No intentes curar  el cuerpo sin antes  curar el alma

No intentes curar el cuerpo sin antes curar el alma

“A algo no visible como pensamientos y emociones hay una reacción física y mensurable, frecuentemente bajo forma de dolencias y enfermedades”, señala la terapeuta Carina Asselborn, quien explica por qué los síntomas físicos son reflejos del alma.

TEXTOS. ANA LAURA FERTONANI ([email protected]).

 

Con el título “El cuerpo habla lo que la boca calla”, Carina Asselborn (terapeuta holística) define a las enfermedades como mensajeros del cuerpo, “mensajero de un conflicto no consciente o consciente pero que supera la capacidad de asimilación y afrontamiento. El síntoma es el mensajero del alma que expresa una necesidad no atendida y que reclama algún cambio”, dice.

“Lo que nos sucede en el cuerpo nos sucede a nosotros integralmente. Los atributos y funciones de los elementos que conforman la dimensión física (células, órganos, tejidos) tienen semejanza con los atributos y funciones de los elementos que conforman las otras dimensiones: espiritual, mental, emocional, relacional. Así es que cuando un síntoma se hace manifiesto la misma escena se está presentando en algún aspecto de nuestra vida simultáneamente.

“Es el desconocimiento de las leyes que rigen los pensamientos y emociones sobre el cuerpo físico lo que nos lleva a vivir situaciones de dolencias o enfermedades”.

Asselborn -Licenciada en Enfermería (egresada 2005, Facultad Ciencias Medicas Rosario), Masoterapeuta, Reflexóloga Holística, Reikista, Aromaterapeuta y Gemoterapeuta- explica que los pensamientos y emociones no necesariamente son físicos en el sentido literal de la palabra, pero pueden tener repercusiones físicas bajo forma de dolencias y enfermedades. “A algo no visible como pensamientos y emociones hay una reacción que es física y mensurable”. Frecuentemente bajo forma de dolencias y enfermedades.

¿Puedo medir el hecho de que frecuentemente tengo la sensación de luchar en la vida para lograr lo que quiero? No, pero puedo medir la cantidad de glóbulos rojos que han disminuido cuando tengo anemia. ¿Puedo medir el hecho que la alegría no circula bastante por mi vida? No, pero puedo medir el porcentaje de colesterol sanguíneo demasiado elevado.

— ¿De qué forma considerás que hay que afrontar las “enfermedades”?

— Tomar conciencia de lo que expresa el cuerpo nos conduce al autoconocimiento y a la autocuración.

Tomar acciones necesarias para lograr los cambios que reclama el síntoma favorece la desaparición del síntoma, desde un grado mínimo a su totalidad según el estado del cuerpo. Esto incluye una mirada introspectiva, y no hacia afuera.

— Entonces, tomar medicación sería tapar el síntoma; ¿esto tiene alguna consecuencia?

— El tomar alguna medicación no soluciona la causa que originó el síntoma, esa energía va a buscar una nueva manera de manifestar el conflicto interno y volverá a salir a la luz. Todo lo que mi mente no ha resuelto mi cuerpo lo manifestará. Con esto no quiero decir que no se deba ingerir ningún medicamento.

El ser humano está conformado por varias dimensiones: la dimensión física corresponde al cuerpo físico, y cuando éste se corroe hay ocasiones en que debe recurrirse al médico y tratarla con medicamentos como puede ser el caso de antibióticos frente a una infección bacteriana, o quizás una cirugía. Sólo que a esto se le debe sumar un pilar más: buscar la causa raíz del origen. Como decía Hipócrates “No intentes curar el cuerpo sin antes curar el alma”.

— Este punto de vista ¿incluye una alimentación sana?

— Por supuesto que sí. “Somos lo que comemos” (frase de Ludwig Feuerbach). Los nutrientes que reciben nuestras células dependen de los alimentos que ingerimos. La calidad en la alimentación no depende sólo del valor nutricional y variedad, sino que también del aporte energético y densidad de ellos.

