Digo yo

Primavera

Primavera
 

Natalia Pandolfo

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Respirar aire profundo, resolver un viejo enigma, disipar las pesadillas, encontrarse en una esquina; redescubrir el pasado, desvirgar una manzana, revisar los calendarios, encontrar esa rondana; enceguecerse con el sol, acostumbrarse a la sombra, subir el auto al cordón, revisar bajo la alfombra; celebrar algún absurdo, burlarse del propio llanto, revolver esos cajones que nos preservaron tanto; acelerar sin un rumbo, besar al primer postor, restar compromiso y darle más perfume a cada amor; ciscarse en la vil rutina, descubrir un par de ojos, bucear hasta el fondo mismo, inventarse algún antojo; escuchar a los chamanes, cantar desde las entrañas, hallar la palabra justa, ser hábil como la araña; alimentar los vacíos, bailar en medio del caos, escribir aquella carta, desempolvar un abrazo; perdonarse la tristeza, abrir el puño cerrado, besar la frente a los viejos, dar descanso a los párpados; oír el mar en la calle, brindar por cada deseo, ponerle freno a la prisa, guiñarle un ojo al espejo; dilucidar lo imposible, amigarse con la calma, fusilar cada mandato, abrazar sin más palabras; ser la respuesta de todo, terminar por el comienzo, maquillarse las ojeras, opinar con el silencio; inventarse un paraíso y creer en él, creer tanto, que el invierno se pregunte, si pasar o irse a otro lado; desconectar los teléfonos, abrir la puerta al olvido, probarse un sombrero verde, decir quizá a lo prohibido; liberar el pelo al viento, perdonar los arrebatos, dejarse arrullar por alguien, tomar un bebé en los brazos; dibujar esquemas falsos y romperlos en pedazos, para que sean papelitos en la fiesta del fracaso; comer frutillas con crema, rescatar el yoyó oculto, ser rey en castillo ajeno y niño frente a un adulto; cobijarse bajo un árbol, jugar a la lotería, leer el libro que nunca, reírse de las desdichas; andar solos y en puntillas donde no nos han llamado, chocar un vaso en el aire con el peor de los contrarios; organizar un buen viaje con algún amante en ciernes, armar maletas de anhelos, convertir martes en viernes; levar las anclas del barco de la gran melancolía, alucinar con un cisne, darle franco a la agonía; reencontrar a la pandilla, organizar una boda, treparse a algún escenario, darle la contra a las modas; hacerle un corte de manga al karma del desconsuelo, ofrecer los pies al río y las comisuras al cielo; revolear las botas viejas, jugar contigo a las trampas, caminar por la cornisa, subirse a una antigua hamaca; hacer picnics en los bancos, aflojarse las esposas, empezar una poesía, darle pan a la ambiciosa; salirse de la caverna, inaugurar otros modos, comer con el enemigo, inventarse un buen apodo; mostrar el mejor perfil, ser el capitán de algo y asumir el privilegio, la belleza, la locura, de ver con los propios ojos, sin máscara, con nobleza, el milagro de la vida y el color en su bravura.