Malta, isla de los caballeros y del Gran Maestre

Malta amurallada.

Malta, isla de los caballeros y del Gran Maestre

Bañado por el sol y por las aguas del Mediterráneo se erige este bello lugar, de riquísima historia y arquitectura, ubicado a poca distancia de Sicilia y frente a las costas africanas de Túnez y Libia.

TEXTOS Y FOTOS. GRACIELA DANERI.

 
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Embarcaciones surcando el Mediterráneo.

El vuelo entre Roma y La Valette, capital de la mediterránea, bella e histórica isla de Malta, requiere alrededor de una hora y media, casi tanto como llegar en autobús desde el aeropuerto de la citada capital a la zona de Sliema, localidad vecina a aquélla, unida tanto por mar como por tierra, aunque en barco el trayecto demanda muchísimo menos tiempo.

La Valette es la urbe antigua, la tradicional, con sus organismos oficiales (el Palacio del Gran Maestre o Presidencial, el Parlamento, el Palacio de Justicia), mientras que Sliema es el apéndice que concentra la mayor actividad mercantil, la hotelería, la gastronomía en general (bares, restaurantes) y la diversión (pubs y discotecas), así como las playas. Y todo ello transcurre alrededor de un mar permanentemente surcado por diversos tipos de embarcaciones tanto comerciales como deportivas y de paseo, lo cual la convierte en el área más turística, vistosa y concurrida.

La gente vive y se regodea deambulando distendida por sus calles estrechas, por las peatonales que desembocan frente al mar, o sobre la avenida que se extiende a lo largo del perímetro costero. Como lo hace en Punta del Este, Marbella o Fuengirola, para tomar algunos ejemplos mundanos.

RESABIOS DEL IMPERIO BRITÁNICO

La influencia inglesa es aquí notoria y tiene sus raíces en la propia ambición imperial de Gran Bretaña: ésta aprovechó la ayuda que envió al archipiélago para enfrentar a las tropas napoleónicas en su paso hacia la conquista de Egipto y luego, tras la derrota del Gran Corso, declaró a Malta protectorado británico para, en 1814, pasar directamente a hacerlo parte de su imperio. Una astuta y consuetudinaria jugada política de la “Rubia Albión”, dada la excelente situación estratégica del archipiélago.

Las calles tienen sus nombres en inglés -Cathedral Street, por ejemplo, a cuyo fondo se divisa justamente su catedral, y con letras más pequeñas en maltés (donde Triq significa calle)- y aquel idioma continúa siendo una de las lenguas oficiales junto al maltés, aunque el italiano lengua oficial hasta 1936, año en que fue abolido su uso y suplantado por el inglés- es hablado corrientemente dada la vecindad con la península, la tradición histórica y las más que estrechas relaciones comerciales, pues la mayoría de los productos que se consumen en la isla son de ese origen. Además, los automotores tienen, como en Inglaterra, el volante a la derecha...

En lo que respecta a la gastronomía, sus platos tradicionales tienen una fuerte influencia siciliana, así como árabe, dentro de lo que se conoce como cocina mediterránea, y que pudimos saborear en un restaurante típico maltés, el Ta Kris (lo que en italiano se traduciría como Da Cristina).

EN HOMENAJE AL GRAN MAESTRE

La Valette, que ostenta el rango de Patrimonio de la Humanidad otorgado por la Unesco, se distingue por sus barrocas construcciones que datan del siglo XVI, durante la época de los Caballeros Hospitalarios de San Juan (ahora conocidos comúnmente como la Orden de Malta), que tenían como líder supremo a un gran maestre y fueron los forjadores de este pequeño Estado.

El nombre de su capital responde al del gran maestre Jean Parisot de la Valette, quien al frente de los Caballeros de la Orden y con la ayuda española defendió valientemente las islas de la ofensiva otomana. Así nació en 1571 esta ciudad amurallada para protegerla de cualquier desembarco venidero.

Su catedral de San Juan, erigida entre 1573 y 1577, conserva una pintura de ese enorme artista que fue Caravaggio: “La decapitación de San Juan Bautista” realizada para ese mismo templo. A pocas cuadras está el Teatro Manoel, reducto tradicional de la ciudad por cuyo escenario han desfilado muchas de las notables figuras y compañías (líricas incluidas) internacionales.

Malta obtuvo su independencia del Reino Unido el 21 de setiembre de 1964, pero sin que se hubiesen borrado las huellas y costumbres que dejó la dominación británica. De todas maneras, la reina Isabel II continuó siendo en ese entonces la soberana de Malta y el 13 de diciembre de 1974 se convirtió en República miembro de la Commonwealth. Pero recién el 31 de marzo de 1979 -fecha establecida como el Día de la Libertad- cortó definitivamente los lazos que la ataban formalmente a Gran Bretaña. Y hoy es miembro de la Unión Europea y su moneda es el euro.

