Biomimética

La naturaleza como fuente de inspiración

Prensa UNL - El Litoral

Copiar a la naturaleza fue uno de los principales motores de la ciencia. Desde volar como las aves, como intentó una y mil veces Leonardo Da Vinci, hasta diseñar textiles tan resistentes como las pieles de ciertos animales o autos propulsados por una batería que imita la fotosíntesis, la ciencia aún busca en la naturaleza su fuente de inspiración.

En la Universidad Nacional del Litoral hay varios grupos de investigación que se dedican a la biomimética, es decir, a entender y aplicar a problemas humanos, soluciones procedentes de la naturaleza en forma de principios biológicos, biomateriales, o de cualquier otra índole. Uno de ellos trabaja en el Instituto de Física del Litoral (Ifis), de doble dependencia UNL-Conicet.

“La idea es desarrollar materiales que sean benignos para el medio ambiente y para el ser humano, entonces lo que hacemos es tratar de explorar mecanismos que estén inspirados en la naturaleza, por eso se llama biomimética”, explica Débora Martino, doctora en Física y docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias (FHUC). “Uno trata de identificar los procesos de la naturaleza que puedan ser extrapolables a sistemas que se puedan sintetizar en el laboratorio. A eso se le llama biomimético: es mirar qué hace la naturaleza que es sabia, copiarlo y después sintetizarlo en el laboratorio”.

Imitando una reacción del ADN

En el grupo de investigación en el que trabaja Martino eligieron trabajar con una base de las que componen el ácido desoxirribonucleico o ADN, la molécula que contiene la información genética para el desarrollo y funcionamiento de todos los seres vivos. “En las cadenas de ADN hay una base que se llama timina y en la naturaleza esa base sufre una reacción química, se mimetiza y se junta con otra timina y hace que la cadena del ADN, cuando recibe luz ultravioleta, se entrecruce”, explica.

En la naturaleza, el entrecruzamiento de la estructura del ADN puede provocar mutaciones celulares y generar acontecimientos cancerígenos. Como ejemplo Martino habla de la piel y la exposición desprotegida al sol. “Mucha gente que se expone por un tiempo prolongado a la luz solar puede tener cáncer de piel, por estos entrecruzamientos que se producen con la reacción química. Esa propiedad nociva en el ADN nosotros la tratamos de utilizar para crear nuevos materiales. A la larga esa propiedad de entrecruzamiento nos pueda favorecer”.

¿Cómo lograr que algo nocivo se copie de manera benigna? La idea que tuvieron fue incorporar la timina a polímeros de etileno. Los polímeros son pequeñas moléculas juntas (poli, viene del griego y significa muchos y mero, parte o segmento). “Al etileno lo conocemos mucho porque es el plástico que encontramos en los juguetes y en los electrodomésticos. A ese polímero le pusimos la timina, cuya fotorreactividad, o sea reactividad al inducirse con luz, es muy importante desde el punto de vista de las propiedades de los materiales que podamos generar. Ahí creamos nuestro polímetros bimiméticos: polímeros sintetizados en laboratorio que semejan algo que ocurre en la naturaleza”.

Aplicaciones

El trabajo, que así presentado parece muy simple, tomó varios años de estudio y pruebas. Primero investigaron la síntesis del polímero, cómo se comporta, cómo se entrecruza y qué propiedades tiene. Ahora están en una etapa que busca encontrar aplicaciones en distintas áreas.

“Hemos trabajado en generar dispositivos que puedan servir para liberar drogas en forma controlada en nanocápsulas o microcápsulas. Con irradiación hacemos que esas microcápsulas sean más estables y liberen los productos que tienen adentro en el rango de tiempo que nosotros deseamos. Otra cosa que hemos trabajado es en fabricar biosensores que al usar el polímero son más benignos y mejoran mucho su sensibilidad. También lo hemos aplicado en productos electrónicos como fotorreceptores para hacer los chips que se utilizan en la computadora, celulares y demás”.

Estas aplicaciones están en una etapa de prueba y todavía los investigadores trabajan para desarrollar un polímero que sea económicamente competitivo y del interés del mercado. Entre los últimos desarrollos hay un trabajo en conjunto con la Universidad Nacional de Rosario en un proyecto de interés provincial donde están investigando la interacción entre el polímero creado y los contaminantes de algunas industrias. “Estamos investigando esas interacciones, primero para poder detectar los contaminantes, y luego mediante el entrecruzamiento, mediante esa propiedad que tienen nuestros polímeros, poder atraparlos de alguna manera y liberar los contaminantes del agua”.

Martino destaca que el polímero que desarrollaron, además de tener muchas aplicaciones, es biodegradable y se puede volver a utilizar, otro proceso que también se da en la naturaleza y que su polímero imita. “La naturaleza ha sobrevivido millones de años y uno tiene que mirar esos procesos. Hay que seguir haciendo esto para hacer un mundo sustentable para las generaciones futuras”, concluye.