editorial

Un líder opositor ante los tribunales de Nicolás Maduro

  • Se trata de un joven político venezolano descendiente de Simón Bolívar y del primer presidente constitucional de su país.

En estos días el gobierno de Nicolás Maduro iniciará el juicio contra el joven y carismático líder opositor, Leopoldo López, quien se haya detenido en la cárcel de Ramo Verde desde febrero del corriente año. Si el régimen político de Venezuela fuera una democracia, debería decirse que al procedimiento lo inicia la Justicia, pero en este caso y atendiendo al sometimiento servil del Poder Judicial al poder político hay que decir, como señalaran congresales norteamericanos de los partidos Demócrata y Republicano, que López no será sometido a un juicio sino a una farsa de juicio. En términos parecidos se expresan las instituciones de derechos humanos Amnesty Internacional y Human Rights Watch, opiniones compartidas en el orden interno por dirigentes políticos opositores y periodistas críticos al régimen de Nicolás Maduro.

Como se recordará, López es junto con Henrique Capriles el rostro visible de la oposición política a la dictadura populista de Maduro. Se trata de un joven político venezolano descendiente de Simón Bolívar y del primer presidente constitucional de su país. López estudió Economía y Ciencias Políticas en los Estados Unidos y desde muy joven se expresó como opositor al régimen fundado por el extinto Hugo Chávez.

Según observadores, López expresa un perfil opositor más confrontativo que Capriles. Entre 2000 y 2008 fue alcalde de la localidad de Chacao, responsabilidad institucional que cumplió con singular eficacia, motivo por el cual, a partir de 2008, se perfiló como dirigente opositor a nivel nacional. Tal vez su creciente popularidad haya sido el motivo por el que apelando a argumentos leguleyos se le impidió presentarse como candidato a alcalde de Caracas. Crítico de los partidos tradicionales, se preocupó desde sus inicios políticos en construir una fuerza electoral apuntalada en la sociedad civil y las llamadas redes sociales.

El 12 de febrero de este año, López fue uno de los principales dirigentes en convocar a una movilización de repudio a los atropellos del régimen de Maduro. La manifestación pública fue masiva; contó con la adhesión de trabajadores, clases medias y el movimiento estudiantil. La jornada concluyó con actos de violencia debido a la presión policial desatada y la provocación montada por los matones de Maduro. Como consecuencia hubo destrozos, heridos y muertos. La respuesta de Maduro fue la de responsabilizar a López por lo sucedido. Básicamente las imputaciones que se le hacen son las de instigación pública, daño a la propiedad y asociación ilícita. Los abogados del líder opositor rechazan en todos sus términos esas acusaciones y denuncian las irregularidades de un juicio montado para dictar una condena establecida de antemano.

Según opiniones responsables, López podría ser condenado a trece años de prisión. El objetivo, tal como lo denunció su esposa, Lilina Tintori, es amordazar a uno de los principales dirigentes opositores. En vista de este escenario, está claro que el juicio a punto de iniciarse -y que se prevé prolongado- constituirá un importante capítulo del combate político entre el régimen autoritario de Maduro y los dirigentes opositores.

Crítico de los partidos tradicionales, se preocupó desde sus inicios políticos en construir una fuerza electoral apuntalada en la sociedad civil y las llamadas redes sociales.