— Desde tu punto de vista, ¿cuáles son los aspectos a tener en cuenta para tener un cuerpo saludable?

— Depende de varios factores: una buena alimentación, actividad física y descanso adecuado. Es recomendable trabajar 8 horas, disfrutar y gozar de la vida 8 horas y dormir 8 horas. Durante las 8 horas laborales utilizo mi hemisferio cerebral izquierdo, lo racional, analítico, lógico. Las 8 horas de descanso-gozo utilizo mi hemisferio derecho, el intuitivo, creativo, y durante las 8 horas de sueño integro de manera armónica lo vivido durante el día. También son necesarios pensamientos y emociones de alta frecuencia: amor, gratitud, perdón, esperanza, alegría, compasión, etc.. Las bajas frecuencias como el odio, enojo, bronca, tristeza, celos, envidia o depresión corroen al cuerpo. Podemos observar en las investigaciones de Majarú Emoto sobre las moléculas del agua expuestas a la vibración de diferentes pensamientos, emociones, palabras, música, cómo han ido revelando la formación de cristales. Esto mismo sucede en nuestro cuerpo, que está formado por un 70% de agua.

LECTURA CORPORAL

La entrevistada señala que cada parte del cuerpo habla de algo específico. Por ejemplo: las piernas tienen que ver con nuestro rumbo, dirección de mi vida, toma de decisiones. La cadera y cintura está relacionada con nuestras necesidades básicas, lo relacionando al dinero, lo económico, la pareja, sexualidad. La espalda alta con mis mochilas, responsabilidades, agobios, falta de apoyo emocional. El cuello del grado de control, falta de flexibilidad, de aceptar otros puntos de vista, terquedad.

Lumbalgia: se asocia con inseguridad material, tenemos miedo de perder nuestro trabajo, de no poder pagar nuestras deudas, de no poder ir de vacaciones o de comprar la casa que deseamos. Podemos sentirnos inferiores respecto a los que ganan más que nosotros o tienen más éxitos.

Hernia de disco: está relacionado con un sentimiento de desvalorización cuando no nos sentimos a la altura de la tarea que tenemos que realizar o cuando no se reconocen nuestros proyectos o nuestras ideas.

Fractura de huesos: puede indicar que nos revelamos contra una situación, una persona o una ley que no podemos evitar. La localización del hueso fracturado también es reveladora.

Osteoporosis: se trata de una disminución de las láminas óseas que provocan que los tejidos óseos se vuelvan porosos. Puede provenir de un sentimiento de desaliento cuando nos sentimos desvalorizados y a veces, aplastados, durante bastante tiempo por una persona cerrada con quien no logramos comunicarnos. Las personas que la padecen sienten -a menudo- que han sufrido durante toda la vida.

Artrosis: es una lesión crónica, degenerativa y no inflamatoria de una articulación, puede afectar a una sola o a varias. Las articulaciones afectadas son dolorosas y frías, se deforman y hacen crujir los huesos; casi siempre significa que nos hemos endurecido o que hemos cerrado nuestro corazón. Nuestros pensamientos se han vueltos fríos y duros hacia una persona o una situación o la vida misma. También la crítica a los demás y la autocrítica conduce a la artrosis.

Mialgias o dolores musculares: se dice que el miedo paraliza. Y esto es cierto a lo que concierne a los músculos. Por eso, la mayoría de los dolores musculares están relacionados con el miedo. Por ejemplo: un dolor en los músculos de la pierna se traduce casi siempre en el miedo a avanzar, a ir hacia adelante. Las mialgias pueden denotar también una fatiga, una necesidad de descanso.

