editorial

El peligro de los trenes en la ciudad

  • En Santa Fe, existen más de 30 pasos a nivel activos, pero ninguno de ellos cuenta con barreras o banderilleros fijos.

Mientras el gobierno nacional anuncia la puesta en funcionamiento de trenes “del Primer Mundo” para Capital Federal y Gran Buenos Aires, en ciudades como Santa Fe ,el paso de las escasas formaciones en circulación representa un peligro latente por el mal estado de las vías y la carencia casi absoluta de dispositivos de seguridad.

Hace apenas tres semanas, horas después de que Cristina Fernández y su ministro Florencio Randazzo presentaran las nuevas unidades del Ferrocarril Sarmiento, una formación que circulaba a baja velocidad sobre el paso a nivel de calle Las Heras al 4200 de esta ciudad estuvo a punto de ocasionar una tragedia.

Los dos últimos vagones de un tren del Ferrocarril Belgrano Cargas descarrilaron y la formación recorrió alrededor de 800 metros arrasando con todo a su paso. De esta manera, destrozó árboles, carteles de señalización, columnas de iluminación, cableado eléctrico, un automóvil e, incluso, parte de la fachada de un domicilio particular.

Pero esto no fue lo peor: a metros de la escuela Almirante Brown, una profesora del establecimiento sufrió heridas a raíz del accidente. La trasladaron al hospital Cullen, donde le diagnosticaron fractura en una de las falanges de su pie izquierdo.

El maquinista nunca supo lo que estaba ocurriendo, hasta que se percató de los gritos y las señas desesperadas de los ocasionales testigos del siniestro.

Desde hace años, el sistema ferroviario que atraviesa la ciudad de Santa Fe carece de barreras en funcionamiento. Por ese motivo, una camioneta que transporta a un grupo de banderilleros corre junto a los trenes, en su intento por adelantarse a la formación y llegar antes que la locomotora a los pasos a nivel que ésta tiene por delante.

Los operarios saltan desde el vehículo, advierten a los transeúntes de la cercanía de la formación y luego parten raudos hasta la próxima intersección con una calle. Si no fuese por el enorme riesgo que semejante improvisación representa, podría confundirse con una escena de ribetes tragicómicos.

Desde el Estado, nadie parece hacerse cargo de la situación. El gobierno nacional está ausente, las empresas no invierten en seguridad y la Municipalidad remarca que no se trata de una jurisdicción que esté bajo su órbita. Mientras tanto, los que corren peligro son los vecinos de esta ciudad.

A mediados de este año, Belgrano Cargas decidió modificar los horarios de salida y llegada de los trenes desde su base operativa en Santa Fe. Hasta entonces, las formaciones atravesaban la ciudad durante horario nocturno, cuando el tránsito vehicular es menos intenso.

Sin embargo, los responsables de la empresa cambiaron de decisión a raíz de la inseguridad: el 19 de mayo pasado, desconocidos hicieron descarrilar un convoy en el barrio Santa Rosa de Lima, siniestro que derivó en el robo piraña de parte de las 600 toneladas de soja que eran transportadas hacia los puertos del Gran Rosario.

En la ciudad, hay más de 30 pasos a nivel activos. Pero ninguno cuenta con barreras, ni banderilleros fijos apostados en las garitas.

Frente a tales falencias y al desinterés manifiesto del Estado, sólo resta sugerir a los transeúntes que estén atentos e intenten circular con suma precaución. Ante la falta de decisión política y frente a la carencia de mecanismos de seguridad, los vecinos quedan librados a su suerte.

Ante la falta de decisión política y frente a la carencia de mecanismos de seguridad, los vecinos están librados a su suerte.