Rafaela

Denuncian malestar en sectores de la Uocra

G. D.

Existe un creciente malestar entre algunos afiliados de la Uocra de la seccional Rafaela puesto que el designado normalizador, Romualdo Duartes, habría sido separado de la conducción sin mayores explicaciones y luego de que diera una dura lucha contra la administración paralela que llevaba adelante Carlos Verón de Astrada.

La presencia de Duartes fue oportunamente ratificada tanto en la conducción nacional del gremio como por la Justicia en hechos que se ventilaron en los tribunales rafaelinos el año pasado y que concluyeron con el respaldo de Duartes como normalizador que había sido designado por Salustiano Lemos.

Pero la ausencia de este dirigente, se vería agravada con el accionar de Ricardo Socomba quien pasó de ser un “colaborador gremial” a presentarse como uno de los referentes de la Uocra en la región, tanto que formaría parte junto con César Cassina -delegado normalizador en Santa Fe- de la cara visible de un sector de la conducción nacional del gremio que lidera Carlos Romero.

El hecho es que desde diferentes gremios del sur del país han tomado contacto con algunos delegados para recordar que existe un fallo condenatorio para varios integrantes de una “patota” de la Uocra de Santa Cruz que agredió a docentes nucleados en Adosac y trabajadores del Estado de ATE mientras se manifestaban pacíficamente en Río Gallegos en 2011, gresca que dejó un saldo de 17 heridos.

En mayo del año pasado la Justicia santacruceña confirmó el procesamiento -que fue apelado- de los miembros del gremio de la construcción García, Carlos Eligio; Aguilar, José Antonio; Martínez, Juan Domingo; Bulacio, Víctor Hugo y Lima, Hugo Francisco, por los delitos de coacción agravada por el empleo de armas, lesiones leves calificadas por el concurso premeditado de personas doce hechos, lesiones graves calificadas por el concurso premeditado de personas, todo ello en concurso real entre sí en grado de coautores y a Socomba, Ricardo Rubén, los mismos delitos más daños y amenazas en grado de autor, por el juzgado donde había sido recurrido el procesamiento.

De tal modo que vuelve a sobrevolar sobre las filiales de Santa Fe y de Rafaela el fantasma de la violencia que alentó un sector del gremio de la construcción y que tuvo en el accionar de los hermanos Araya su mayor expresión cuando toda una región estuvo a merced de las “patotas”.