Objeciones de conciencia

Rebelión en la Inteligencia israelí

Miembros de una unidad de elite del ejército denunciaron los métodos utilizados para sostener la ocupación de Palestina y renunciaron al servicio. Aseguran que el espionaje se utiliza para la persecución política.

Agencia EFE

Un grupo de oficiales de la unidad 8200, dedicada a la Inteligencia militar israelí, denunció hoy que el objetivo de ésta no es sólo la lucha antiterrorista sino mantener y ahondar la ocupación de Palestina, por lo que rechazaron seguir sirviendo en el ejército.

En una carta a la que tuvo acceso EFE y que hubo de pasar por el largo proceso de la censura, los oficiales acusan a las fuerzas de Seguridad de no respetar los derechos de los palestinos, de espiar a gente inocente y de usar esa información para chantajear y fortalecer la división entre los palestinos. “Nosotros, veteranos de la unidad 8200, soldados en la reserva en el pasado y en el presente, declaramos que rechazamos seguir tomando parte en las acciones contra los palestinos y a servir como herramienta que profundiza el control militar en los territorios ocupados”, comienza la misiva.

“Comúnmente, se cree que el servicio de inteligencia está libre de dilemas morales y que sólo contribuye a la reducción de la violencia y del daño a la población. Pero nuestro servicio militar nos ha enseñado que la Inteligencia es una parte integral de la ocupación militar israelí de los territorios”, agrega.

La carta, firmada por 43 oficiales y dirigida al primer ministro, Benjamin Netanyahu, el jefe del Ejército, Benny Gantz, y el jefe de los servicios secretos militares, Aviv Kochavi, subraya que toda la población palestina está expuesta a la vigilancia sin restricciones ni derechos.

“La población palestina bajo el gobierno militar está completamente expuesta al espionaje y a la vigilancia de la inteligencia israelí. Mientras que existen severas limitaciones para la vigilancia de los israelíes, los palestinos carecen de ese tipo de protección”, subraya.

La misiva, que ha sido aprobada por la censura militar tras un largo y complejo proceso legal, insiste en que “en muchos casos, la inteligencia impide que el acusado pueda recibir un juicio justo en tribunales militares, ya que las pruebas contra él no son reveladas”.

“Millones de palestinos han vivido bajo ocupación militar israelí durante unos 47 años. Este régimen niega los derechos básicos y expropia grandes tramos de tierras para la construcción de colonias judías que tienen un sistema legal, una jurisdicción y una aplicación de la ley distinta”, recalca.

Resultado de una elección

Al hilo de este argumento, los oficiales niegan la excusa de que esta política de apropiación de tierras tenga un objetivo de seguridad, como señalan sus promotores, sino que busca explotar los recursos y castigar colectivamente a los palestinos.

“Esta realidad no es el inevitable resultado de los esfuerzos del Estado de protegerse sino el resultado de una elección. Las colonias no tienen nada que ver con la seguridad nacional. Los mismo (se puede decir) sobre las restricciones de construcción y desarrollo, de la explotación económica de Cisjordania, el castigo colectivo a Gaza y la actual barrera de separación”, revela.

“A la luz de todo esto, hemos llegado a la conclusión de que como individuos que han servido en la unidad 8200, debemos asumir la responsabilidad por nuestra participación en esta acción y es nuestro deber moral actuar”, señalan.

“No podemos seguir sirviendo al sistema con la conciencia limpia, negando los derechos de millones de personas. Por eso, los que somos reservistas nos negamos a tomar parte en las acciones del Estado contra los palestinos”, reitera.

La carta concluye con un llamamiento a los Servicios Secretos del Ejército y a todos los ciudadanos de Israel a que “denuncien estas injusticias y se involucren para que desaparezcan. Creemos que el futuro de Israel depende de esto”.

Una decisión difícil

El capitán “D”, líder de los “rebeldes”, hijo de un judío argentino encarcelado y luego expulsado de nuestro país en 1977, durante la dictadura militar, sabe que está dando un paso que marcará su vida. “Mi padre me apoyó. Mi padre nació en Argentina, vivió allí hasta que fue encarcelado por la dictadura. En 1977 fue llevado a prisión sin haber cometido crimen alguno, no fue sometido a juicio ni supo nunca de qué se lo acusaba. Cuando fue liberado escapó a Israel y reconstruyó su vida”, relata “D”. “Pero para mi familia fue difícil entender por qué tenía que hacer público este acto tan duro. Hablamos mucho y creo que entendieron mi perspectiva como espero que el resto de la población israelí entienda”, argumenta.

“En primer lugar no puedo comparar cuán dura y violenta fue la dictadura argentina con lo que pasa en los territorios palestinos. Lo que puedo comparar es el hecho de que la inteligencia, en países democráticos, suele tener un poder limitado sobre los ciudadanos”, explica.

“En Argentina, el único interés de la inteligencia era sostener el régimen y trabajar en contra de los ciudadanos y en los territorios ocupados eso es lo que hace para (que) el régimen militar continúe allí”, concluye.