editorial

  • Esta semana, se produjeron dos hechos puntuales en hospitales de la provincia de Santa Fe.

Violencia e inseguridad en centros de salud

Una situación extremadamente tensa se vivió en el hospital Santojanni en Buenos Aires, cuando un grupo de personas se enfrentó con la policía en su intento por “rescatar” a un joven que se encontraba internado en el nosocomio.

La violencia y la inseguridad no distinguen víctimas, ni escenarios. Puede ocurrir en cualquier ciudad, en cualquier barrio y en todo momento. Y en este contexto, los centros de salud de la provincia de Santa Fe no están al margen de una situación que, por momentos, se torna asfixiante.

El Sindicato de Médicos de la República Argentina (Amra) acaba de denunciar un nuevo hecho de violencia que tuvo como víctima a una empleada del Centro de Atención primaria de Salud Nº 27 Juan Ramón Carrillo, de la ciudad de Rosario. Sucedió mientras recorría el barrio informando sobre los turnos en el hospital. En ese momento, dos ladrones que se movilizaban en moto le robaron el celular y luego la golpearon con la culata de un arma de fuego, lo que le provocó la rotura del maxilar.

Apenas 48 horas antes, en el Samco de la ciudad de Rufino, el padre de un paciente atacó con golpes de puño a un médico, quien debió recibir cuatro puntos de sutura por las heridas.

En la ciudad de Santa Fe, hace apenas 60 días, desconocidos ingresaron al centro de Salud de Alto Verde. Lo hicieron a través de una ventana lindante con una escuela. Rompieron la reja y robaron medicamentos, un anafe, el teléfono celular del dispensario y una garrafa.

Por lo general, en la capital de la provincia la mayor parte de los hechos de agresiones y violencia en el ámbito de la Salud se produce en el Hospital Cullen, por tratarse de un centro referencial en la atención de los casos de urgencia. Allí, llegan cada día personas accidentadas, pero también quienes protagonizan enfrentamientos armados en distintos puntos de la ciudad y en el resto del departamento La Capital.

Sobre fines de marzo pasado, empleados de seguridad del nosocomio y personal policial realizaron una requisa general. En estas inspecciones, encontraron un arma de fuego en el interior de una de las habitaciones y un arma blanca en la zona del estacionamiento del predio.

Pero el hecho de mayor gravedad se había producido un par de meses antes. El 21 de noviembre del año pasado, un joven de 23 años fue herido con un arma de fuego dentro del hospital Cullen, cuando dos delincuentes intentaron robarle su teléfono celular.

La situación provocó la inmediata reacción de los empleados del nosocomio y de los profesionales médicos. Luego de una serie de reuniones con las autoridades del hospital, representantes del Ministerio de Seguridad y de la Municipalidad, se decidió incrementar los controles en todo el predio y, especialmente, en el área donde allegados a los pacientes aguardan mientras éstos son atendidos de urgencia.

Según delegados sindicales de los empleados que fueron consultados por El Litoral, la situación por el momento parece haber mejorado a raíz del incremento en los controles que realiza personal de seguridad y a la presencia de la policía cada vez que se produce un incidente.

Sin embargo, todos saben que no existen márgenes como para que estos mecanismos de control se relajen. En definitiva, el Cullen y el resto de los centros asistenciales de la ciudad y de la provincia, terminan convirtiéndose en cajas de resonancia de situación de extrema gravedad.

La inseguridad y la violencia no distinguen víctimas ni escenarios.

En la capital de la provincia, la mayor parte de los hechos de agresiones y violencia en el ámbito de la Salud se produce en el hospital Cullen, por tratarse de un centro referencial.