Calambres: cuando el miedo es más intenso provoca calambres, que son contracciones involuntarias y dolorosas de un músculo. Están relacionados con la tensión causada por el miedo. Dependiendo de su localización indica el tipo de tensión. Por ejemplo: en dedos, se asocia con la tensión que experimentamos cuando nos preocupamos por los detalles y busco la perfección. Sobrecarga emocional, miedo o tensión acumulada. Las piernas nos hacen avanzar, tomamos el impulso creativo del sacro y lo concretamos con nuestras piernas.

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Son necesarios pensamientos y emociones de alta frecuencia: amor, gratitud, perdón, esperanza, alegría...

En la etapa intrauterina

Por Carina Asselborn.

Durante la etapa intrauterina, todo lo que siente la mamá el bebé lo siente como propio. Si la mamá tiene miedo, el bebé también; si se siente fea, el bebé se siente feo y esa baja autoestima la deberemos abordar desde etapas intrauterinas.

La etapa intrauterina es donde se forman nuestros cimientos. Estamos envueltos en agua y el agua es el mayor conductor de energías, entonces todos los sentimientos, pensamientos y emociones que mamá está teniendo lo guardamos en nuestro ADN, todo lo que vive acerca de lo exterior lo estamos viviendo como propio.

El agua tiene alma, guarda un registro, una memoria en sus moléculas de luz que son incorporadas y captadas por el bebé. Cualquier sentimiento se amplifica durante la etapa intrauterina.

Por eso es tan importante observar qué sentimos, qué nos genera el entorno, qué le transmitimos al bebé, Guardamos todo lo que mamá piensa, siente, lo que experimenta, todo lo que percibe del entorno, de papá y del resto. Además de traer ya en el ADN toda la herencia de nuestros ancestros.

Por ejemplo, en regresiones a etapas intrauterinas hemos observado que se gestan frecuentemente los cimientos de nuestra abundancia económica. Porque cuando papá y mamá se enteraron que van a ser padres el primer miedo es cómo lo vamos a mantener, cómo vamos a sustentar a este hijo. Todo este temor se transmite al bebé. Y el bebé genera en sus registros el miedo a no tener.

Todo su ser energético interdimensional, sus células, y su ADN está registrando cada momento vivido.

El momento de re-planteo de tenerlo o no aunque sólo sea de pensamientos se puede guardar como miedo a correr peligro su vida.

RECIBIR AL BEBÉ CON AMOR

Los acontecimientos vividos en la primera infancia nos marcan de la misma manera, por ejemplo si una niña siente la necesidad de un abrazo de mamá y cuando ella llega le da una moneda, con la moneda en la mano la niña corre al kiosco y se compra un chocolate.

¿Que pasó? El hemisferio cerebral izquierdo dice: “No era una moneda lo que quería”, Dinero = falta de amor, por lo tanto situación desagradable y a evitar. De aquí en adelante toda situación relacionada a lo material aparecerá esta voz desde el inconsciente que intentará boicotear la situación, ya que es desagradable y a evitar.

El hemisferio izquierdo analiza la situación desde un lugar más amplio: qué siento, me siento decepcionada. Por lo tanto, necesito consuelo, y el chocolate pasa a convertirse en mi consuelo. De aquí en adelante cada vez que me sienta decepcionada, desconsolada o triste el hipotálamo le dirá a las células de mi cuerpo que me envíe el sabor del chocolate para consolarme.

El nacimiento es el primer logro, el primer éxito de ese ser. Y depende de cómo se haya vivido puede haber quedado un registro de agradable y a repetir, o de desagradable y a evitar.

Es muy importante que al bebé se lo reciba con amor, suavidad, cariño, que pueda estar inmediatamente con mamá, sentir su amor, su calor, su latido del corazón, su voz. Todo lo que sucede en ese momento queda registrado en su ADN, incluso lo que pensamos, aunque no alcancemos a expresarlo.

Todo esto es posible de sanarlo, hay varias opciones para sanarlo. Desde el trabajo con introspección, visualización, ensueño asistido, memoria celular, regresiones o hipnosis, entre otras.

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