UN VARIOPINTO PAISAJE

Malta agrupa también a otras islas, tales como Gozo y Comino (esta última es la más pequeña). Gozo tiene como epicentro a Victoria (mencionada también como Rabat), pequeña urbe en cuyo interior está su ciudadela, la parte fortificada protegida por sólidas murallas, dentro de las cuales está su propia catedral.

Fuera de ellas transcurre el acontecer cotidiano de la ciudad (en la m‘dina, como se la denomina con reminiscencias árabes) de calles angostas, con sus pequeñas tiendas y mercados, bares y comedores, esencialmente alrededor de la placita (plaza, en maltés, es pjazza) lugareña.

Sobre las costas de Gozo, el mar se extiende generosamente, bordeado por villorrios y un multiforme conglomerado rocoso, con cavernas azotadas por las aguas, que la naturaleza en su prodigalidad las ha decorado con llamativas formas. Frente a ellas, los turistas se toman fotos en cantidad porque brinda un marco que definir como hermoso es poco.

Comino, por su parte, se ve favorecida por un mar decididamente azul, de aguas cristalinas y transparentes (allí, la llamada Laguna Azul es otra de sus atracciones; como lo son también las Cuevas de Santa María, un complejo de túneles en los que se introducen las aguas), pero de playas poco atractivas por rocosas y estrechas, colmadas de veraneantes tendidos (y amontonados) ante un sol implacable y ninguna sombra que resguarde a los bañistas.

A no demasiados kilómetros de La Valette (o de Sliema) está la otra Rabat, con denominación semejante a la de la isla de Gozo, aunque a ésta se llega por tierra. Es una pequeña población, con su catedral, la de San Pablo, erigida allá por 1699, y catacumbas que datan de la época romana, en las cuales se habría refugiado el propio santo, al naufragar en esas costas el barco que lo traía junto a otros prisioneros.

Al margen de esas curiosidades, es un pueblo de rústico aspecto y callejuelas angostas, por las cuales cualquier vehículo debe hacer forzadas maniobras para circular. También cuenta con su m’dina, sitio que reúne unos pocos comercios para consumo doméstico y un par de templos más, uno de ellos consagrado a Santa Agueda.

DE LA PREHISTORIA A NUESTROS DÍAS

La rica experiencia que implica visitar Malta, en medio del Mediterráneo, a poca distancia de Sicilia y frente a las costas africanas de Túnez y Libia, lleva a adentrarse en su historia y hasta prehistoria.

Esta isla estuvo habitada desde tiempos inmemoriales -más de 5.000 años a.C.- de lo cual dan testimonio sus templos megalíticos (el hipogeo de Hal Saflieni es el único templo subterráneo prehistórico); fue puerto seguro para el tráfico comercial de los fenicios; la ocuparon los griegos, que la llamaron Melite (por su miel) y de donde derivaría su nombre actual; soportó invasiones de Cartago; llegaron hasta allí los romanos, de cuya presencia aún se conservan vestigios; sufrió avances de los bizantinos; saqueos de los vándalos e invasión de los árabes -de allí algunos nombres de sus ciudades que semejan a las de Marruecos-; diversas migraciones europeas como la de los normandos de Sicilia y posteriormente el dominio de la Casa de Aragón, hasta que en 1530 Carlos I de España dejó a las islas en manos de los caballeros de San Juan.

Hasta que, finalmente, Napoleón abolió los derechos de los caballeros y se apropió de sus riquezas. Mas tras su derrota, Malta cayó bajo el implacable dominio de la corona británica, que de eso sabe mucho... Aunque aquí cabe resaltar que el archipiélago logró lo que hasta el momento no pudo Gibraltar: romper en forma definitiva los lazos políticos con el Reino Unido.

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Sala de las armaduras.

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Interior de la M’dina de la isla de Gozo.

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esculturas barrocas en los laterales de las iglesias.

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La turística zona de Sliema.

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armaduras de los Caballeros de la Orden.


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Jardines posteriores del Palacio.

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VECINO ILUSTRE

El psicólogo, investigador y escritor Edward De Bono, conocido internacionalmente por haber acuñado el término “pensamiento lateral”, es una de las personalidades de la Malta moderna y profesor de su universidad.

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Exótica y bella formación rocosa en la isla de Gozo.

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Sala principal del Palacio del Gran Maestre.