Distancias entre India y Occidente

12_FOTO4.JPG

La primera vez que fue a India fue en 1987, junto a su maestro y esposo Shrí Pávana (Mario Puertas).

Shuchitá vive más en India que en Santa Fe. En esta oportunidad cuenta las principales diferencias que observa entre culturas. Alimentación, salud, educación y relaciones humanas son algunos de los temas que aborda.

 

TEXTO. ANA LAURA FERTONANI ([email protected]).

Shuchitá -directora del Instituto Damarú de Estudios Orientales- estuvo nuevamente en Santa Fe, esta vez se quedó un período un poco más prolongado; se fue y volvió a principios de agosto.

Aquí brindó conferencias, talleres y -luego de 10 años- el tan esperado instructorado de Hatha Yoga. Vive en Shivananda Ashram, en Rishikesh, en el sur de India, en compañía de monjes retirados y dedicados sólo a la vida espiritual. Ella también está dedicada a la vida espiritual. Allá recibe enseñanzas, asiste a programas de cursos especiales, estudia música india y presta algunos servicios en el Ashram.

En las distintas instancias de aprendizaje que genera en el Instituto Damarú de Santa Fe, donde se brindan prácticas de Hatha Yoga específicamente, transmite las enseñanzas que trae del otro continente, insiste en predicar la filosofía vedanta, en compartir las historias que conoce en detalle de las distintas encarnaciones de Brahman, cuenta cómo es en India y hace hincapié en las diferencias culturales.

La primera vez que fue a India fue en 1987, junto a su maestro y esposo Shrí Pávana (Mario Puertas); volvió ya sola a fines del año 2000, y finalmente se radicó en el sur de India.

Cuando habla de las principales diferencias culturales entre India y Occidente, siempre “en general”, aclara, dice que acá hay mucha libertad social, “en el sentido de que cada uno hace lo que quiere, tanto con respecto a otros conciudadanos como con respecto a miembros de la familia. Estamos en una sociedad en la cual cada uno hace lo que quiere, lo que le viene a la mente, sin importarle lo que hacen, piensen o sea bueno para los demás.

“En India, también en general porque hay que pensar que es una nación de más de mil doscientos millones de habitantes, el grueso de la sociedad tiene pautas sociales más estrictas. Ellos son muy liberales en cuanto a lo religioso: todos pueden tener su pensamiento, inclinación, sentimiento con respecto a lo divino, se respetan todas las religiones, pero socialmente tienen muchas normas éticas y morales que están muy arraigadas en la sociedad, desde el núcleo de la sociedad que es la familia”.

“En las escrituras indias ha sido contemplado el rol y deber que cada uno tiene con respecto a otros miembros de la familia y a la sociedad en general. Está todo muy detallado, con precisión con respecto a lo que uno debe o no debe hacer, la conducta de los jóvenes con respecto a los mayores, del esposo y la esposa, la conducta de los hijos hacia los padres, entre hermanos, entre amigos, de un discípulo hacia un gurú. No es que cada uno vive como mejor le parece, eso hace que como sociedad sea exitosa, más allá de cuestiones económicas”.

“En India, la mujer tiene gran respeto y una actitud servicial hacia el hombre. En Argentina consideran mucho que es una actitud servicial como algo bajo; sin embargo, eso hace que la mujer sea muy respetada... El hombre va a considerar a una mujer más joven como su hija, a una de la misma edad como su hermana y a una mayor como su madre, sólo va a considerar a una mujer a su propia esposa. Lo mismo para la mujer: un hombre más joven va a considerarlo un hijo, al de la misma edad un hermano, y a uno mayor como un padre. Eso hace que las relaciones humanas sean muy puras”.

HIJOS Y PADRES

“Con respecto a los hijos, la actitud de los hijos hacia los padres parece algo soñado para nuestra sociedad, en India no hacen nada sin pedir antes la bendición de sus padres. Cuando son chicos, los padres sirven a los hijos, cuando crecen son los hijos los que sirven a los padres. No sólo los sirven, sino que los tienen en cuenta, respetan al mayor, tratan de aprender y recibir consejos del mayor que tiene más experiencia, por lo cual es superior”.

