el rastro de la diáspora gitana por el mundo.

Utheesing subraya que Krishna suele aparece en la iconografía hindú con aspecto festivo y dos cayados que empleaba para pastorear y también para practicar Raas, un baile que se identifica aún en la India con el hombre-dios y guarda fuerte similitud con el flamenco.

El filántropo, que preside una fundación de cultura gujarati, opina que la emigración gitana se produjo en época inmemorial por el noroeste del país y con propósito básicamente comercial, para vender productos locales como piedras preciosas, seda y especias.

La tesis de Utheesing contradice la anclada creencia de que los gitanos son originarios del vecino Estado de Rajhastan -cuyas danzas también se asemejan al flamenco. De acuerdo con esa creencia, la condición de parias fue precisamente lo que les empujó a abandonar la India.

Autor del libro “Roma, el Pueblo Gitano”, el antropólogo Shyam Singh, coincide con Utheesing en rechazar que los gitanos descienden de intocables. Sostiene que los gitanos pertenecían en origen a distintas clases sociales, vinculadas con la profesión que ejercían, pero en contraste con Utheesing asegura que emigraron de manera progresiva, por razones variadas y en diferentes períodos.

Tampoco está claro por qué España -donde la primera referencia escrita de los gitanos se remonta al siglo XV, en un edicto del Reino de Aragón-, fue el país extranjero en que mejor conservaron su arte, baile y cante, que adquirieron allí una nueva dimensión.

La flamencóloga Rosalía Pérez lo atribuye a la influencia de los otros pueblos orientales que se dieron cita en la Península Ibérica, judíos y árabes, cuyo aporte a la cultura hispana es más reconocido, aunque apunta que no necesariamente mayor, que la de los gitanos.

Lectora de español en la Universidad de Nueva Delhi, Pérez resalta en ese sentido la notable cantidad de palabras que tienen su origen en el caló o lengua gitana y se han incorporado al castellano, como “chaval, chungo, currar y churumbel”.

La experta participa de la convención de que el término “gitano” procede de “egipciano” debido a que llegaron a España desde Egipto. Admite, no obstante, que igual que su salida de la India también es un misterio el origen de la palabra que define el arte flamenco.

“Los flamencólogos no se ponen de acuerdo”, concede Pérez, que explica que hay quien piensa que la palabra “flamenco” se debe a que el arte gitano cobró carta de naturaleza en Flandes porque fue donde empezaron a popularizarlo las tropas del Imperio español. Pero también hay quien cree que el término reproduce el que sirve para nombrar el ave, por la planta y, anota Pérez, el garbo.