Mercado de granos

La UE le pone límites a la producción agrícola

A partir de 2020, no permitirá producir biocombustibles derivados de granos para alimentos. Habrá también más exigencias para producir granos, lo que limitará su oferta interna.

Pablo Adreani

Esta semana participé en París de una reunión global de las principales asociaciones de productores de oleaginosas del mundo. Los temas de la agenda de discusión tuvieron cierto denominador común. El creciente ataque de las ONG, en su gran mayoría ambientalistas, a los productores agrícolas; la resistencia de los consumidores a los cultivos transgénicos que ha llevado a la sanción de leyes cada vez más restrictivas a la producción, principalmente en la Unión Europea (UE); las limitaciones cada vez mayores en la utilización de biocombustibles; y las mayores exigencias de los gobiernos de la Unión Europea hacia los sistemas de producción.

Los biocombustibles

Desde hace dos años existen debates en la UE acerca de propuestas que van a limitar cada vez más el consumo de biocombustibles. Veamos cómo está la situación actual. Desde 2006/07 se ha producido un fuerte aumento en el consumo de biocombustibles, debido al aumento en el precio del petróleo y a la obligatoriedad de utilizar los mismos en corte con los combustibles fósiles. A partir de 2010, la producción y el consumo de biocombustibles dejó de crecer, llegando a nueve millones de toneladas. Las importaciones se han mantenido en el rango de uno a dos millones de toneladas. El lugar que ocupa el biodiésel a partir del aceite de colza en la UE implica que 70 por ciento de la producción total de colza se utiliza para biodiésel. Le sigue en segundo lugar, con 10 a 12 por ciento, el aceite de palma como materia prima para producir biodiésel, y la soja con una participación del cinco a seis por ciento. En los últimos años ha comenzado a aumentar la utilización de biocombustibles a partir del aceite de descarte y de las grasas animales. Las asociaciones de productores europeas van a hacer el lobby posible para mantener la demanda de biocombustibles, y no convalidar la propuesta de los ambientalistas.

En términos de impacto en los mercados, podemos decir que las mayores exigencias de la UE en la producción de materias primas agrícolas, limitando el uso de agroquímicos e impedir la utilización de cultivos transgénicos, tendrá un impacto directo en la producción global de la UE. Tratará de que sean los nuevos países miembros del bloque quienes tengan la responsabilidad de abastecer su demanda interna. También tendrá, como consecuencia indirecta, la dependencia cada vez mayor de las importaciones de proteínas vegetales.

Por caso, la UE es el primer importador mundial de harina de soja, y la misma proviene de Brasil y Argentina principalmente.

Oferta mundial

En términos de análisis global, las mayores restricciones que impone la UE a sus productores equivalen a ir reduciendo en forma paulatina el área agrícola y su producción resultante. Lo que genera mayor demanda de sus importaciones y teniendo un impacto de suba en las cotizaciones como una tendencia de largo plazo. Sudamérica tendrá nuevamente la oportunidad de poder abastecer este crecimiento de la demanda mundial, no sólo por el aumento en el ingreso por habitante sino también por las restricciones que los países desarrollados imponen cada vez más a sus productores.