Ganados y carnes

Una reacción histérica del consumo

La faena de julio ubicaría el consumo doméstico entre 62 y 63 kilos por habitante/año. Este nivel de demanda interna es superior al registrado en los meses anteriores. En los últimos 12 meses, los cortes vacunos subieron 70 %.

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Heladeras vacías. Para el autor, frigoríficos, matarifes y supermercados, hace ya semanas que se encuentran sin stocks de carne en cámara.

 

Ignacio Iriarte

Al menos 40 por ciento del stock nacional, tanto en el campo como en feedlots , está ubicado en zonas que en los últimos cuatro meses han recibido precipitaciones muy superiores a las normales. Esta situación conforma un panorama de miles de establecimientos con los accesos cortados y con un visible atraso en el engorde. En gran parte del centro y norte de la provincia de Buenos Aires ya llovió en forma acumulada en lo que va del año lo que normalmente llueve durante los 12 meses.

Hay partidos bonaerenses donde las precipitaciones superan ya los 1.200 milímetros. Existen amplias zonas de la región pampeana en las que la napa está a flor de suelo, donde no hay un pedazo de campo seco para que pueda dormir la hacienda.

La parición ha comenzado, en muchos campos con las vacas pastorean dentro del agua, y se teme por el aguachamiento y por una mortandad considerable de vacas y terneros chicos. Los engordes, tanto el pastoril suplementado como el de los feedlots, están atrasados y se teme que salgan acumulados más adelante.

Este año, además, la fuerte caída de los precios del maíz y los atractivos precios del gordo han estimulado a muchos criadores a encerrar en forma casera, previéndose que gran parte de esa hacienda salga a la venta gorda en septiembre-diciembre.

Mientras el destete ya ha sido vendido y en su mayor parte entregado (sigue habiendo lotes sin entregar), la oferta de gordo en julio ha bajado con respecto al año pasado (cuatro por ciento).

Pero ya ha comenzado a crecer con respecto a los meses previos por razones estacionales, alcanzando la matanza en julio como para que el consumo se ubique entre 62 y 63 kilos per cápita equivalente anual.

Faena que cae

Este nivel de consumo, varios kilos por encima del promedio de los meses anteriores, junto con un nivel de precios para el ganado y para la carne bien por encima de lo esperado 72 por ciento más altos que un año atrás revelarían que por lo menos hasta ahora la crisis del consumo popular no ha llegado a la carne vacuna.

Para explicar por qué la faena ha caído, pero menos de lo estimado, puede decirse que el feedlot , aunque atrasado, ha comenzado a sacar un mayor volumen de gordo y que casi todo el resto del país, fuera de las zonas anegadas o inundadas, está pasando un invierno extremadamente favorable, tanto en lluvias como en temperaturas y volumen de forraje.

De todos modos, frigoríficos, matarifes y supermercados, que hace ya semanas que se encuentran sin stocks de carne en cámara, van continuamente detrás de los acontecimientos y deben pagar por el gordo que consiguen, cerca de Buenos Aires o a muchos kilómetros donde hay caminos, valores muy superiores a lo esperado.

El escenario muestra muy firme al novillo (escasísimo) y la vaca, mientras comienzan a aparecer terneros, terneras y novillitos de feedlot.

 

Situación crítica

  • Si bien la situación de la mayoría de los feedlots y de los establecimientos capaces de producir gordo en la zona pampeana sigue siendo crítica, la oferta ganadera en julio ha sido suficiente para mantener un consumo alto, con precios inesperadamente firmes para el ganado y la carne. Así, podemos seguir hablando de una reacción “histérica” del consumo, ante una moderada reducción de la oferta de carne con respecto a un año atrás.

Mientras el destete ya ha sido vendido y en su mayor parte entregado (sigue habiendo lotes sin entregar), la oferta de gordo en julio ha bajado con respecto al año pasado (4%).