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“¡Altrocché! Italia y Santa Fe en diálogo”

De la redacción de El Litoral

En el marco de un proyecto sobre los Espacios de la italianidad en la cultura santafesina, y merced al Premio en la categoría Multisoporte, en la convocatoria 2012 del Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe, el Centro de Publicaciones de la UNL acaba de editar el libro ¡Altrocché! Italia y Santa Fe en diálogo, que bajo la dirección de Adriana C. Crolla reúne ensayos elaborados por destacados especialistas de la historia, la sociología, la economía, la comunicación, la religión, la industria, la cultura y las artes sobre aspectos relacionados con la inmigración italiana en nuestra región. El proyecto se completó con la realización de un video documental sobre el tema y del Portal Virtual de la Memoria Gringa (www.fhuc.unl.edu.ar/portalgringo).

En el prólogo, Crolla destaca la importancia de la presencia italiana en el proceso inmigratorio a lo largo de la llanura santafesina y de la franja este de la provincia de Córdoba, en lo que ha dado en llamarse “Pampa Gringa”, zona que experimentó un fenómeno singular de “colonización”, con la fundación de Esperanza en 1856 como impulso inicial.

Abre el índice de colaboraciones Ana María Cecchini de Dallo, en el que historia la gesta y el compromiso social y política de los italianos en la construcción de la moderna Pampa Gringa, calificando como exitosos los cambios que se dieron a partir de la colonización que caracterizó a esta zona, también gracias a la infraestructura creada por el Estado: “La educación, la política, la cultura, la ayuda mutua fueron caminos válidos y aprovechados para instalar a la italianidad en la Pampa Gringa”.

Julio Djenderedjian se detiene a analizar las novedades que se producen en la economía de nuestra zona en la época de la gran inmigración italiana, teniendo en cuenta que entre 1858 y 1914 la población santafesina se multiplicó por 22. Por su parte, Juan Luis Martiren ensaya una nueva mirada sobre el proceso de colonización agrícola y la inmigración italiana en nuestra provincia, entre 1856 y 1895.

Daniel J. Imfeld recorre los cementerios de la inmigración, esos espacios públicos destinados a satisfacer tanto necesidades higiénicas como espirituales, esos lugares “apropiados para hacer de la memoria personal y familiar un culto al que las familias de origen italiano resultaron muy afectas y dedicaron por ello especial atención a la última morada aunque muchos siguieran viviendo en construcciones sin tantas pretensiones arquitectónicas como la tumba”.

Adriana C. Crolla reseña la presencia italiana en la literatura de la Pampa Gringa santafesina y sus configuraciones, recordando que “si bien no es posible encontrar la palabra directa de los actores que vinieron a fare l’America porque por desconocimiento de la nueva lengua, por iletrados o porque eligieron un marcado mutismo para olvidar el mundo que habían dejado atrás, no dejaron registro, sí transmitieron valores ancestrales a los hijos, quienes ya argentinizados, supieron inventar una crónica y un imaginario poético para celebrarlo”. Recuerda especialmente a quienes realizaron estudios sobre el tema, como José R. López Rosas, Eugenio Castelli, Felipe Cervera y Graciela Cocco, Osvaldo Valli, Gastón Gori, Gladys Onega y José Luis Víttori, entre otros.

Gustavo Vittori vuelve a uno de los temas que lo ocupan desde hace años (baste citar su libro “Santa Fe en clave”, de 1997) para descubrir los importantes “rastros de Italia en la piel de Santa Fe”, especialmente en la labor de “alarifes, artesanos y artistas partícipes de la transformación” de nuestra ciudad, desde los primeros lazos de Santa Fe con Italia, a través de la presencia en la fundación de la ciudad en 1573 de Juan de Bernardo, hijo del marino genovés Bernardo de Centurión (y a la cuadrícula urbana fundacional que remite a un campamento militar grecorromano), pasando por los múltiples aportes de aquellos inmigrantes de base popular, analfabeta y carente de bienes pero que traían en sus alforjas “conocimientos aquilatados en el curso de los siglos y saberes que transfundirían a sus actividades santafesinas”, hasta las influencias italianas en los primeros edificios santafesinos de altura.

Luciano Prósperi historia el derrotero de la industria de herramientas y cosechadoras en San Vicente, y el Pbro. Edgar G. Stoffel la religiosidad con que los inmigrantes piemonteses cultivaron la esperanza y el encuentro de una terra promessa en nuestra suelo.

Un apéndice final completa el índice con testimonios de la memoria familiar (Griselda Tessio), sobre la importancia de la fotografía en la memoria de los inmigrantes (Luis Priamo) y de cuatro cuentos inéditos de Jorge Isaías, escritor que a menudo se ha ocupado del tema a través de sus ensayos y de su narrativa.