“Aquí se observan grandes carencias, hay cosas que no se enseñan, y esos chicos, esas almas, que son hijos, van a sufrir el día de mañana, porque uno tiene que devolver a los padres lo que hicieron por uno. El hijo tiene muchos deberes hacia los padres, no sólo derechos. En la sociedad occidental consideran que sólo tienen derechos, inclusive cuando son adultos, aún creen que tienen derechos a que la madre los sirva, cuando la madre ya es vieja. Aquí si no los insultan los subestiman, realmente los hacen sentir mal, uno observa en muchos casos, padres que se sienten despreciados, no reconocidos, ignorados, o incluso explotados por los hijos porque son adultos”.

“... La base está en la casa, si la educación en el hogar es floja es muy fácil que la sociedad (corrupta como está) tenga una influencia sobre ese niño. Si la educación en el hogar es fuerte es menos probable que ese niño asimile la influencia externa. Va a tener explicaciones e ideas propias y sólidas, aun así no haya algo exclusivo debemos contemplar que somos almas que traemos ciertas tendencias de vidas anteriores”.

DE OTRAS VIDAS

Shuchitá insiste en que todo no es la educación y lo que ingresa a la mente desde el mundo exterior, sino que traemos nuestras propias tendencias.

“Aun aquí, en esta sociedad que está moral y éticamente decadente podemos encontrar muchas personas, incluso jóvenes que se apartan de eso, y que están en una búsqueda espiritual, quieren ser diferentes, ser buenas personas, deseosos de escuchar algo diferente, y eso se debe a tendencias de vidas anteriores. Eso hace que todo lo que se les dé en el hogar, incluso todo lo malo que pueden ver o recibir de la sociedad, no debilite esa tendencia que traen. Muchos se sorprenden en India de encontrar extranjeros que vamos allá con una tendencia espiritual muy fuerte. Hay factores que hacen que uno nazca en determinada sociedad. Supongamos que todos los que estamos hoy acá tuvimos algún deseo de cierta comodidad material y tenemos que venir a Occidente, tenemos algunas cosas que agotar, como tener que hablar determinado idioma, tener determinado color de piel y eso hace que hayamos nacido acá, pero por ciertas otras tendencias muy positivas estamos mirando a India en busca de inspiración”.

“En India, muchos gustan de ir a vivir a Estados Unidos pensando que eso es una gran cosa porque van a tener prosperidad material. También allá se da lo opuesto en algunos sectores: he visto indios en situación próspera y que tienen posibilidades de viajar al exterior y van a los Ashram a nutrirse de lo espiritual y nutrirse de conocimiento espiritual. Es una cultura muy fuerte, tiene una cultura propia”.

CALIDAD DE VIDA

— Por aquí se ve que cada vez muere más gente de cáncer; pulula la diabetes, el hipotiroismo, insomnio, niños pequeños con enfermedades de grandes, etc. ¿En India también hay tantas enfermedades?

— No tengo estadísticas, estoy en un lugar donde veo muchas personas longevas, y son personas que han sido siempre vegetarianas desde el nacimiento. Por estos lados se piensa que si no comen carne de niños van a ser débiles, pero no es lo que observo en las personas que me rodean. Sí sé, y puede ser por hábitos culturales, que más del 50 por ciento de la población India es diabética. Puede ser hereditario: los dulces indios son muy famosos y siempre están haciendo algo dulce, hay una gran variedad; la ingesta de azúcar es muy grande.

Hoy en día, la sociedad india está progresando económicamente pero junto con eso vienen otras cosas. Swami Shivananda tiene un libro traducido al español “Cómo lograr un sueño profundo” y en India sale como pan caliente. Quiere decir que están teniendo dificultades; cuando uno se complica la vida todo lo demás viene.

— ¿India es una población vegetariana?

— En el sur son estrictamente vegetarianos, en el norte comienzan a comer carne, pero no de vaca porque está prohibido por ley matar una vaca, es una falta gravísima. Sí algunos en la zona de Bengala, por tradición, consumen pescado, en muchas partes han incorporado el pollo y el huevo, sobre todo en la zona norte, más en ciudades grandes y sucede mucho con el indio que viaja al exterior que toma otros hábitos y los va incorporando, igual que el alcohol, que sí se enferma más que el resto que continúa con una vida pura. También lo que puede influir en la salud es que allá la agricultura y la producción láctea, cómo crían las vacas es mucho más orgánica. Se mantiene un cultivo tradicional, incluso hay una gran campaña para evitar todo lo que sean transgénicos.

Entre santos

— ¿Por qué elige vivir en India el mayor tiempo posible?

— La vida es muy incierta, no sabemos cuándo nos va a tocar, Dios lo sabe porque desde el momento en que nacemos ya se sabe cuándo se va a morir, pero guarda esto en secreto, no sabemos en qué momento. Cuando estamos en el sendero espiritual, el trabajo que tenemos que hacer es muy grande, hay que cambiar todo. Si desperdiciamos ese tiempo nos puede encontrar la muerte habiendo desperdiciado la vida. Si bien la práctica espiritual se puede hacer en cualquier parte, teniendo la posibilidad de estar en contacto con santos, con grandes sabios que hoy están, mañana no, prefiero estar cerca de ellos, aprendo más, observo su conducta, puedo aprender de su ejemplo y no quiero desperdiciar esa oportunidad. Si el señor me bendijo en una situación de la vida que puedo estar cerca de ellos no la quiero dejar pasar.

Aquí tuvimos a nuestro maestro, Pavanaji, durante muchos años y él siempre estaba bien. Entonces muchos creían que iba a estar siempre, para cuando ellos tuvieran tiempo y un día se encontraron que no estuvo más, y fue un golpe duro, las oportunidades no hay que dejarlas pasar. Eso he aprendido y creo que estoy viviendo de acuerdo a esa enseñanza y tratando de evolucionar cerca de los santos.

— Y luego vuelve a transmitir lo que aprende.

— Para mí, es un gusto hacerlo cuando hay receptividad, como observé este año y muy especialmente en personas jóvenes, para mí fue una alegría y sorpresa. Yo sé que hay carencias, hay muchas cosas que nunca escucharon porque aquí no se enseña. Pero los noté muy receptivos, deseosos de escuchar más. El brillo en sus ojos me decía que sus almas aprobaban lo que estaban escuchando y que es lo que están buscando.

12_INDIA4.JPG
13_INDIA2.JPG

en india recibe enseñanzas, estudia música y presta servicios en el ashram.

Shuchitá

Cuando tenía 19 años comenzó sus prácticas de Hatha Yoga con el maestro Pávana Yoguiraya en el Instituto Damarú. En 1982 recibió de su maestro las enseñanzas de Raya y Kundaliní Yoga. Desde entonces dedicó su vida al estudio, práctica y perfeccionamiento del yoga junto a Shrí Pávana, de quien se convirtió en su esposa.

En 1987 viajó por primera vez a la India con el maestro donde estudió Hatha y Raya Yoga. Tras la partida de su esposo en 1999, se hizo cargo del Instituto Damarú por él fundado, continuando con la transmisión de las elevadas enseñanzas de yoga como le fuera encomendado en vida por Shrí Pávana.

Volvió a la India a fines de 2000, realizando una gira por el norte y este de esa nación, visitando el Shivananda Ashram de Rishikesh, la Ramakrishna Mission de Varanasi y Chennai, así como otros ashramas, escuelas védicas e instituciones de Sánscrito.

Finalmente, se radicó en el Sur de India. Actualmente, pasa más de la mitad del año en Shivananda Ashram, Rishikesh, India, y vive en compañía de monjes retirados, dedicados sólo a la vida espiritual.

Durante el período del año que permanece en Argentina se dedica, principalmente, a la enseñanza de las distintas modalidades de yoga (especialmente las referidas al sendero espiritual), idioma sánscrito y mitología india.